Entrevista > Antoni Rubio i Reverter / Escritor (Esplugues de Llobregat, 14-febrero-1978)
Antoni Rubio nació en Cataluña, pero ha crecido en València. Académica y profesionalmente se ha hecho en la ciudad. Como buen humanista, categoría con la que no se autodenomina, le gusta cultivar distintas disciplinas. Desde todas ellas analiza la sociedad valenciana y lo hace con fuerte acento crítico.
Docente, periodista, articulista y escritor, son muchos los ríos que confluyen en este narrador de la realidad valenciana de las últimas décadas. Con varios libros a sus espaldas, confía regresar de vacaciones con la energía suficiente como para poner en marcha su última novela tras la publicación de ‘Valencianisme líquid’.
«Es estéril el debate sobre el valenciano/catalán y, además, está hinchado artificialmente»
Antes de nada gracias por tener el detalle de abordar la entrevista en castellano. ¿Lo he de tomar como un gesto de amistad?
Siempre me amoldo a la lengua del medio que me entrevista sin ningún problema. Es más, me sorprende un poco la pregunta porque, como bien sabes, he sido redactor de medios donde se escribe en castellano.
También estuve un curso haciendo una sustitución como profesor de Lengua y Literatura Castellana y, de hecho, soy lector de los clásicos en español. Te recomiendo la lectura de mi artículo ‘Declaració d’amor a la llengua castellana’, publicado en ‘El Temps’, donde apelo a muchos de esos clásicos.
Parece que el tema vuelve a estar en boga: ¿valenciano o catalán?
Hay un error en la conjunción de la pregunta: no se trata de «valenciano o catalán», sino de «valenciano y catalán». Son dos denominaciones para una misma lengua, lo que no resulta extraño en el contexto de la lingüística mundial.
En la respuesta anterior, por ejemplo, se habla de castellano y español indistintamente, y también podríamos hablar de occitano y gascón, o lemosín, o languedociano. O de flamenco y neerlandés. El debate sobre el valenciano/catalán es estéril y, además, está hinchado artificialmente por la clase política.
¿Y esto a qué se debe?
A motivos estrictamente electorales y con el objetivo de reducir la lengua propia al reducto folklórico, como decía Joan Fuster. La mayoría de los secesionistas lingüísticos piensan, escriben y se expresan públicamente en castellano, por lo que poco más hay que añadir.
«Los nombres históricos son los que son y buscar una alternativa no prosperará nunca»
Algún ensayista afirmaba que buena parte de la resistencia que existe en València al catalán se diluiría con un cambio de denominación de la lengua para que no aludiera a una región en concreto.
Para empezar, niego la mayor. No hay tal resistencia, porque el valenciano, el catalán que se habla en el País Valenciano, es una lengua viva y arraigada. En todo caso, hay un cierto sector de la población que padece una nomatofobia contra todo lo que suene a ‘catalán’ y, por tanto, eso afecta directamente a una de las denominaciones de la lengua.
A lo largo de la historia, ha habido intentos de dar un nombre común a la lengua compartida de Salses a Guardamar y de Fraga a Maó, pero resulta complicado porque los nombres históricos son los que son (valenciano o catalán e, incluso, mallorquín y otras denominaciones) y buscar una alternativa no prosperará nunca.
¿Puede que tenga que ver con inexactitudes históricas?
También es porque parten de errores históricos (como cuando los autores de la Renaixença hablaban de ‘lemosín’ para darle un nombre común neutro al catalán) o son alternativas que difícilmente arraigarán a nivel popular.
Ahora hay sectores que plantean una denominación doble en el ámbito oficial (valencià-català o valencianocatalà); si eso sirve para rebajar tensiones, bienvenido sea. Pero sospecho que una gran parte de la gente que tiene aversión al término ‘catalán’, salvo unas pocas excepciones, tiene, en realidad, una aversión a nuestra lengua y nuestra cultura.
¿La lengua autóctona se habla en València?
Por supuesto. Sólo hay que hacer dos cosas: poner atención y hablar siempre en valenciano de entrada. Con estas dos actitudes, uno se da cuenta rápido de que la ciudad de València no es el páramo castellanizado que algunos pretenden.
El valenciano está vivo en la calle, en los mercados, en las escuelas… ¿Que podríamos estar mejor? Obvio. Pero caer en la negatividad o afirmar que en València no se habla valenciano es tener mala fe o un desconocimiento absoluto del ‘cap i casal’.
«La ciudad de València no es el páramo castellanizado que algunos pretenden»
Hablar una lengua cuando no se encuentra de manera ambiental resulta complejo: apenas existen medios de comunicación, por ejemplo, que se hagan en la lengua autóctona.
Me toca negar la mayor de nuevo: claro que la lengua se encuentra de manera ambiental. Una gran parte de las poblaciones valencianas son eminentemente valenciano-hablantes y el valenciano es una lengua viva en la calle, en la política o en la escuela.
Partir de la premisa de que «el valenciano no se habla» es de un desconocimiento absoluto, es decir, de no haber salido de la plaza Cánovas, como quien dice. Lo que sí es cierto es que el ecosistema mediático valenciano tiene una anomalía con respecto a la lengua.
¿Considera, pues, que existe buena base de medios en valenciano?
Sí que existen medios en valenciano (À Punt, ‘El Temps’, ‘La Veu’, ‘Vilaweb’, multitud de prensa y radios comarcales…), pero la lengua está muy poco presente en los medios más grandes. Lo que se debería hacer es preguntar a los gestores de los principales medios, que son los que más ayudas públicas reciben, por qué esconden la lengua, una de nuestras principales señas de identidad.
Muchos artistas valencianos se lamentan de lo difícil que es triunfar en su tierra y terminan acercándose a Cataluña para ser reconocidos. ¿Por qué crees que sucede esto?
