Paterna es conocida por muchos elementos. Para los amantes de la arqueología y la historia quizá por su torreón y la fiestas de moros y cristianos. Para los amantes del fútbol, por acoger la ciudad deportiva del València CF. Para los amantes de la pólvora, sin duda por la ‘cordà’. Y para los de la gastronomía, por los cachaps.
Este dulce, con larga tradición en el municipio, es poco conocido para los que no viven o pertenecen a este término del área metropolitana de València. Se trata de unos dulces propios de esta localidad próxima al ‘cap i casal’, que son muy demandados en los encuentros y celebraciones familiares.
Legado árabe
El legado árabe recorre cada una de las calles y cultivos de la ciudad de Paterna. Desde sus cuevas y acequias en el subsuelo, hasta los símbolos de su bandera en lo más alto. Esto no iba a ser menos con el dulce más conocido de este municipio. La elaboración del cachap se remonta a casi dos siglos atrás.
Celestino Monrabal, fundador del conocido horno de esta localidad Forn del Rosari, dio con la recóndita receta que la tradición oral afirma se remonta a la ocupación árabe. No obstante, sería su hijo, Mariano Monrabal, quien dotaría de los primeros documentos históricos relativos a la elaboración artesanal de este dulce en 1829.
Unos documentos que, sin embargo, no terminan de revelar toda la composición de este delicioso dulce, pues como los grandes productos gastronómicos mundiales, parte de su receta continúa siendo un secreto sólo conocido por los responsables de este horno.
Los cachaps se sirven en bandeja y acompaña el café en las celebraciones y comidas dominicales
El nombre cumple cien años
A diferencia del origen de este dulce, el nombre que hoy se le da posee ahora cien años y viene dado por el maestro pastelero Benjamín Monrabal. En 1923, con motivo del enlace matrimonial del ‘Tío Cachapot’, vecino de Paterna y amigo de la familia, se ofreció este pastel a los comensales del banquete.
El éxito que tuvo el dulce entre todos los asistentes fue tal que desde entonces se llamaría a este pastelito ‘Cachap’, en honor al ‘Tío Cachapot’. Después, los descendientes de los Monrabal continuarían con la tradición hasta que en 1947, Manuel Sánchez (Manolo, ‘el dels cachaps’), empleado de la familia, continuó con la elaboración de los cachaps.
El pastelito toma el nombre del ‘Tío Cachapot’, en cuya boda se ofreció este pastelito
Forn del Rosari
Si el visitante viene desde el Polígono Fuente del Jarro, dejando atrás la calle Mayor Paterna y antes de comenzar a ascender en dirección al ayuntamiento, podrá encontrar el anhelado Forn del Rosari. También conocido como ‘Nuestra Señora del Rosario’ o incluso como ‘La casa del Cachap’, representa el único establecimiento donde degustarlo.
Quien acuda a este popular horno en Paterna podrá presumir de haber pisado un lugar con historia, dado que en breve cumplirá dos siglos. En concreto, su creación data de 1829. Cuando se acercan celebraciones populares como el Día del Padre conviene realizar el encargo para evitar quedarse sin la correspondiente bandeja de este preciado manjar.
“Abrimos todos los días y la gente suele venir habiéndolos encargado, aunque siempre tenemos unos cuantos en el horno para quienes vienen sin encargo”, declaran desde el Forn del Rosari. A las seis de la mañana ya los están cociendo en un horno que, por cierto, no vende pan.
El nombre que hoy se le da posee ahora cien años y viene por el maestro pastelero Benjamín Monrabal
Ingredientes
Los ingredientes básicos de este dulce paternero incluyen crema o cabello de ángel, azúcar y gelatina, todo ello elaborado con unas finas y crujientes capas de hojaldre rellenas de una crema que solo el pastelero del Forn del Rosari conoce la mezcla.
Los cachaps se sirven a la hora del café, no tanto como una merienda o un dulce de postre nocturno. En Paterna es tradición llevarlos como regalo a una comida familiar o una celebración en bandejas de varias docenas. Los comensales suelen ‘pecar’ picando siempre más de uno de ellos.
Marca registrada
Hay que indicar que en la actualidad el cachap es un dulce protegido por una patente y su producción original solo se puede realizar en este horno de Paterna que tiene su marca registrada.
Además de producirse y comercializarse en este horno próximo al ayuntamiento de Paterna, han dado el salto al ‘cap i casal’, donde también se vende este dulce.