El próximo día 28 de mayo nos jugamos mucho. Es el día en el que los ciudadanos estamos llamados a las urnas para elegir a los representantes de nuestras instituciones más cercanas.
Un gobierno natural
Por un lado, a nuestros gestores municipales. Los ayuntamientos son, al menos para mí, la forma más natural de gobierno. Las fronteras provinciales, autonómicas o nacionales se han ido imponiendo por razones políticas, religiosas, militares o estratégicas, pero desde que hay personas en la tierra siempre se han juntado en grupos y seguido a un líder, ya fuera para cazar, buscar agua o un asentamiento, etc.
Eso, en la actualidad, son los ayuntamientos y es donde se dirime nuestro día a día y a quienes acudimos cuando queremos reclamar algo, aunque no sea de su competencia. De ese entramado de competencias de los que no se enteran ni los propios que las implantan, que muchas veces tienen que consultar quien lleva según qué tema: una mancomunidad, la diputación, la subdelegación del Gobierno, el Gobierno autonómico…
Creer en el municipalismo
Pero centrándonos en lo local, es por ello por lo que tiene tanta importancia el municipalismo, primero por las muchas competencias que tienen los ayuntamientos, que tanto nos influyen en nuestro día a día y que depende de quien esté al mando serán más o menos de nuestro agrado. Temas como movilidad, cultura, fiestas, limpieza, jardines, urbanismo, comercio o desarrollo rural son algunas de las más importantes.
Y segundo porque el alcalde o alcaldesa, junto a su ‘corte’ de concejales, son los que diseñan nuestra localidad, en la que vivimos, según sus criterios. Es por ello que, en muchísimas ocasiones, la misma persona vota a partidos distintos para el ayuntamiento y para el Gobierno de la nación.
No son unas primarias
Por más que se empeñen en querer hacer de esto unas primarias, y lo intentan, al final una gran parte de los votantes en las municipales deposita su papeleta pensando en si su actual alcalde o alcaldesa lo ha hecho bien o no.
Los alcaldes en esto siempre tienen un plus, y por eso es por lo que se da esa longevidad en tantísimos municipios donde el primer edil puede llevar tres, cuatro, cinco e incluso más mandatos. Y además se vota realmente a la figura del alcalde, a la persona que sale en el cartel, porque nuestro sistema electoral no permite listas abiertas en las que puedas señalar solo a quienes te gustan por su gestión y eliminar si alguno te parece un indeseable.
Educación y Sanidad
Pero a las municipales se unen las elecciones para gobernar nuestra comunidad autónoma. Y no es menor ni mucho menos, aunque genere menos entusiasmo en los votantes. En un país donde los principales servicios a los ciudadanos tienen las competencias delegadas en las autonomías, lo que éstas dicten nos afectará en cosas importantísimas.
Podríamos destacar dos: Educación y Sanidad. Pero sin duda hay muchas más, no todas con competencia exclusiva autonómica, como medio ambiente, residencias de ancianos, turismo o igualdad.
Si nos basamos en las dos primeras, uno ya se puede hacer cargo de la importancia de que haya más o menos profesorado y más o menos médicos; así como el tipo, cantidad y calidad de infraestructuras que acogen a estudiantes o pacientes; las ratios de atención; el tipo de gestión: pública, privada o concertada, etc.
No son elecciones nacionales
Por todo lo anterior a quien escribe estas líneas le duele y mucho ver como nuestros políticos nacionales se apoderan de esta parcela tan nuestra, tan del ciudadano, imponiéndonos discursos, promesas, quejas y debates que para nada tienen que ver con lo que se vota el próximo día 28.
Todos los días los grandes medios de comunicación nos bombardean con las nuevas promesas nacionales que realiza en los mítines Pedro Sánchez. Una estrategia de batería de medidas claramente preparada desde hace tiempo.
También la oposición, buscando el hueco en el que ‘destrozar’ a su principal rival, en los últimos días basándose en las listas de Bildu y en los acuerdos del Gobierno de la nación con este partido político, algo que igualmente afecta poco a nuestra gestión municipal y al logro o no de nuestros regidores locales.
A derecha e izquierda
Igual pasa con la derecha y con la izquierda. En el primero de los casos el principal partido a la derecha del PP, Vox, se presenta con un programa único para todo el país compuesto por cien medidas, ni se han molestado en estudiar la idiosincrasia y necesidades locales que es lo que votamos el 28M.
A la izquierda del PSOE sigue esa guerra entre partidos. Unidas Podemos a la desesperada, tras no ser capaz de reconocer ningún error, pegándose con todos, incluido con el propio Gobierno del que forma parte. Un día aprueba una medida en el Consejo de Ministros y al día siguiente sale criticando esas mismas medidas como si fuera la oposición.
Y mientras, Yolanda Díaz ‘la deseada’, que no presenta candidaturas de su nuevo proyecto ‘Sumar’, pero que todos los partidos de izquierdas quieren tenerla en sus mítines y actos creyentes del ‘buen rollo’ que trasmite. Aunque evidentemente sí es mejor que el de Alberto Garzón que ahora, después de cuatro años en el Gobierno, se deja ver un poco.
Ojo con las divisiones
Todas estas divisiones en la izquierda (como referentes podríamos decir Compromís, Izquierda Unida y Podemos) pueden salir caras. Hay que tener en cuenta ese mínimo del 5% de los votos para obtener un concejal (regla D’Hondt que explicamos en este mismo ejemplar) y que, si no se llega, esas papeletas no solo no sirven, sino que restan votos a esa izquierda. Cuando se sepan los resultados deberían analizar que habrían obtenido con la suma de los votos de todos ellos.
En cualquier caso no nos dejemos engañar, ahora nos toca votar a nuestros alcaldes y dirigentes autonómicos. Las nacionales… en diciembre.