Entrevista> Viktor Ferrando Catalá / Escultor (Denia, 5-octubre-1978)
El escultor Viktor Ferrando es un amante de Altea y gran parte de su producción artística se focaliza en las texturas del Mediterráneo. Su pasión por Altea y en especial por su legado histórico, la belleza de sus playas y su casco antiguo le ha llevado a construir una colosal escultura de 4.800 kilos inspirada en el planeta Venus, también llamado astro del amor o estrella matutina.
La estratégica posición de la costa de Altea hace que el planeta sea visible e irradie su magnetismo hacia la ciudad, y, con esta obra, el escultor pretende que esa magia universal de las estrellas y ese amor que desprende quede inmortalizada a través de una obra icónica, que se convertirá en un referente cultural para la ciudad de Altea.
¿Cómo surge el proyecto ‘Sol Invictus’?
El núcleo esencial de esta iniciativa focaliza su apuesta en la instalación de dieciocho esculturas en el corredor del Mediterráneo español, con el fin de centralizar la obra completa en el sector donde nacieron estas esculturas y cuyos materiales son originarios de esas tierras.
«El Ayuntamiento de Altea ha sido muy visionario»
Se trata de una colosal escultura de 4.800 kilos inspirada en el planeta Venus. ¿Cómo dialoga con el universo?
La obra representa una activación de la materia en un espacio marítimo, donde la interacción con el planeta y su área de influencia se amalgama magnéticamente con la escultura y su entorno.
El Ayuntamiento de Altea ha sido muy visionario en este sentido y ha tomado conciencia de la importancia de fusionar esta escultura con un espacio adecuado. Altea siempre ha sido relacionada con ciudad de artistas, de bohemia y paz y precisamente la incorporación de una escultura dedicada a Venus, la diosa del amor, interconecta a la perfección con la personalidad de esta ciudad.
¿Cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta dada su magnitud?
Fundamentalmente el nexo de paz y armonía arquitectónica que interconecta al público con la pureza de los trazados de su geometría. La obra pesa casi 5.000 kilos y mide seis metros de longitud. Suponía un gran reto para poder llegar al equilibrio que estaba buscando.
Hay que tener cuenta que la obra, en su espacio expositivo, estará rodeada de naturaleza por cuatro flancos, con el mar, la sierra de Bernia, la sierra Gelada y la isla de la Olleta. Esta circunstancia obliga a ser respetuoso con las geometrías metálicas utilizadas. La naturaleza y el metal han de llegar a un entendimiento simbiótico.
La obra responde a unas condiciones solidarias y de respeto al medioambiente. ¿Qué enfoque le has dado al respecto?
Mi colaboración con el Rotary Club Internacional ha detonado precisamente en ese necesario enfoque solidario y medioambiental, en el que vinculamos no solamente la instalación de una obra de forma altruista sino también conferencias, talleres y recogida de ‘basuraleza’ en cada municipio. Todo ello con el fin de concienciar a la sociedad y sobre todo a los estudiantes de colegios y universidades.
«La naturaleza y el metal han de llegar a un entendimiento simbiótico»
Precisamente, el reciclaje es uno de los aspectos principales de tu obra, dotando de nuevas vidas transformando la materia. ¿De qué forma reside este especial interés?
El proyecto abarca tanto temáticas relativas a la reutilización de materiales en desuso en todas sus variantes y liberación de ‘basuraleza’ en nuestros parques naturales, así como una recuperación histórica del patrimonio industrial y cultural del Mediterráneo confiriéndole al material una segunda vida.
¿Consideras que, en general, se tiene respeto por el planeta?
Por desgracia vamos abocados a una irremediable destrucción de nuestro planeta. Sin duda hay mucha concienciación en los últimos tiempos, pero ya es tarde para correcciones. Cada vez hay más fábricas, más contaminación y sobre todo la desenfrenada generación de materiales son algunos de los factores determinantes para esta conclusión.
Se instalará una escultura en dieciocho ciudades del corredor Mediterráneo español. ¿Cuáles serán las relaciones que tengan entre ellas?
La mayoría de estas esculturas están construidas con materiales originarios de cada una de las ciudades escogidas, y están inspiradas en la historia y las características de cada una de ellas. Representan un tributo contemporáneo en clave artística y una secuencia de dieciocho obras interconectadas en un solo núcleo de respeto por la historia de la civilización mediterránea.
«Altea ha sabido mantener un municipio con una infraestructura bastante coherente»
Trabajas con materiales muy variados, ¿qué te lleva a decantarte por cada uno de ellos?
La perspectiva del agotamiento de los recursos naturales es una presencia constante en el espíritu del proyecto, y el material es simplemente un medio de expresión para una creación determinada. Por lo tanto, cualquier material puede transformarse en un nuevo eslabón en la producción de las esculturas que conforman la exposición, y este uso contribuye activamente a la recuperación ambiental de nuestro planeta.
¿Qué significa Altea para ti?
Altea ha sabido mantener un municipio con una infraestructura bastante coherente y sin prostituir la costa con construcciones desproporcionadas. Mi pasión por este municipio, y en especial por su legado histórico, me ha guiado para construir la escultura ‘Atalaya Terra’, nombre tomado de los orígenes del paso de los árabes por Altea como ‘lugar de sanación o atalaya ante los invasores’.