Entrevista> Aníbal Bueno / Periodista de viajes (Orihuela, 1981)
El oriolano Aníbal Bueno se declara nómada digital sin residencia definida. Organiza su vida movido siempre por su instinto y por las oportunidades que se le presentan sin miedo a lo desconocido. Lleva todo lo que necesita encima y, según nos cuenta, sus imprescindibles son su cámara, medicinas y agua.
Anibal, periodista de viajes que siempre está explorando la diversidad cultural que cohabita en este mundo, nos cuenta anécdotas e historias muy interesantes sobre otras culturas y su forma de vida.
«Actualmente unas 20.000 culturas en el mundo están en peligro de extinción»
¿Qué hace un ingeniero informático en Sudán del sur?
Cierto, soy ingeniero informático y soy otras muchas cosas, como doctor en biología molecular o periodista. Realmente soy una persona con muchas motivaciones a la que no le tiembla el pulso a la hora de cambiar de profesión.
He sido empresario con una tienda de informática, investigador en la Universidad de Málaga en el Departamento de biología molecular y bioquímica, investigando sobre enfermedades raras y cáncer, y actualmente soy guía de viajes, escritor sobre culturas minoritarias y fotógrafo.
Es muy importante que hagamos de nuestra pasión nuestro trabajo, y las pasiones van cambiando a lo largo de la vida. Simplemente he tratado de seguir mi instinto siempre y ser honesto conmigo mismo.
Cuando llegas a un poblado indígena a sacar tus fotos, ¿qué es lo primero que haces?
Acabamos de visitar el poblado Lotuko en Sudán del Sur. Lo primero que hacemos siempre es saludar a las autoridades que, dependiendo de la zona, pueden ser políticas, militares, sociales o tradicionales.
En ese caso era una pequeña aldea de unos 800 habitantes donde la autoridad es tradicional, tienen un rey y también una sacerdotisa, que es la encargada de curar las enfermedades mediante rituales chamánicos además de otras ceremonias.
Nos presentamos, saludamos y pedimos permiso para entrar y generar una relación de confianza en la cual esté claro cuál es nuestro objetivo. Mostrar nuestro interés en conocer la cultura y fotografiarles para luego contarlo y mostrarlo en nuestro país.
«Estamos sufriendo una extinción masiva de culturas que es una gran catástrofe»
¿Obtienen ellos algo a cambio por permitiros documentar su cultura?
Claramente, los que nos dedicamos a la fotografía profesional podemos extraer un beneficio de las fotografías que hacemos, por lo tanto, necesitamos llegar a un acuerdo con estas comunidades para usar sus derechos de imagen de una forma justa, y esto puede ser con una aportación económica o con una aportación material.
Se trata de establecer una relación en la que ambas partes queden satisfechas, que nosotros podamos documentarnos y ellos puedan recibir algo a cambio si lo necesitan.
¿Es difícil que se presten a compartir contigo su cultura?
Depende. Cada cultura es diferente, cada sociedad y cada comunidad, incluso dentro de la misma cultura. Hay regiones y comunidades concretas donde siempre somos bienvenidos y otras en las que no tanto.
Por ejemplo, hace poco estuvimos en Sudán (no hablamos de Sudán del Sur) tratando de acceder a la comunidad Rashaida, una comunidad procedente de Arabia Saudí (o de la región que actualmente es Arabia Saudí) pero que vive en Sudán, y ha sido absolutamente imposible. Lo hemos intentado de muchas formas y no hemos podido acceder. A veces hace falta tener un contacto dentro para poder interactuar con ellos, sobre todo para las comunidades más herméticas.
Cabe destacar también que en algunas comunidades la religión es muy poderosa, y puedes interactuar con hombres de manera mucho más sencilla que con mujeres.
«Estuve hospitalizado en África enfermo de malaria y casi no lo cuento»
Tu libro ‘Culturas olvidadas’ es un recopilatorio de historias que han surgido en tus viajes alrededor del mundo.
En el libro hablo de cinco viajes, de las cinco comunidades tradicionales que más me han impactado en cinco capítulos auto conclusivos, que no tienen relación entre sí porque son viajes diferentes.
Se trata de una crónica de viajes en primera persona donde cuento todas las experiencias que he pasado para llegar a estas comunidades. Describo a nivel antropológico los datos más importantes de las mismas, y trato de narrarlo de una forma cercana e intentando despertar el interés por la antropología y por las comunidades tradicionales que, por suerte, aún quedan en este mundo.
Es algo que a mí me fascina y en este libro intento que se contagie lo máximo posible este espíritu.
¿Crees que con el paso de los años esa riqueza cultural que existe en diversos puntos del mundo está condenada a desaparecer?
Tristemente creo que la respuesta es un sí. Vivimos hoy en día ante un proceso globalizador y homogeneizador de culturas, una globalización cultural que va avanzando y que se va acelerando cada año que pasa.
Fíjate que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) dice que el mayor patrimonio de la humanidad es la diversidad cultural, por lo que deberíamos esforzarnos en protegerlas para preservarlas, pero actualmente hay miles de culturas que están en peligro de extinción.
«Llegamos a un acuerdo con las tribus para poder fotografiarles y documentar su cultura»
¿Cómo de grave es la situación?
Tenemos actualmente cientos de miles de culturas en el mundo, y unas 20.000 están hoy en día en peligro de extinción, pero es que se estima que dentro de cinco años sean unas 50.000 las que estén en peligro, y las anteriores ya se habrán extinguido.
