La torre vigía del Cap d’Or, dominando el Mediterráneo gracias a sus 165 metros sobre el nivel del mar, se asoma también al abismo desde el filo de los acantilados de la Punta de Moraira, en la comarca de la Marina Alta.
Antigua torre defensiva de la costa, data del siglo XVI, tiene once metros de altura y formaba parte de la red de torreones vigías del litoral levantino (conectaba con el resto, principalmente con la Granadella e Ifach). Fueron construidas, de hecho, para soportar los ataques de piratas berberiscos, tan frecuentes en aquella época.
El Cap d’Or es una alargada y abrupta lengua de tierra que se adentra en el mar en dirección norte-sur. Hacia el oeste cae de forma más suave, cerrando la pequeña bahía de Moraira y cobijando la playa del Portet, mientras en su vertiente este se aprecian acantilados, barrancos y calas, prolongándose hasta el Cabo de la Nao.
Les proponemos una sencilla y recomendable ruta de senderismo -con un recorrido total de tres kilómetros- para ascender hasta el monumento, desde el que podremos disfrutar igualmente de unas majestuosas vistas. Durante la misma descubrirán igualmente una serie de atractivos dignos de conocer.
Inicio de la ruta
Perfecta para realizarla en familia, tras aparcar nuestro vehículo en la zona del Portet (en Teulada-Moraira), comenzamos en la ermita de San Juan Bautista, en el extremo de la playa, guiándonos con las indicaciones que nos conducen a la torre.
Esta primera parte del camino discurre entre urbanizaciones y calles empinadas, antes de abandonar el asfalto y encontrarnos con los paneles informativos. Desde allí hasta nuestro destino final apenas hay 800 metros.
Los metros iniciales, debido a la presencia de rocas irregulares -y en ocasiones resbaladizas-, los haremos con mayor precaución, aunque no conllevan grandes dificultades. Seguidamente, un poco más adelante hallamos el desvío que nos conduce a la Cova de la Cendra (Cueva de la Ceniza).
El objetivo es llegar hasta la torre defensiva del siglo XVI y disfrutar de la panorámica
Cova de la Cendra
Se trata de una gruta formada por los fenómenos de disolución de las rocas calizas y que estuvo habitada en la antigüedad por el ser humano, constituyendo un relevante yacimiento arqueológico, hoy todavía en estudio.
Como curiosidad, durante un periodo de tiempo -sobre el 10.000 a.C.- la línea de la costa se situaba mucho más adentro, debido a la época de fuerte glaciación que sufría nuestro planeta.
Su acceso es algo complicado, pese a que se instaló una barandilla con escalones hace ya años. No obstante, bajar sigue siendo ligeramente difícil para el que no está acostumbrado a la montaña.
La enorme Cova de la Cendra, hoy abandonada, estuvo habitada hace más de 35.000 años
No es visitable
La Cova de la Cendra, de grandes dimensiones, lamentablemente no se puede explorar debido a que su entrada está vallada y llena de restos de materiales que se emplearon para la documentación allí encontrada. Está, de hecho, en un estado de abandono.
Indicar que, por los restos descubiertos en la cueva, se piensa que dejó de estar habitada hace unos 4.000 años, pero que estuvo en uso hace más de 35.000 años.
Es una pena porque es una zona que alberga una microrreserva de flora y está catalogada como Lugar de Interés Comunitario (LIC), además de estar incluida en la red Natura 2000 bajo el nombre de ‘Penyasegats de la Marina’ (Acantilados de la Marina).
Durante el recorrido se encuentran diversos bancos y miradores para relajarse y desconectar
Poblado íbero
Proseguimos entonces hacia la torre, ahora en un camino sensiblemente más llano, para toparnos de inmediato con ella, a nuestra derecha, en lo alto del cabo.
Poco antes, un cartel nos desvela que en el lugar se encuentran los restos de un poblado íbero, a día de hoy en proceso de restauración y sin posible acceso. Al igual que a la torre, una gran valla limita el paso, aunque los más curiosos sí se introducen.
La panorámica que tenemos desde la torre vigía es espectacular: al sur, el Peñón de Ifach (Calpe), la Sierra de Aitana, el Puig Campana e incluso los enormes rascacielos de Benidorm; mientras si nos giramos nos maravillamos con los acantilados de la Cumbres del Sol -repletas de chalets- y, al fondo, el Cabo de la Nao, en Xàbia.
Recomendaciones
Uno de los mejores consejos que podemos darles es que completen la ruta, a ser posible, por la tarde: la luz es mejor y comprenderán mejor la razón de su denominación como Cap d’Or (Cabo de Oro). Punta de Moraira, en ese sentido, hace de mirador natural para disfrutar de unas vistas únicas en la zona.
Ya en el propio recorrido veremos curiosos bancos de piedra blancos o dos tarimas de madera que ejercen de observadores, para hacer miles de fotos o simplemente relajarse y desconectar con el entorno y la panorámica.