Empecemos con una obviedad: Benidorm vive del turismo. La ciudad, como el resto de la Marina Baixa -y así lo ha demostrado la todavía muy reciente pandemia-, es muy resiliente, pero la inmensa mayoría, si no todos, de los empleos que se genera están directa o indirectamente relacionados con ese sector productivo.
Por ello, que el año 2022 se haya cerrado, según los datos oficiales, con Benidorm convertida en la ciudad alicantina con menor índice de desempleo (entre las de más de 40.000 habitantes) no sólo es una gran noticia para el presente, sino que augura un buen pronóstico futuro.
Y todo, tras un año del que, merced a la sexta ola, la de Ómicron, sólo se pudo trabajar en condiciones más o menos normales los últimos nueve meses. Hace ahora justo un año, aunque la memoria es frágil y tendemos a olvidarlo, eran muchos los hoteles que permanecían cerrados, los restaurantes seguían sufriendo importantes restricciones, y eventos como el Benidorm Fest hubieron de celebrarse de forma casi clandestina.
En niveles de 2019
Sin embargo, las cosas comenzaron a mejorar de forma más que notable a partir de Semana Santa. Fue entonces cuando, gracias a la conjunción de muchos factores -con la vacunación a la cabeza-, la ciudad fue volviendo poco a poco a la normalidad y los empleados afectados largamente por los ERTE, regresaron a sus puestos de trabajo.
Con ello, según los datos oficiales hechos públicos a principios del pasado mes de enero, la capital turística de la Comunitat Valenciana ha vuelto a tasas de ocupación como las registradas en 2019, que fue un año histórico en todos los indicadores, y se sitúa con el nivel más bajo de desempleo en más de una década… y como la ciudad de más de 40.000 habitantes con menos parados.
La capital turística de la Comunitat ha vuelto a tasas de ocupación como las registradas en 2019
Desestacionalización
Pero en esos guarismos, siendo buenos de por sí, se esconde otra cifra más que positiva para una ciudad que ha hecho de la lucha contra la desestacionalización bandera. Si 2019 se cerraba con 27.155 trabajadores afiliados a la Seguridad Social, sólo unos meses antes, en agosto, la cifra ascendía hasta los 33.191, es decir, la ciudad destruía 6.036 puestos de trabajo en apenas unos meses.
En esta ocasión, sin embargo, la diferencia entre esos dos mismos meses se ha reducido considerablemente. Así, si en agosto de 2022 eran 32.862 los trabajadores dados de alta en la capital turística, al cierre del año eran 27.329, es decir, 5.533, una diferencia importante (y lógica en un destino turístico como este), pero mucho más pequeña que antaño.
Benidorm cerró el año 2022 con un total de 27.329 trabajadores adscritos a la Seguridad Social
Menos demandantes
Pero las cifras no sólo son positivas en el ámbito de los puestos de trabajo que ha podido crear o recuperar Benidorm tras el tsunami de la pandemia, sino que también lo son en el ámbito de los demandantes de empleo, un indicador que alcanza también el nivel más bajo de toda la provincia de Alicante entre los municipios de más de 40.000 habitantes.
Así, Benidorm cerraba el año 2022 con 4.485 demandantes de empleo, una cantidad que nunca se había visto en los últimos diez años, una década en la que el mínimo lo marcaban los 6.144 de 2016 y el máximo se alcanzó, lógicamente, en 2020 con 8.654. Si quitásemos los años pandémicos de la ecuación, el máximo lo tendríamos que buscar en 2013 con sus 7.029 demandantes de empleo al cierre del ejercicio.
Más del 30% de los contratos firmados en el mes de diciembre fueron indefinidos
La temporalidad, el problema
Todos los actores del mercado laboral celebran estos datos, pero mientras que las administraciones públicas y las patronales se muestran satisfechos con estos números, son los sindicatos los que han querido ‘arañar’ un poco más allá de los simples números y los que han puesto el acento sobre lo que, a su juicio, es el gran problema de fondo: la temporalidad.
Tanto Comisiones Obreras (CCOO) como la Unión General de Trabajadores (UGT) alertan de que los contratos a tiempo parcial redundan de forma muy negativa en la calidad de vida de los propios trabajadores, dándose la terrible paradoja de que personas con empleo pueden tener importantes problemas para llegar a fin de mes.
Suben los contratos indefinidos
Pese a todo, la tendencia, también alentada por la última reforma laboral, parece indicar que cada vez son más los contratos indefinidos que se firman. Así, en la última oleada conocida, la del mes de diciembre, se firmaron un total de algo más de 2.100 contratos de trabajo de los que poco más de 700, el 33%, eran indefinidos.
Si comparásemos esa realidad con la del mismo mes de 2019, cuando se firmaron casi 4.000 contratos, veríamos que el porcentaje de los mismos que correspondían a indefinidos no pasaba del 7%, es decir, poco más de 500 contratos de este tipo.