Nacido en el seno de una familia acomodada valenciana, pero de transparentes orígenes, el arquitecto del cap i casal, Cayetano Borso di Carminati González (1900-1972), que salpimentó las ciudades de València y Alicante con edificios neoclásicos, casticistas y ‘art déco’, logró, según la crítica, una de sus grandes obras con el teatro-cine Rialto (1939), fachada muy reconocible para la cinefilia en la Comunitat Valenciana.
La edificación, que, pese a lo que pueda parecer exteriormente, posee una complicada planta, iba a transmutar en los ochenta sus dependencias (cine y teatro, restaurante y salón de té) en sala de proyecciones cinematográficas, otra pequeña para representaciones teatrales, la grande remozada y un ‘music-hall’ en el sótano. Oficialmente entre 1986 y 1987, abría su sede central la Filmoteca Valenciana.
Los orígenes varios
Bueno, esto es lo sencillo: la historia posee más vericuetos. Para empezar, desde los setenta existía en el cap i casal delegación regional (para la actual Comunitat), de oscuros resultados, de la Filmoteca Española. Y en realidad, la Valenciana ya había sido creada por decreto en enero de 1985. Se integraba en 1986 en el recién oficializado Instituto Valenciano de Artes Escénicas, Cinematografía y Música (IVAECM). Y comenzaba a perfilarse la actual cinemateca.
Se hacía cargo del proyecto su principal impulsor, el valenciano Ricardo Muñoz Suay (1917-1997), muy ligado al cine como productor de Unión Industrial Cinematográfica SA (Uninci), asociado al realizador Juan Antonio Bardem (1922-2002) y al torero y apoderado Domingo Dominguín (1895-1958), padre de los matadores Pepe (1922-2003) y Luis Miguel Dominguín (1926-1996). En 1988, se instalaba por fin la Filmoteca en el edificio Rialto.
Su impulsor fue el cineasta valenciano Ricardo Muñoz Suay
La recomendación de la UNESCO
El arranque de La Filmoteca lo dirigía, pues, Muñoz Suay, quien estuvo ligado a películas como ‘Bienvenido, Mister Marshall’ (1953) de Luis García Berlanga (1921-2010) o ‘Viridiana’ (1962) de Luis Buñuel (1900-1983). En marzo de 1990 dejaba el testigo en manos del periodista y gestor cultural Joan Álvarez, de Mislata (l’Horta Sud). La entidad se transmutaba en 1998 en el Instituto Valenciano de Cinematografía Ricardo Muñoz Suay. ¿Pero por qué una cinemateca?
En la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en Belgrado, del veinticuatro de septiembre al veintiocho de octubre de 1980, se recomendaba: “Las imágenes en movimiento son una expresión de la personalidad cultural de los pueblos, y a causa de su valor educativo, cultural, artístico, científico e histórico, forman parte integrante del patrimonio cultural de una nación”.
La entidad participa en la federación internacional desde 1989
La federación mundial
¿Cuál fue el origen de las filmotecas?, ¿y la primera? Al empresario y camarógrafo polaco Bolesław o Boleslas Matuszewski (1856-1944), empleado de la pionera empresa Lumière y más tarde fotógrafo y documentalista oficial del zar Nicolás II (1868-1918), se le atribuye el primer intento de crear una entidad que conservase el patrimonio fílmico. Aquí un acervo alimentado por el propio Matuszewski y asalariados.
Pero el primer proyecto que cuajó fue el de 1933 en Estocolmo, al fundarse la Svenska Filmsamfundet (Sociedad Sueca del Cine). No tardaron en seguirle otras: Berlín (1934), Londres y Nueva York (1935), París (1936) y Bruselas en 1938, año en que se constituye la International Federation of Film Archives o Federación Internacional de Archivos del Film (FIAF, por Fédération Internationale des Archives du Film), en la que participa la valenciana desde noviembre de 1989.
Berlanga llegó a presidir la española entre 1978 y 1983
Se crea la nacional
La FIAF acopiaba sus primeras imágenes secuenciales en París, auspiciada por cuatro de las filmotecas del momento: el British Film Institute (BFI), la Cinémathèque Française, el Museum of Modern Art (MoMA, que arrancaba en 1929, antes que su cinemateca) y el Reichsfilmarchiv. A España tardó en llegar este movimiento: en 1953, cuando se funda la Filmoteca Nacional de España.
La actual Filmoteca Española, integrada en la FIAF desde 1958, y que llegó a presidir el valenciano García Berlanga entre 1978 y 1983, la impulsó su primer director, el periodista, crítico e historiador cinematográfico Carlos Fernández Cuenca (1904-1977). La entidad ejerció en solitario su labor, dentro del territorio español, durante el franquismo, con la excepción de la activa delegación-filial Filmoteca de Cataluña (luego Catalunya), de 1972.
Las otras españolas
Al llegar democracia y autonomías, crecieron las cinematecas: Filmoteca Vasca (Euskadiko Filmategia, 1978), de Zaragoza (1981), Canaria (1984), Regional de Murcia (1986), de Andalucía (1989), Centro Galego de Artes da Imaxe (CGAI, 1990), de Santander (1991), de Castilla y León (1991), de Asturias (1991), Arxiu del So i de la Imatge balear (ASIM, 1999), de Albacete y de Cantabria Mario Camus (2001), de Extremadura (2003), de Navarra (2011) y de La Rioja Rafael Azcona (2012).
Con tales bagajes y compañeros, la Filmoteca Valenciana ha seguido creciendo; aparte de la central, en el Rialto, más sedes: para Documentación (en el mismo cap i casal) y Archivo (en Paterna, l’Horta Nord), y, para proyecciones, Rialto y Jardín del Turia (sesiones veraniegas), Teatro Arniches (Alicante) y Paraninfo de la Jaume I, Teatro del Raval y Museo de Bellas Artes (Castellón). Para seguir conservando el patrimonio fílmico, como pide la UNESCO.