No creo que suceda, la verdad. No creo que grupos musicales como Obrint Pas, La Gossa Sorda o Zoo, cómicos como Xavi Castillo o escritores como Xavi Aliaga hayan tenido que «acercarse a Cataluña» para triunfar… De hecho, si se escuchan o se leen allí, es porque compartimos lengua y cultura.
Con la misma facilidad que un autor español se lee en América Latina o viceversa. El problema real, de hecho, es que el mercado cultural está muy fraccionado dentro del ámbito catalanohablante (o valencianohablante, que tanto da) y, de hecho, suele suceder al revés: un autor valenciano no siempre tiene facilidades para acceder al mercado de Catalunya o Mallorca y viceversa.
«‘Del Sud’ es un libro a medio camino entre el reportaje periodístico y el ensayo literario»
¿Qué hace falta entonces?
Por ese motivo es necesaria una mayor colaboración entre las instituciones públicas valencianas, catalanas y baleares, así como la reciprocidad de medios como À Punt, TV3 e IB3.
Hay que crear un mercado cultural fuerte que abarque toda nuestra área cultural y lingüística para que el flujo de autores y artistas fluya de manera natural, sin fronteras internas impuestas desde fuera.
Se recuerda mucho la figura de Fuster, recientemente la de Al Tall… pero parece que no hay referentes intelectuales más recientes. O al menos no se visibilizan tanto.
En la literatura tenemos a Núria Cadenes, Antoni Furió, Antoni Martí Monterde, Ferran García-Oliver, Pau Viciano, Carles Fenollosa, Ramon Ramon, Juli Peretó, Xavi Aliaga, Vicent Alonso, Lourdes Toledo, Ferran Archilés, Joanjo García, Manel Alonso, Manuel Baixauli, Enric Sòria, Martí Domínguez, Rafa Roca, Carles Fenollosa, Gustau Muñoz, Maria Josep Escrivà, Joan Benesiu, Raquel Ricart, Begonya Mezquita…
Y en la música, Xavi Sarrià, Zoo, La Fúmiga, Feliu Ventura, Pau Alabajos… Y, todo esto, en dos minutos y sólo pensando en clave valenciana, sin contar con los autores o músicos catalanes o de Mallorca, Menorca… Quien no mira, no puede ver. Evidentemente, la influencia de Joan Fuster, Al Tall, Estellés, Ovidi Montllor, etcétera, sigue siendo muy grande.
En tu vertiente de escritor debutaste en 2007 como coautor en ‘Del Sud. El País Valencià al ritme dels Obrint Pas’. ¿Qué abordaba aquel libro?
‘Del Sud’ es un libro coescrito con Hèctor Sanjuan, a medio camino entre el reportaje periodístico y el ensayo literario. Realizaba un repaso de la realidad social, cultural y política del País Valenciano desde mitad de los años noventa hasta el año de publicación, a través de la biografía de Obrint Pas, el grupo musical valenciano de mayor éxito, probablemente, en cualquier idioma.
El libro, por tanto, se puede leer como una historia del grupo: unos chavales de València ciudad que, cantando en valenciano, llegaron a hacer giras por todo el Estado español, Europa, Estados Unidos o Japón, entre otros; pero también se puede leer como un repaso a toda una época marcada por el gobierno del PP valenciano de Zaplana y compañía.
«‘Black friday’ juega con la metáfora de la negrura que se esconde tras una sociedad consumista»
Te sumergiste de lleno con ‘Black friday’ en la narrativa breve. ¿Diríase que el punto de mira en esta ocasión era distinto?
Completamente. Junto a la novela ‘La taca’, se trata de una incursión en la ficción, dejando a un lado el articulismo y el ensayo, que es el género que más he trabajado. El punto de partida son historias reales que, convenientemente ficcionadas, permiten echar una mirada a las sombras de nuestra sociedad.
El título de ‘Black friday’ juega, precisamente, con la metáfora de la negrura que se esconde tras una sociedad consumista, marcada por la felicidad artificial que rezuman las redes sociales, tras la cual hay historias que nadie quiere contar: la enfermedad y la soledad en los mayores, la violencia policial, los trastornos alimentarios, etcétera.
Tu obra más reciente ha sido ‘Valencianisme líquid’. ¿Por qué se planteó esta obra y qué características tiene que la diferencia de las demás?
Es un ensayo que surge con el objetivo de abrir un debate en el seno del valencianismo político. El libro se escribe y se publica con el segundo Botànic en marcha y hace un análisis del resultado de las políticas del gobierno de PSPV y Compromís, poniendo el acento sobre todo en la pata valencianista del Consell.
A grandes rasgos, el libro plantea que Compromís, principal actor del valencianismo político, ha ido diluyendo su carácter valencianista hasta convertirse en una formación homologable a la «nueva izquierda española», lo que está dejando huérfanos a muchos votantes y podía traducirse en un mal resultado electoral, tal y como ha sucedido.
«‘Valencianisme líquid’ es un ensayo para abrir un debate en el seno del valencianismo político»
También has estado y estás muy vinculado al mundo del periodismo. Son muchas las cabeceras en las que has trabajado. ¿Cómo calificas la evolución del sector desde tus inicios hasta ahora?
Ha cambiado muchísimo desde que empecé a finales del siglo pasado. Creo que se trata de un sector extremadamente golpeado por las sucesivas crisis económicas, con un alto índice de precarización laboral y sin el reconocimiento público que debería tener. Me parece una profesión apasionante que, por desgracia, está muy, muy maltratada.
Septiembre suele ser mes de cambios. ¿Algún proyecto en ciernes?
Tengo una novela atascada desde hace bastante tiempo y un proyecto de ensayo en fase de borrador. Puede cuajar o quedar en nada.