La mayoría de los encuestados tuercen ligeramente el gesto cuando se les sitúa ante una pregunta que, como en el caso de querer más a papá o a mamá, tiene muy mala leche. El cambio climático es ya una evidencia científica.
Aquí, en la Costa Blanca, ese cambio climático ha venido acompañado de fenómenos a los que, poco a poco, nos hemos tenido que acostumbrar, como las cada vez más frecuentes y potentes Danas invernales y olas de calor estivales. Unos tsunamis de altas temperaturas que provocan que los termómetros rocen o superen (como sucedió hace pocas semanas en nuestra provincia) los 40º.
Seguros contra el calor
Y si bien es cierto que el sol, el calor y el buen tiempo asegurado es el principal motivo por el que media Europa elige Benidorm y sus satélites como destino veraniego, no lo es menos que un calor excesivo, como el que hemos padecido no pocos días en los estíos de 2022 y 2023, podría provocar el efecto contrario.
Al menos, eso es lo que se deriva del último movimiento que han realizado los turoperadores británicos: ofrecer seguros de cancelación y/o devolución del importe del viaje en el supuesto de que se produzcan olas de calor. Eso, dicho de manera simple, quiere decir sólo una cosa: temen que el calor extremo les pueda hacer perder clientes.
«Cada vez tendremos menos invierno, lo que podría beneficiar al turismo en lo que hoy en día es nuestra temporada baja» M. García
Mejores inviernos
Preguntados sobre si esta circunstancia podría suponer un riesgo grave para el turismo o, al menos, para los veranos futuros en la ciudad, los principales actores del turismo de Benidorm creen que no, que la ciudad cuenta con un cliente fidelizado que no cambiará su destino por otro. Sobre todo, aseguran, porque esos veranos más calurosos se darán en todo el litoral del Mediterráneo.
De hecho, Mayte García, secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, ve cierta oportunidad en ello, ya que “cada vez tendremos menos invierno, lo que podría beneficiar al turismo en lo que hoy en día es nuestra temporada baja”. Una época en la que las familias no tienen vacaciones, pero que podría ser aprovechada por “el turismo sénior, que puede viajar cuando quiera porque no tiene obligaciones laborales”.
«En el Mediterráneo vamos a tener la oportunidad de trabajar más meses con mejor clima» T. Pérez
Una ‘nueva Canarias’
Ni García ni tampoco el alcalde (y concejal de Turismo) de la ciudad, Toni Pérez, se atreven a verbalizarlo, pero todo apunta a que Benidorm y, con ella, toda la Costa Blanca se convertirá, cambio climático mediante, en la ‘nueva Canarias’ del turismo europeo antes de que termine esta década, gracias a sus cada vez más suaves veranos y otra cuestión que tiene que ser muy tenida en cuenta: la distancia.
Las compañías aéreas y, de su mano, los turoperadores, han invertido ingentes cantidades de dinero en los últimos años adquiriendo aeronaves cada vez más eficientes para ahorrar en costes de combustible, por lo que estar dos horas y media menos en el aire para llegar a destino desde cualquier punto de Europa parece un caramelo demasiado difícil de rechazar.
Las ciudades ya han comenzado a adaptar su urbanismo a la nueva realidad climática
Nuevos diseños de ciudad
El alcalde insiste en que lo que tenga que suceder con los veranos turísticos sólo “el tiempo lo dirá”, y subraya que desde la ciudad “trabajamos para que nuestros veranos sean lo más confortables posible hoy en día, de ahí muchas de las intervenciones que hemos hecho de renaturalización de nuestros espacios públicos”.
En ese mismo sentido, pone como ejemplo “el nuevo diseño de la avenida del Mediterráneo” que, ha desvelado, ya supone “una rebaja de grados importante respecto al tramo en el que aún no hemos operado”.
Inviernos suaves
El primer edil de la capital turística de la Comunitat Valenciana asegura, al igual que Mayte García, que todo lo relativo al cambio climático podría abrir nuevas oportunidades, ya que “hay estudios que dicen que no será tanta la incidencia de subida de temperaturas en verano como en otros momentos del año, en los que los grandes destinos del Mediterráneo vamos a tener la oportunidad de trabajar más meses con mejor clima”.
Toni Pérez, en cualquier caso, es consciente de que ese es, seguramente, el único efecto más o menos positivo que puede traer un problema que, por lo demás, amenaza de forma muy seria la propia existencia humana en la Tierra. Por ello, Pérez pone el foco en el trabajo de resiliencia que ya están haciendo: “veremos que ocurre; pero en ese ‘mientras tanto’ tú tienes que actuar, y Benidorm lo está haciendo”.