Como todos sabemos, fue conocer los resultados de las elecciones municipales y de una parte importante de las autonomías, y convocar las nacionales.
Con todo ello, nos mantenemos en esa campaña permanente de los partidos, que llevaba ya meses y a la que le queda todavía, como mínimo, hasta el día 21 de julio, previo a la jornada de reflexión. Y digo como mínimo, porque en el caso de no dar las cifras podría tener que repetirse elecciones, aunque eso en esta ocasión parece bastante más difícil que ocurra.
Fin de una década alternativa
Hemos tenido una década en la que a los dos grandes partidos, los nacionalistas y alguno que otro minoritario, se le sumaron nuevas formaciones que entraron con fuerza. El año 2014 lo podemos posicionar como clave para todo ello: nace Vox (17-12-2013), Podemos (17-1-2014) y Ciudadanos empieza su verdadera expansión fuera de Cataluña.
Aunque estos tres partidos mencionados parezcan que llevan toda la vida ahí, realmente han pasado solo nueve años desde su nacimiento nacional.
Cuando esto ocurre suele ser fruto del desencanto de la población, que quiere alternativas y que en esa sensibilidad abre las puertas de par en par para deja entrar a quien le cuenta algo distinto, quizás imposible de realizar, pero que al menos le suene bien.
Con más vehemencia
No deja de ser lo de siempre pero más vehementemente. Todos recordamos en las campañas electorales, de forma histórica, que se van a generar puestos de trabajo, bajar impuestos, todos vamos a vivir mejor trabajando menos y ganado más, y un largo etcétera.
Pero al final la realidad se impone y, ante el desencanto del incumplimiento de las promesas, aún más exageradas, de los que llegan nuevos, uno vuelve a lo ‘más vale lo malo conocido…’.
El bipartidismo se va imponiendo
El caso es que lo dicho, aquí estamos ante unas nuevas elecciones, aunque parezcan las mismas, pero con muchos menos protagonistas en el tablero. Como veníamos diciendo desde hace muchos meses en esta misma editorial, la vuelta al bipartidismo es casi un hecho.
Solo hay que ver que en muchos ayuntamientos ya se ha pasado de un multicolor a tres o cuatro: PSOE, PP, nacionalistas y, en algunos casos, Vox como nuevo integrante. En cambio, Ciudadanos y Podemos se han quedado fuera en casi todos los sitios.
Desaparición de Ciudadanos
Empezando por los que se han quedado fuera, era algo que se veía venir, y no lo digo ahora, cualquiera puede remontarse históricamente a nuestras editoriales publicadas. En el primero de los casos, Ciudadanos, como todos conocemos, se equivocó cuando dejó de ser un partido de centro y alternativa a ambos lados para los moderados y/o desencantados, que es una gran parte de este País, a girar a la derecha en esa ambición de dar el sorpaso al PP.
Al final los partidos de centro han ido siempre como ‘pollo sin cabeza’ sin poder mantener la línea recta. Le pasó en el inicio de la transición a UCD en su división interna y la creación del CDS, luego a Rosa Díaz con UPyD y finalmente a Albert Rivera en un fracaso cantado que solo él no vio venir.
El fin de Podemos
Lo de Podemos, o el nombre que queramos ya que ha cambiado de denominación varias veces y ya no digamos en cada localidad donde se ha ido presentado, ha muerto de un éxito que no han sabido asimilar y moderar.
Tampoco es algo nuevo, ya hace unos meses quedaba claro (e insisto que así lo publicamos aquí), que Irene Montero estaba fuera e Ione Belarra prácticamente. Se habían quedado solas dentro del propio gobierno al que todavía pertenecen, votando dentro del mismo una cosa que luego criticaban ante los medios como si fueran la oposición.
Salvo Pablo Iglesias, que es incapaz de mantenerse quieto en un sitio y poco se puede fiar alguien de una persona tan inconstante y volátil, y que se encuentra mejor hablando de ‘cloacas’ y conspiraciones, el resto las han ido dejando solas ante su incapacidad de reconocer errores, pedir disculpas y rectificar.
La soberbia del ‘solo sí es sí’
Sin lugar a dudas la ley denominada como ‘solo sí es sí’ es el mayor ejemplo. Critican las opiniones de Vox, pero si gobernando este partido hubieran puesto en marcha una ley que hubiera reducido la condena a un solo violador (ya no digo a más de 1.000 y con más de 100 que han sido excarcelados antes de tiempo), la formación morada, con Iglesias a la cabeza, habrían incendiado las calles.
Yolanda Díaz lo vio claro y abandonó la formación que la puso en el cargo que ahora ocupa, ninguneando (justamente) a sus compañeras de formación política del Consejo de Ministros, e intentando salvar, de nuevo con diferente nombre y casi mismas formaciones, la alternativa a la izquierda del PSOE.
Veremos qué pasa con Vox
¿Y por qué Vox en esta ecuación de momento está teniendo un resultado diferente? Porque aún no ha gobernado. Dentro de cuatro años en las municipales, y cuando considere el nuevo presidente del gobierno en las nacionales, donde hayan tenido ocasión de gobernar veremos los resultados.
Si Vox no modera sus exigencias y se acerca más a la mayoría, y a su vez crea leyes (en esa supuesta cogobernanza nacional) como ha hecho Podemos, pero a la inversa, pensando solo en satisfacer a unos pocos sin pensar en el criterio general, será difícil que no sea igualmente castigado en las urnas.
Mientras en esta primera parte de la precampaña nacional nos hemos anclado en el pasado, en citar al odio y en meter miedo. Si hace unos años con Podemos era ‘cuidado con los comunistas de Podemos’ ahora es ‘que vienen los fachas’. Y eso ya lo usaba Alfonso Guerra hace muchas décadas, cuando los españoles tenían miedo a una estabilidad que no estaba consolidada, pero ahora eso ya no funciona… o sí, lo veremos el 23J.