Montse Cortés / Cantaora
‘La perla de la Mina’ llega a València. Así conocen a la cantaora Montse Cortés (Barcelona, 22-junio-1972) porque se crió en La Mina, un barrio de la localidad periférica de San Adrián de Besós. Ella es hija de una de tantas familias que inmigraron a Cataluña a mediados del siglo pasado, de hecho se le sigue percibiendo muchísimo el acento andaluz de sus orígenes.
El próximo martes 17 de enero la artista gitana dará un nuevo concierto en el Teatre Talia. Ha trabajado con grandísimos nombres del flamenco como Antonio Canales, Paco de Lucía, Sara Baras o Joaquín Cortés… pero ahora la protagonista es ella.
«Paco de Lucía tenía mucho más sentido del humor de lo que parecía»
¿Por qué te metiste en el mundo del flamenco?
Digamos que no fue por voluntad propia. Cuando tenía 14 años recién cumplidos, mi cuñada trabajaba bailando en un tablao de Barcelona. Ocurrió que tanto el bailaor como la cantaora les fallaron, y de pronto necesitaban gente. No encontraban a nadie y dijeron… “pues la niña ésta, aunque sea para hacer bulto” (risas).
¿Recuerdas lo primero que te tocó cantar?
Yo solo me sabía un taranto y una bulería (risas). Luego poco a poco fui aprendiendo, ya que aquello no fue un día sino que me cogieron para varios meses. Y al final me acabó gustando.
¿Cómo estaba el flamenco por aquel entonces, los años 80, en Cataluña?
La verdad es que muy bien. Especialmente en Barcelona había muy buena cantera de bailaores, cantaores y guitarristas. Además esta ciudad tiene un punto muy bueno para el flamenco, que los artistas o el público no son muy suyos. Es decir, que vaya quien vaya lo ven con anhelo y les gusta.
Esto es un contraste con otros sitios. Por ejemplo si te vas a Sevilla o a Jerez, a ellos solo les vale cómo se hace allí y punto. En Madrid quizás no son tan así, pero sí existe un estilo más peculiar de cantar por el que en seguida reconoces a un flamenco madrileño al escucharlo. Sin embargo esto no ocurre tanto en Cataluña.
Además en aquella época llegó muchísima inmigración andaluza hasta allá. ¿Tu familia de dónde es originaria?
Mi madre es de Granada y mi padre de Almería. Ellos vendían canastas y ánforas de cobre, pero pasaron una época mala, así que mi padre se marchó a Cataluña para ver si encontraba trabajo. Entró en el sector de la construcción y cuando ya reunió un poquito de dinero llevó al resto de la familia para allá. Yo ya nací en Barcelona.
«Es difícil encontrar guitarristas que sepan acompañar bien tanto al baile como al cante»
Podríamos considerar que a Antonio Canales como tu gran descubridor, ¿no?
Sí, trabajamos una década juntos. Esto surgió cuando yo tenía unos 17 años y cantaba en un tablao de Barcelona, otro distinto al que empecé. Entonces contrataron a Canales para actuar una noche y su guitarrista Ramón Giménez fue antes para conocer el tablao. Al escucharme se ve que le gusté, y le fue con el cuentico. Sin embargo nunca me llamó ni nada.
Tiempo después me trasladé a Madrid y fui una noche al antiguo Café Berlín para ver la actuación de una cantante de jazz que me encantaba. Justo allí me encontré casualmente con Ramón y Antonio, y el primero me reconoció. Total que Canales me propuso ahí mismo que me fuera con ellos a trabajar… sin que me hubiera escuchado ni nada (risas). Así de fácil fue.
A lo largo de tu trayectoria has trabajado con gente grandísima como Paco de Lucía, Joaquín Cortés o Sara Baras. ¿Quién dirías que te ha influido más?
Yo creo que tuve suerte, porque en mi época éramos pocas mujeres las que nos dedicábamos al flamenco. Ahora hay un montón gracias a Dios, pero en aquel momento éramos unas poquitas. Entonces digamos que nos rifaban (risas).
Contestando a tu pregunta… Paco. Era un disfrute y un alucine estar con él. No tengo ni palabras para expresar lo que era actuar con este hombre.
¿Volverá a haber alguien en el mundo que sea capaz de hacer lo que este caballero hacía con la guitarra? Ya no te digo superarle, simplemente alcanzarle…
Francamente, yo creo que no. Siempre recordaré lo mucho que disfrutaba al escucharlo, y la personalidad tan sencilla que tenía.
Mucha gente se sorprende cuando digo esto, pero a Paco le encantaba reírse. Aparentemente cuando le veías de primeras parecía un tipo súper serio, ¡pero qué va! Era todo mentira, una fachada que él tenía (risas). Guardaba un gran sentido del humor e incluso le encantaba picarnos a los unos con los otros para reírse.
