Les proponemos en esta ocasión una ruta diferente, igualmente sencilla, en gran parte acuática: la que discurre junto al pantano de Benagéber, para descubrir el nacimiento del Arroyo Regajo, en el límite de la provincia de València con la de Cuenca (Castilla-La Mancha).
El recorrido, que arranca en el mencionado embalse, abarca dos términos municipales, el de Sinarcas y el de Benagéber. Recomendamos llevar una mochila estanca para que no se mojen las pertenencias y zapatillas para ir más cómodos y seguros por el agua.
Durante el mismo podremos apreciar dos auténticas joyas: los estrechos del Arroyo Regajo -también conocido como Barranco de las Palomarejas- y La Pardala, conformando sin duda una de las rutas senderistas más espectaculares de la Comunitat Valenciana.
Cómo llegar
Se accede desde València por la CV-35, hasta Tuéjar, donde tomamos a la derecha una carretera de curvas que nos lleva al pantano de Benagéber. Pasados unos kilómetros -y dos túneles- se aprecia una pista forestal y paneles informativos que indican la zona de acampada.
Proseguimos por la pista forestal -medio asfaltada, medio tierra- y cogemos el desvío a la pista de aviación, en Sinarcas, alcanzando el cruce de las casas de Grilluelos. Ahí debemos decidir si queremos hacerlo desde el Charco Negro hasta el embalse (a favor de corriente) o al revés, en dirección a La Pardala, es decir, desde el pantano.
Otra posibilidad para llegar es mediante la A-3 hasta Utiel, siguiendo por la CV-390 camino Tuéjar. La primera opción ofrece peor carretera, pero mejores paisajes, atravesando además la preciosa localidad de Chelva.
Inicio de la ruta
El sendero, con partes para andar y otras para ir por el agua, se inicia desde el área recreativa de La Pardala, próxima al embalse, para ir introduciéndonos por el barranco de El Regajo, una vía perfectamente señalizada y en buen estado.
Continuamos río arriba y, si el pantano no está lleno, pasamos por las ruinas del antiguo molino de La Pardala, antes de entrar en el propio barranco. Brinda un paisaje digno de apreciar, donde predomina el pino carrasco, además de otra vegetación como lentisco o coscoja, especialmente en el primer tramo.
Andamos unos minutos y nos topamos con un edificio junto a la presa, ahora en ruinas, que generaba luz para el antiguo molino. Se construyó para dar energía eléctrica a Sinarcas y al extinto pueblo de Benagéber (ahora sumergido por las aguas del pantano), pero el escaso caudal y su irregularidad hizo que se quedara en desuso.
Ofrece un paisaje digno de contemplar, con suma vegetación y predominio de pino carrasco
Nos metemos en el agua
En esta parte de la ruta abunda el carrizo, donde el agua fluye pese a estar cerrada la antigua presa. Es el momento de aislar los dispositivos electrónicos en bolsas impermeables, porque nos metemos en el agua. Una acertada opción es dejar allí el almuerzo, para dar buena cuenta de él a la vuelta.
El río se va estrechando, brindando imágenes de postal, sobre todo los cañones que se han formado durante miles y miles de años. Las paredes se juntan y parece que nos van a aplastar, como si de una película se tratase.
Después de un buen rato en remojo, nos secamos y apreciamos cómo el agua ha ido provocando curiosas formaciones en la roca caliza. La vía se va haciendo entonces más grande, junto al Regajo, que prosigue con sus tentadoras pozas.
Finaliza en el Charco Negro, lugar perfecto para descansar y darse un refrescante baño
Charco Negro
Nos encontramos ya en el Charco Negro, final de esta divertida ruta, y divisamos la Fuente del Cuerno, otro lugar perfecto para descansar, darse otro refrescante baño y prepararnos para el regreso.
El Charco Negro -o Casas del Charco Negro-, además de dar nombre a una poza, es un paraje que antaño fue una zona de camping con piscina y merenderos, e incluso un bar. En la actualidad, por desgracia, está completamente abandonado.
Pese a su dejadez, sigue siendo un emplazamiento muy bonito y visitado por los lugareños, debido a las pozas y saltos de agua que el arroyo muestra a su paso antes de desembocar en la cola del embalse.
Recomendaciones
Como siempre en este tipo de rutas debemos tener mucho cuidado al bañarnos, sobre todo en el caso de previsión de tormentas o después de lluvias fuertes. Es, por lo tanto, muy importante mirar antes el parte meteorológico.
También vigilar la temperatura del arroyo en los estrechos, pues en verano es idónea para un rápido chapuzón, aunque en la parte más estrecha es preferible no pasar mucho tiempo dentro del agua, ya que nos podría dar una ligera hipotermia.
La ausencia de luz solar en esa zona hace que la temperatura del agua sea realmente baja.