Las redes sociales, especialmente aquellas dedicadas a publicar fotografías, han provocado la aparición de una enorme cantidad de cuentas que, echando mano del archivo de aquellos que desde la aparición de las primeras cámaras captaron el día a día de sus ciudades, repasan el pasado de los municipios y sus gentes para ofrecer curiosas comparativas con la actualidad.
Evidentemente, esos cambios son mucho más significativos y claros en las grandes ciudades que, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando en casi todos los países occidentales se produjo una enorme migración del campo a la urbe, crecieron en extensión y altura, haciendo irreconocibles muchos de sus paisajes anteriores.
El turismo que todo lo cambia
Lo mismo ocurre, en realidad, con los municipios más pequeños, si bien los cambios en ellos son menos evidentes y hay que ir mucho más al detalle no sólo para encontrarlos, sino también para comprenderlos. En la Marina Baixa, con Benidorm como claro exponente de ello, esa transformación llegó de la mano del turismo; y La Nucía, quizás de forma más tardía que su vecino de los rascacielos, no ha sido ajena a ese fenómeno.
El casco histórico del municipio todavía guarda mucho de un pasado no tan remoto, pero hay lugares como La Favara, con su ya más que famoso ‘llavaor’ o el pasaje subterráneo que ahora está recuperando el ayuntamiento, que deben ser urgentemente rescatados del olvido al que parecían condenados, a medida que desaparecen los últimos testigos de las generaciones que los usaron por última vez.
El nombre se ha puesto a propuesta del párroco, que recordaba que antes se ubicaba allí el huerto del cura
Un huerto y un cementerio
Todo lo anteriormente expuesto lo encontramos en la calle que actualmente une el carrer Nou y la avinguda Església, en pleno centro del municipio. Ese nuevo vial, que hasta ahora no había sido bautizado, ha recibido ya el nombre de Travessia de l’Hort del Retor, una nomenclatura que ha pasado a formar parte del callejero local el pasado día 13 de agosto, pocas horas antes de que La Nucía iniciara, no muy lejos de ese punto, la celebración de sus días grandes con las Festes d’Agost.
Tal y como ha explicado el alcalde de La Nucía, Bernabé Cano, el principal motivo por el que se ha optado por este nombre para la calle es que ese espacio urbano “estaba ocupado en el pasado por un huerto del cura” aunque, ha añadido, su historia se remonta todavía más atrás, ya que “anteriormente estaba ahí el primer cementerio de La Nucía”.
En primera instancia se ubicó, en ese mismo emplazamiento, el primer cementerio del pueblo
A propuesta del párroco
Esta decisión, como ha subrayado Cano, es “una forma de recuperar la memoria histórica de La Nucía, para que los más jóvenes y las futuras generaciones conozcan que, anteriormente, existió un huerto justo detrás de la iglesia”.
De hecho, el primer edil ha señalado que “la iniciativa de dar este nombre a la calle de detrás de la iglesia” vino, precisamente, “a propuesta de nuestro párroco, Juan Manuel Cortés, que nos sugirió el nombre para recordar la memoria histórica de La Nucía y que las nuevas generaciones conozcan que, anteriormente a la calle, existió ‘l’hort del retor’; y antes, el primer cementerio”.
«Es una forma de recuperar la memoria histórica de La Nucía y que los más jóvenes conozcan que anteriormente existió un huerto justo detrás de la iglesia» B. Cano
Más de medio siglo
Cano enmarca esta decisión en las diversas actividades e iniciativas que viene desarrollando, desde hace algunos años, su equipo de gobierno para “recuperar la historia de La Nucía”, ya que eso, asegura, “es clave para que los más jóvenes conozcan sus orígenes y cómo era el pueblo anteriormente”.
La calle, que ahora y de manera oficial se denomina Travessia de l’Hort del Retor, fue construida y abierta hace más de medio siglo. De hecho, su historia se remonta a mediados del siglo XX para dar respuesta, como siempre suele ocurrir con los temas urbanísticos, a las nuevas necesidades del día a día nuciero.
Nombre popular
Todo comenzó cuando se construyeron, a la sombra de la iglesia, los locales parroquiales y la casa del párroco, edificios de nueva planta y que, de alguna manera, obligaron a comunicar la avinguda de la Església con el carrer Nou.
Al encontrarse en la parte trasera del templo, y mucho antes de que fuera allí donde el párroco pudiera plantar sus hortalizas, se encontraba el primer cementerio del municipio que, posteriormente, se trasladó a una nueva ubicación. Finalmente, fue cambiada para situarlo en su emplazamiento actual.
Pese a todo, nadie se preocupó de darle nombre a esa calle que, por fin, sesenta años después de su apertura, pasa a denominarse Travessia de l’Hort del Retor, como ya era conocida popularmente por los nucieros más mayores.