En el año 2000 sacas tu primer disco, ‘Alabanza’, y te nominan al Grammy Latino. ¿Cómo fue aquella experiencia?
La verdad es que yo no sabía ni lo que era eso. En esa época estaba en Sony Music y me fui a comprar una televisión nueva porque me salían más baratas al trabajar para esta compañía. Total que voy a la tienda, y me dice uno de los vendedores: “Oye, que está saliendo en la tele que estás nominada a los Grammy”. Yo no le di mucha importancia, me creía que era un premio de pueblo.
Esto que llego a mi casa y me empiezan a llamar de las radios. Total que me acabé enterando de qué eran los Grammys latinos esos (risas).
«Entré en el flamenco porque necesitaban a una niña para hacer bulto»
¿Fuiste a Miami para la gala?
Gracias a Dios no pude ir. Lo digo porque fue justo cuando lo de las torres gemelas. Yo iba a viajar con mi hermano, que era mi representante, pero a última hora la discográfica nos dijo que no nos pagaba el viaje y no pudimos encontrar nosotros billetes.
De hecho nuestro plan original era hacer escala en Nueva York para luego ir a Miami, y el atentado coincidió exactamente ese mismo día. Recuerdo que Estrella Morente y otros artistas españoles que también estaban invitados a la gala se quedaron atrapados allí. De hecho Antonio Banderas les dejó su casa, según me contaron.
¿Qué tuvo aquel disco que gustó tanto, hasta a los americanos?
No te sabría decir. Para mí fue una experiencia nueva, porque yo venía de cantar lo que es flamenco puro para bailar. Sin embargo este disco tenía mucha fusión, a lo que no estaba acostumbrada. Me acuerdo que me ponían canciones que yo decía… “pero ¿cómo se canta esto?” Supongo que esa variedad gustó mucho.
La verdad es que los productores del disco, Juan José Suárez ‘Paquete’ y Javier Limón, tenían muy buenas ideas.
¿De qué forma ha evolucionado tu estilo desde entonces?
Yo no sé por qué, pero a mí me han metido en todos los tinglados. He hecho versiones de chansons francesas, de temas mexicanos… Yo no quería fusiones, pero me acababan metiendo en todas. Si no quieres caldo, pues toma dos tazas (risas).
Está claro que una cambia con la edad y con las fatigas que le ocurren. Eso también se nota en la manera de cantar. Algunos dicen que ahora lo hago mejor, pero yo pienso que mi voz está más trillada que antes. Yo qué sé.
¿Cómo será el concierto de València?
Será bastante variado, para todos los gustos. Haremos una primera parte de más flamenco tradicional con cantos libres, seguiriyas y soleás. Y la segunda parte más rítmica con temas de mis discos con tanguillos y bulerías.
Espero que disfruten. Me da mucha alegría la gente que va a un teatro para ver flamenco, porque eso significa que aprecian esta música tan rica que tenemos.
«Cuando me nominaron a los Grammy pensaba que era el premio de un pueblo»
¿Con quién saldrás al escenario?
Estaremos solo yo y el guitarrista, como antiguamente. Se llama Eduardo Cortés y es un profesional muy completo, porque acompañan muy bien tanto al baile como a la voz. Son dos cosas que no se suelen dar a la vez casi nunca, pero en este caso es así. No flojea en ninguno de los dos ámbitos. Y, además, es mi sobrino.
¿Cuál es tu relación con esta tierra?
He venido varias veces ya a actuar por aquí y me encanta. El público valenciano es muy flamenquero y entregado. Hace tropecientos años recuerdo que fui a la sala del Loco Mateo que me apasionaba y también he estado en otros tablaos fantásticos de la ciudad.
¿Cómo dirías que está flamenco en la actualidad?
Los que hacen flamenco de verdad lo siguen haciendo, y el nivel es muy bueno. Además como ahora está YouTube y otras plataformas, los niños tienen la posibilidad de acceder a más información y ver buen cante de diferentes épocas. Empiezan mucho más formados que en mi época.
Por ejemplo, hablando de Cataluña. Ahora mismo está surgiendo una cantera buenísima por la zona de Reus y Tarragona. Cuando vas por allí hay tantos cantaores que parece que estás en la calle Santiago de Jerez de la Frontera (risas). Además son de los que les gusta el flamenco de verdad, sin fusiones ni porras en vinagre.
Pero se sigue haciendo mucho flamenco fusión…
A ver, a mí una fusión que esté hecha con respeto y que no desvirtúe el original me parece muy bien. De lo que no soy partidaria es de meter mucho flamenqueo. Por ejemplo, si estoy haciendo un estándar de jazz pues intento no poner muchos quejíos, solo lo justo para no desvirtuarlo demasiado.
Lo que no puedes hacer es añadir mil quejíos flamencos en una cosa que no es flamenco, sencillamente porque no pega. Es como si un cantante jazzista se pone a hacer una seguiriya y solo mete ritmos jazzísticos por todas partes.