Macu Jordá (18-enero-1965) es una artista diferente, con unas obras de gran realismo, tamaño e infinita capacidad para sorprender desde una introspección sensible y comprometida, siempre con un punto de tensión, misterio y ternura.
Nacida en Cocentaina (Alicante), pronto se trasladó con sus padres a Alcoy en donde estudió Diseño Gráfico y trabajó en diferentes estudios, vendiendo principalmente pintura comercial. A mediados de los noventa se desplazó a Barcelona para potenciar su estilo y aprender nuevas técnicas.
Regreso a Alcoy
En tierras catalanas aprendió pintura mural y de caballete, además de escultura de la mano de notables autores de la zona. Encontró el amor y se casó con uno de sus profesores, Joan Juan, conocido artísticamente como ‘Joan Joan’, y juntos crearon un estudio de arte en Premiá de Mar, donde Macu alcanzó su mayor esplendor como pintora.
La artista volvió a Alcoy en 2021 tras el triste fallecimiento de su pareja y presenta ahora ‘Fem Diàleg’, una nueva propuesta conjunta ubicada hasta el próximo 10 de agosto en la capilla del antiguo asilo.
¿Qué tipo de artista eres?
Soy una trabajadora del arte, y sobre todo pintora, aunque desde hace unos años también hago escultura.
«La pintura para mí es más introvertida, mientras la escultura tiene una parte de improvisación»
Pintura o escultura, ¿cuál te aporta más?
Pintura, aunque en la actualidad hago más escultura, que la trabajo desde hace unos diez años. Empecé con el fango porque siempre me había agradado.
Para mí, la pintura es más introvertida: tengo el cuadro muy pensado y meditado. La escultura es, por su parte, más espontánea. Sé lo que voy a hacer, pero no al mismo nivel que en los cuadros.
¿La escultura, por lo tanto, es más talento?
No, son dos lenguajes de diferentes dimensiones. Al hacer cerámica, que no es escultura esculpida, es un poco más suelta.
Empiezas a desarrollar tu talento en Alcoy.
De hecho, de bien jovencita -con nueve años- gané mi primer premio, y tiempo más tarde mi padre me apuntó a la Escuela de Bellas Artes de Alcoy, que siempre ha tenido mucho prestigio.
Al finalizar la EGB, recuerdo, ya quería pintar y comencé posteriormente a trabajar en estudios de diversos pintores de la localidad. Durante muchos años me dediqué a pintar cuadros comerciales, principalmente de flores, que se vendían con mucha facilidad.
«En Barcelona desarrollé más la figura humana, dejando de lado mi línea más comercial, los cuadros de flores»
¿Dónde realmente explotas como artista es en Cataluña?
En Barcelona quise estudiar más la figura humana, llegar incluso a especializarme. Deseaba hacer cosas más personales, no tan comerciales.
¿Qué intentas expresar en tus pinturas y esculturas?
Habitualmente hago cuerpos de mujeres, primero porque me considero una mujer feminista y porque considero que me expreso mejor en mi identidad.
Suelo también utilizar unos temas en aspectos que llamen la atención. Estudio y leo mucho sobre ellos, para posteriormente hacer una serie de obras.
Tus obras destacan especialmente por la naturalidad.
Sí, están entre la tensión y la poesía. Busco una naturalidad tensa, pero al mismo tiempo profunda. En algunas ocasiones mi obra no es cómoda de ver, porque tiene un punto de misteriosa.
«’Butoh’, una de mis colecciones, habla sobre el dolor y la miseria, basada en el sufrimiento del pueblo japonés»
Hablemos de tus colecciones.
‘Butoh’, por ejemplo, es la danza de la muerte de los japoneses. Habla sobre el sufrimiento, dolor y miseria que tuvo que soportar el país nipón tras las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
La primera vez que vi en directo esa danza me llamó mucho la atención. La hice muy mía y son una serie de obras muy fuertes, hablando también de mis propios dolores.
Otras son ‘Leyendas’, más cercana a nosotros, que habla sobre sueños o cosas que están entre la realidad y la irrealidad, o ‘Cotidianidad’. Al igual que las demás, siguen abiertas y todavía tengo que trabajar en ellas.
Presentas ahora una nueva propuesta, pero no lo haces sola.
Somos un grupo de mujeres artistas rurales que tuvimos una especie de beca para trabajar sobre las nuevas tecnologías, las que nos permiten estar más al día.
De ahí surgió DAMAC (Dones Artistas de la Mancomunitat de l’Alcoià i El Comtat). ‘Fem Diàleg’ (Hacemos Diálogo) es la primera exposición que hacemos estas siete mujeres.
En ella se incluye una obra que realicé una semana antes de la muerte de mi marido, otra que pertenece a la colección ‘Butoh’ y dos piezas escultóricas. Las cuatro están vinculadas al dolor.
Tu obra ha llegado también a otros países.
En Japón, país al que me han invitado un par de veces, he hecho exposiciones. Allí he tenido bastante éxito y vendido muchas obras, especialmente pintura de flores, mi línea más comercial.
He vendido igualmente mucho en Estados Unidos, principalmente en Florida.