Guadassuar es un pequeño municipio de la comarca de la Ribera Alta, situado a unos cuarenta kilómetros de València, que tiene como principal atractivo la extraordinaria iglesia parroquial de San Vicente Mártir, realizada en estilo Renacentista a mediados del siglo XVI.
De origen árabe, la localidad pasa a ser cristiana tras la rendición de Alzira en 1242, con la condición que se respetaran sus costumbres, lengua y religión, hecho por el cual el lugar no figura en el Libro del Repartimiento de València.
Perteneció a la Corona más de tres siglos, hasta que Felipe II le concedió a Guadassuar la independencia municipal bajo el título de ‘Real Universidad’.
El templo religioso
La actual edificación de su iglesia de San Vicente Mártir, citada en el siglo XIV, es de 1560 y sobresale por la espectacular portada renacentista exterior. La parroquia tuvo que ser reformada dos siglos más tarde, ya en estilo barroco, destacando entonces la incorporación de la cerámica valenciana de los zócalos.
Es en estas mejoras, realizadas entre 1577 y 1578 por el maestro Joan Matalí, cuando se construyen las fachadas exteriores que han llegado a nuestros días, mientras en el siglo XVIII, concretamente en 1730, se documenta la remodelación barroca de su interior.
El templo religioso, del siglo XVI, está declarado Bien de Interés Cultural desde 1997
Cómo es
La iglesia presenta una única nave con capillas, por medio de unos contrafuertes que dividen el espacio interior en cinco tramos. La nave central finaliza en un ábside pentagonal y con cubierta en bóveda estrellada. Remarcar que esta cubierta es de crucería, al tiempo que las capillas laterales poseen bóvedas con lunetos.
Su interior es gótico, circunstancia que contrasta con el marcado estilo renacentista de su fachada principal, sin duda uno de los mejores ejemplos del Renacimiento. El material empleado en su construcción es la mampostería reforzada con sillares en las esquinas y contrafuertes.
A los pies del edificio se sitúa la torre campanario, de planta cuadrada, que se erige sobre la torre defensiva árabe de la primitiva alquería musulmana de Guadassuar. Esto define su carácter exento, con un cuerpo de campanas con arcos diagonales (rematados por otros arcos diagonales con linterna).
Su singular fachada renacentista es uno de los mejores ejemplos del Renacimiento
Nuevas reformas
A lo largo de la rehabilitación del siglo XVIII se decoraron las columnas, ahora con un aspecto más recargado al presentar decoración vegetal en el tercio inferior, un fuste acanalado y los capiteles compuestos.
Poco después se decoró también todo el perímetro interior del templo con un zócalo de cerámica y se creó la Capilla de la Comunión, en el lado del Evangelio. Muestra planta de cruz griega con cúpula central sobre un tambor, decorado con pinturas neobarrocas de mediados del siglo XX.
Finalmente, en el exterior se llevó a cabo un nuevo tejado sobre el ya existente, reforzado todo ello con la presencia de gárgolas en algunos de los contrafuertes.
Otros atractivos son la ermita de San Roque, la Casa de Pedra y la Alquería Torre Borrero
Más reclamos
Otros atractivos de la localidad son la ermita de San Roque, construida en 1648 y declarada como Bien de Interés Local. En su interior se puede admirar la excelente talla barroca del Santísimo Cristo de la Peña, en la que descansan los restos del Padre Estanislao María de Guadassuar, el que fuera prior capuchino hispano-lusitano de su orden.
De igual forma, la Casa de la Pedra, actual biblioteca municipal, situada en la antigua ‘Casa del trigo y otros cereales’ y de estilo gótico. Anteriormente, en su interior se alojó un convento de monjas de las Hermanas de la Doctrina Cristiana (1904) y una escuela de párvulos llamada San José (1911).
La Alquería Torre Borrero es una construcción histórica, perfectamente conservada y Bien de Relevancia Local. En su origen fue una torre defensiva, parece ser de origen hispano-musulmán, y se destinó a un uso agrícola con el paso del tiempo.
Fiestas
Sus fiestas patronales, dedicadas a San Vicente Mártir, se celebran la semana del 22 de enero, con procesiones, pasacalles, mascletás y buen ambiente. Uno de los actos más esperados es la llamada ‘Repartición de la Carne’, en la que se rememora el momento en el que los quintos entregaban comida a los más necesitados para que pudieran comer algo el día de la fiesta grande.
En la actualidad se hace una cabalgata con carrozas y se dan regalos, mistela y los tradicionales rollos antes del pregón.
Ya a mediados de agosto tienen lugar la Asunción (día 15) y San Roque (16), con las Danzas de Guadassuar, declaradas como Patrimonio Cultural y Fiestas de Interés Turístico. Esta tradición comenzó cuando Jaime I ‘El Conquistador’ visitó el municipio después de conseguir València. En el Ayuntamiento se conservó durante muchísimos años la silla en la que el monarca se sentaba para contemplar el singular baile.