La política tiene estas cosas. Carles Puigdemont, hasta ahora el prófugo más perseguido, se ha convertido en el más deseado y con el que todos quieren hablar. ¿Por qué? Debido a nuestro sistema electoral es quien tiene la llave para que puedan gobernar unos u otros.
O lo que es lo mismo, es quien va a decidir el futuro de España.
Unos valen más que otros
La cosa tiene guasa, al final la decisión de millones de personas, que han votado a los principales partidos, se ve condicionada a una minoría a la que, además, ni siquiera les importa España ya que su objetivo es independizarse.
Intento del PP
Pero si nos basamos en la realidad actual, pueden ocurrir varias cosas. Como todos saben Feijóo va a intentar la investidura, y para ello necesita la aprobación de la mayoría de los diputados en una primera votación (176) o más síes que noes en la segunda.
Ateniendo a lo que parece más probable en la actualidad, cuenta con 172 votos (PP, Vox, Coalición Canaria y UPN) con lo que aparentemente solo puede conseguir su objetivo si en esa segunda vuelta se abstiene Junts, de ahí que al final los populares hayan decidido entablar conversaciones.
Pero las exigencias que va a poner encima de la mesa Puigdemont (Junts), y que posiblemente haya desvelado cuando este periódico esté en sus manos, hacen bastante improbable que Feijóo llegue a un acuerdo. Si vota no al PP no le valdría ni con la abstención del PNV (salvo la opción bastante difícil que éste, en el último momento, cambie y vote a favor).
Intento PSOE
¿Qué pasa entonces? Pues que será el turno de Pedro Sánchez y de nuevo Junts tendrá la varita mágica para decidir el futuro de España. Necesitan sí o sí el apoyo de Junts para poder gobernar, ya sea con sus votos a favor en una primera o en una segunda votación. Si el partido de Puigdemont se abstiene, Sánchez se quedaría con 171 síes frente a 172 noes, lo que nos abocaría a nuevas elecciones.
Todo, evidentemente, dando por hecho que no va a existir ningún diputado que se ‘equivoque’ al votar, o simplemente lo haga diferente a los intereses que marca la disciplina del partido correspondiente. En la memoria el sí ‘erróneo’ del diputado del PP Alberto Casero, debido al cual salió la reforma laboral adelante en contra de lo votado por el resto de su partido.
De deseado a perseguido
Aunque si la política tiene estas cosas, el titular nos valdría al revés para el otro gran caso del pasado mes: Luis Rubiales, de deseado a perseguido.
Hay algo evidente, y es que un representante de España, más si cabe cuando es al máximo nivel, no puede estar en una final, retransmitida a millones de personas, tocándose los genitales; ni teniendo ciertas actitudes, como en este caso el famoso ‘pico’ a Jennifer Hermoso.
Diferente vara de medir
Y es evidente que, si ha cometido un delito, debe de pagarlo. Pero en esta editorial he comentado varias veces que si uno solo de los liberados o reducidos su condena por la Ley del ‘solo sí es sí’ hubiera sido como consecuencia de las acciones de otro partido, Podemos habría ‘incendiado’ las calles.
Pues en efecto, dicho y hecho. El ‘pico’ de Luis Rubiales ha servido para que salgan a manifestarse por las calles de media España. Y, yo al menos, creo que es bastante más grave que un violador ande suelto por la rebaja injusta de una condena.
Además, en ese discurso vehemente, echan la culpa a su propio Gobierno por ser lentos en la ejecución contra Rubiales, cuando con la ley mencionada no solo fueron lentos, si no que cuando reaccionó el PSOE para proponer una reforma, votaron en contra.
Tonto el último
El caso es que Luis Rubiales es un claro ejemplo de cómo funciona la sociedad. Estaba tranquilamente como presidente de una de las entidades más importantes de España, por la influencia que tiene, ganando un millón de euros anual que junto a comisiones puede ser más del doble, y haciendo de su ‘capa un sayo’ sin que nadie le tosiera, todos contentos y cobrando.
Llega una polémica, que en principio podría no haber tenido más recorrido, se echan encima medios de comunicación y políticos, y busca el apoyo de aquellos que tan a gusto están a su lado recibiendo ingresos. Estos acuden raudos y veloces a la voz del ‘patrón’, le ovacionan, se ponen en pie ante su discurso…
Al día siguiente el máximo organismo mundial, la FIFA, le suspende y ven que el barco ‘Rubiales’ se hunde. Pues todos a correr, a decir que ellos están en contra del presidente, que no sabían lo que hacían… En definitiva, abandonan corriendo ese barco para intentar subirse al siguiente.
Todo seguirá igual
Eso sí, algunas de estas personas, con la misma actitud y que han dado por bueno todo lo que su presidente ha hecho, ahora quieren aprovechar la oportunidad para coger el puesto que ha quedado vacante (dígase el presidente de la Federación de Fútbol de nuestra comunidad, Salvador Gomar). ¿Para? Pues para que todo siga igual o parecido.
Recomiendo la entrevista, publicada en este mismo ejemplar, a Enrique Ortolá, ex-vicepresidente económico de la FFCV, que no quiso entrar en ese juego.
Calor sí, calor no
Y un dato curioso. Este verano ha sido, según los datos, el más caluroso de la historia y con intensas olas de calor. Afortunadamente la superficie quemada por incendios en España ha sido menor que en el año pasado (87.600 hectáreas frente a 268.000).
Pues ahora viene el dato curioso y como se puede dar la vuelta a todo. Preguntado a un experto en el Telediario de TVE dice que es porque este año hemos tenido un calor menos intenso… sin comentarios.