Igual que la Tierra ha sufrido extinciones masivas de especies, estamos sufriendo una extinción masiva de culturas, una gran catástrofe porque (aquí me sale un poco la vena de biólogo) a nivel evolutivo no es adaptativo el tener una única cultura, digamos que la diversidad, tanto genética como cultural, es favorable para cualquier especie y es algo que estamos perdiendo.
También has participado en la publicación de otros libros como ‘Last tribes of Angola’, donde presentáis dieciséis tribus nativas del país. ¿Cuántas llegaron a convivir allí?
Efectivamente, de hecho, he escrito y realizado las fotografías del libro junto a mi compañero Joan Riera. A ambos nos fascina el suroeste de Angola.
Hemos catalogado dieciséis comunidades viviendo en esa zona. No es una zona bastante preservada a nivel cultural, por lo que sorprende que sigan existiendo tantas de manera más o menos tradicional. En el pasado hubo más, entre veinte y ventidós, aun así, que persistan dieciséis es un dato bastante positivo.
¿Cuál es el significado de Angola para ti?
Para mí es uno de mis países favoritos del mundo. Es un destino único por la diversidad cultural de la zona suroeste, tiene una arquitectura increíble, mucha naturaleza, destaco las cataratas de Kalandula o el desierto de Namib, los gorilas de llanura en el norte… Tiene zonas muy interesantes a nivel geológico y geográfico.
Habitan allí comunidades religiosas únicas en el mundo, como una que existe en mitad del desierto que fundó un señor que se casó con más de 200 mujeres, y ahora hay un poblado entero que es sólo de su descendencia, que cuenta actualmente con miles de personas.
«Me impactaron mucho los Korowai, una comunidad caníbal que vive en árboles altísimos de la selva de Papúa Occidental»
¿Te ha impactado alguno de tus viajes de forma especial?
Llevo más de 90 países recorridos y me han impactado muchos lugares. El país de Mali (África) está muy grabado a fuego en mi corazón con la etnia Dogón. Papúa Occidental (Indonesia) quizá es uno de los sitios que más me ha impresionado. Ver comunidades de personas que están viviendo en árboles tremendamente altos, de hasta 50 metros de altura, poblaciones caníbales, rituales vudú, momias que tienen en las casas… fue impactante.
Hay muchos rincones de África a los que emocionalmente tengo un cariño especial como Etiopía, donde conocí a mi actual mujer o Sudán del Sur, donde tengo grandes amigos y le pedí matrimonio a mi pareja. También a Uganda, donde me casé y me compré un terreno.
¿Puedes contarnos alguna anécdota?
Podría contar miles. En muchas ocasiones hemos sido asaltados por el camino en países en guerra, también hemos tenido que huir de tiroteos, estando cerca de la muerte en varias ocasiones. Estuve enfermo de malaria en un hospital africano y casi no lo cuento…
También hay muchas positivas, pero destacaría la hospitalidad de muchas comunidades.
«Mi pareja y yo hemos construido en Uganda una clínica, un colegio y una pequeña granja para la comunidad»
¿Con qué te quedas de tus viajes?
Me encanta cuando hago una fotografía y vuelvo al mismo lugar diez o quince años después y encuentro a la misma persona. Tengo entonces la oportunidad de entregarle esa fotografía que le hice tantos años atrás, y muchas personas la reciben con lágrimas en los ojos. Es indescriptible ver la emoción que sienten al verse en una fotografía antigua, ellos que no tienen acceso a internet ni a nada.
De mis viajes me quedo también con lo que yo les pueda haber aportado y ayudado. Mi pareja Lucía y yo tenemos un proyecto en Uganda, hemos construido una clínica, un colegio, una pequeña granja para la comunidad. Y es muy gratificante ver la emoción y gratitud de personas a las que podemos ayudar.
¿Cuáles son tus próximos proyectos editoriales?
Tengo tres libros en marcha. Uno de ellos es ‘Tribus of South Sudan’, y habla sobre las últimas tribus de Sudán del Sur, el segundo tomo de la colección. Tengo en proyecto otro libro sobre supersticiones que trato desde una perspectiva científica, como ingeniero y doctor en biología. Un enfoque diferente lejos de el chamanismo, la religión etc.
Y por último ‘Aguja, navaja y tinta’, en el que hablo de las modificaciones corporales tradicionales, tatuajes, escarificaciones, etc. Hay comunidades que se arrancan los dientes, que se mutilan partes del cuerpo por diversos motivos, por creencias espirituales, por motivos identitarios, incluso por belleza.
La belleza es algo cultural, y lo que en algunas sociedades podemos considerar bello (determinado color de pelo, unos pendientes o una barba en un hombre), en otras culturas es muy diferente, y esto es muy interesante de analizar.
¿Qué otros proyectos profesionales tienes?
A nivel de comunicación y periodismo de viajes tengo varios. Voy a lanzar mi canal de Youtube con más fuerza, y estoy preparando un documental también.
A nivel de viajes tenemos una agencia online en la que cada año tratamos de abrir nuevos destinos, y para 2023 vamos a abrir Afganistán, Níger y Nigeria. Aparte voy a seguir viajando e investigando culturas, y mi próxima parada es Tailandia, Laos e Indonesia, donde documentaré como siempre su diversidad cultural.
Aníbal Bueno cuenta periódicamente sus experiencias en Instagram: @anibal_bueno