A finales de enero Mutxamel celebra una de sus grandes tradiciones del año… San Antoni del Porquet. Por fin en esta ocasión nuestra localidad podrá volver a celebrar sus tradicionales fiestas del ‘Porraet’ sin ningún tipo de restricción pandémica que lo impida.
Aprovechamos para recordar la historia del santo que inspiró esta tradición, de la ermita dedicada a su persona ubicada en Mutxamel… y también para explicar lo que quizás más llama la atención a los foráneos. ¿Por qué le llaman ‘el del Porquet’?
Un santo generoso y ermitaño
En realidad el protagonista de esta historia se llamaba Antonio Abad, y fue un monje que nació en el siglo III en la parte del Imperio Romano que se correspondería con el actual Egipto.
Procedente de una familia adinerada, cuando apenas había cumplido la veintena de años le dio por vender todas sus posesiones y donar el dinero a los pobres. Ni corto ni perezoso, prefirió adentrarse en las profundidades del desierto egipcio y vivir en una cueva. Se cuenta que el demonio aprovechó que andaba tan solo deambulando entre las dunas que intentó tentarle varias veces para que abandonara la fe católica, pero el bueno de Antonio nunca dio su brazo a torcer.
Aparte de por su austeridad, el santo también fue conocido por su buena relación con los animales a los que gustaba mucho bendecir. Uno de los milagros que se le atribuyen es que habría curado la ceguera a unos pequeños jabatos. Como agradecimiento, a partir de entonces la madre jabalina de los críos quiso permanecer siempre a su lado, para protegerle ante cualquier peligro.
San Antonio Abad donó todas sus posesiones y se marchó a vivir a una cueva en el desierto
Propiedades milagrosas
Las fuentes cristianas apuntan a que San Antonio Abad pudo vivir hasta los 105 años de edad, falleciendo el 17 de enero del 356. Tal vez su estilo de vida tan ermitaño y ascético le resultara de lo más saludable. Lo cierto es que, aún a pesar de vivir durante muchos años en la soledad del desierto, dejó una buena legión de seguidores.
No en vano más de siete siglos después su fama seguía perdurando y los monjes de una abadía francesa adquirieron sus reliquias. En 1095 fue fundada la Orden de San Antonio -los llamados ‘antonianos’- curiosamente no por sacerdotes, sino por un laico quien estaba convencido de que las reliquias del santo habían curado milagrosamente a su hijo enfermo de ergotismo.
La tradición del porrate en la Comunitat Valenciana se remonta a la Edad Media
Llegada a tierras valencianas
Ya a principios del siglo XIV, el obispo de Tortosa se dio cuenta del poder mediático que tenía San Antonio Abad y quiso introducirlo como uno de los principales patrones de su diócesis. Dicho territorio entonces incluía parte de la actual Comunitat Valenciana, de hecho el propio obispo, llamado Francesc de Paulhac, era natural de Morella.
En 1333 los antonianos llegaron a València y construyeron un santuario en las afueras de la ciudad, cuyo propósito era principalmente hospedar a los viajantes que llegaban desde el norte. Por lo que cuentan, los religiosos tuvieron a bien plantar un olivo, y se convirtió en tradición que todos los ganaderos de la zona se acercasen cada 17 de enero en compañía de los animales, para bendecirlos y llevarse una ramita de este árbol.
Esta costumbre -con sus variantes locales- se fue expandiendo por toda nuestra tierra y llevada a cabo incluso por otras congregaciones católicas. Por ejemplo, en Alicante fueron los dominicos quienes construyeron una ermita dedicada a San Antón en 1585 y desde entonces se practica el porrate en esta ciudad todos los meses de enero.
La ermita original de Sant Antoni data del siglo XVIII
El Porraet mutxameler
Respecto a Mutxamel, fue hacia principios del siglo XVIII cuando se construyó la primera ermita dedicada a este santo. Hasta 1927 aquí estuvo ubicado el cementerio municipal, y en 1956 el templo fue reconstruido. Se considera este momento como el origen de las fiestas de Sant Antoni en su versión contemporánea, si bien son fruto de una tradición mucho más antigua.
En los últimos tiempos el Porraet mutxameler ha adquirido tal dimensión que los actos duran incluso varios días y se celebran durante todo el fin de semana posterior al 17 de enero. Ya es habitual que haya correfuegos, pasacalles, mascletá, fuegos artificiales, bandas de música, chocolatada, barraca y… sobre todo caballos. Muchos caballos acompañados de otros tantos animales.
El año pasado no se pudieron realizar las tradicionales bendiciones, así como se cancelaron algunos otros actos debido a que todavía estábamos sometidos a diversas restricciones sanitarias por estas fechas. A buen seguro esperamos que este año sí pueda celebrarse con todo su esplendor.
Ché, lo del porquet
Pero nos queda aún algo en el tintero… ¡Lo del porquet! ¿Recuerda el lector la historia de la jabalina? Ocurre que muchos de los artistas que han dibujado a San Antonio en sus obras a lo largo de los siglos lo han representado junto a un cerdito a su costado, en referencia a esta tierna leyenda. Y por eso… acabó siendo conocido en esta tierra como ‘Sant Antoni del porquet’.