Lo de irte a las montañas, por donde el mirador del Maigmó, quizá a hacerte una parrillada, barbacoa o pícnic (antes se podía), tenía su punto. Había una carretera, ‘la general’ (entonces, cuando los coches, los familiares ‘utilitarios’ no tenían aún aire acondicionado, todas las carreteras de postín eran ‘la general’), llena de curvas, de dos direcciones, pero como mucho tan ancha como hoy uno de los sentidos de la autovía.
Cruzabas todo San Vicente del Raspeig de punta a punta. Si salías desde la propia ciudad o habías llegado a ella desde el Alicante capitalino, a través de la avenida de Novelda-calle Alicante (hoy, cruzas bajo la A-70, la autovía de circunvalación de Alicante), esta se prologaba en la avenida Ancha de Castelar (luego carretera a Castalla), escenario principal de los Moros y Cristianos.
Barricadas festeras
Si te tocaban las fiestas mayores, en honor al santo valenciano Vicente Ferrer (1350-1419), el de “aquest poble serà sequet però sanet” (“este pueblo será sequillo pero sanillo”), asentadas desde 1947, o las Hogueras, oficialmente desde 1947 (en realidad mucho más veteranas), la tercera semana de julio, te cerraban Ancha de Castelar.
El vial no solo te conectaba con la montaña: una derivación en la propia avenida te llevaba hacia un Agost, aún emporio de la industria alfarera provincial. ¿Qué hacer si te tocaba llegar por ejemplo hasta allí? Había desvíos, por supuesto, callejeos varios, pero solo para quienes se conocían el percal. No obstante, para el resto existía una segunda opción.
Cuando tocaban fiestas se cerraba el acceso más directo a Agost
Una buena vuelta
Tocaba ir a Novelda. En la actualidad se llega en poco más que un par de suspiros, por la autovía de Alicante o A-31, inaugurada en 1987, con la variante que cruzaba el nordeste de Albacete, aunque hasta 1995 no accederá al puerto de Alicante. Pero por entonces había que coger la ‘carretera a Madrid’, la N-330, y marchar hasta allí.
Hoy, tras la primera salida tienes una rotonda (que fue un ‘stop’ cuando aún se conservaban las letras de “la cervecera”, ahora almacén de maderas, cuando en 1928 se estableció allí Cervecera Alicantina SA para fabricar hielo y la marca Baviera) y solo queda tirar a mano derecha para llegar hasta Agost. Antes de que finalizase la construcción de la A-31, tenías que cruzar mediante ‘stop’ la carretera a Madrid si querías entrar en Novelda.
Una de las soluciones pasaba por marchar hasta Novelda
Enlace alfarero
Hoy simplemente pasas bajo la autovía. Pero nosotros viramos a la derecha. Vale, también podríamos haber llegado desde Monforte del Cid (siempre a la derecha de la carretera), por ejemplo desde la pedánea Orito, tras dejar atrás la estación de tren. Pero es que la CV-820 (la ‘carretera de Agost’) nos une directamente Novelda con Agost, y esta con San Vicente, con la avenida Ancha de Castelar.
En fin, hablamos de aquellos tiempos que nos abarcan desde los desarrollistas finales de los cincuenta del pasado siglo, cuando se pretendía alimentar una fuerte clase media, hasta los noventa, cuando los políticos tenían prisa por finiquitar el por ellos denominado “espíritu de la Transición” (de dictadura a democracia). La autovía sacó el tráfico montaraz de la ciudad, aunque esto no parece en la actualidad ningún problema.
La autovía sacó el tráfico montaraz de la ciudad
Cronología vial
En aquellos tiempos iba gestándose, eso sí, el despliegue actual. Resumamos: el ingeniero y político madrileño Alfonso Peña Boeuf (1888-1966) pone en marcha en los años cuarenta de la pasada centuria su plan de reordenamiento de las carreteras españolas en nacionales, comarcales y locales; se crea la empresa estatal Seat (Sociedad Española de Automóviles de Turismo) en 1950, con licencias de la italiana Fiat (Fabbrica Italiana Automobili Torino).
En 1954 se funda la firma española Barreiros (durará hasta 1978); nace el Seat 600 en 1957, generalizando el uso familiar del automóvil; se oficializa en 1959 el Desarrollismo, los denominados Planes de Desarrollo Económico y Social; se abría al público el 5 de diciembre de 1963 el primer tramo de autopista con peaje (en la N-6, de Madrid a La Coruña) y en 1986 se aprueba el primer Plan General de Carreteras, ultimado en 1993.
Las buenas comunicaciones
San Vicente se encuentra hoy, con sus 59.138 habitantes registrados en el censo de 2022, mejor comunicada que nunca; por ejemplo con la CV-821, que nos lleva hasta la pedanía alicantina de la Santa Faz, cuya prolongación, tras cruzar la rotonda que la enlaza con la N-332, que conecta Cartagena con València, nos acerca a Playa de San Juan, hasta el parque inundable La Marjal.
Pero el servir, como quien dice, de arranque a la variante A-7 de la autovía del Mediterráneo, que a estas alturas ya enlaza el puerto alicantino y el aeropuerto de El Altet (pedanía ilicitana) con Silla (l’Horta Sud o l’Horta-Albufera), al igual que la Universidad de San Vicent (cuyo campus es precisamente el de Sant Vicent), la proyecta no como estación de paso, ni isla. Ahora simplemente manda sobre el tránsito de vehículos, pero sin que la colapsen. Y los Moros y Cristianos, mejor que nunca.