Entrevista > Candy López / Pintora (Tobarra, 18-agosto-1952)
Candy López es una pintora de realismo figurativo que se ha hecho a sí misma y cuyas obras gustan mucho, fundamentalmente porque están realizadas desde el corazón, desde el sentimiento. Aunque nacida en Tobarra (Albacete), de bien niña se trasladó junto a su familia a nuestra localidad.
Siendo la pequeña de seis hermanos, recuerda que mientras los mayores comenzaban a trabajar, ella se incorporaba al colegio Padre Manjón a los seis años, la edad inicial antiguamente. Tiempo más tarde, de profesión aparadora, descubrió su talento durante el embarazo de su hija mayor, “cuando alguien me regaló unas pinturas”.
Su primera exposición en 1990
Seguidamente incluso ejerció de profesora y llevó a cabo diversas disciplinas, como la de pintar cerámica. “Ya jubilada he continuado pintando, pero más para mí”, reflexiona, antes de matizar que sus obras agradan y se han vendido mucho, especialmente a nivel local.
Con una amplia trayectoria artística -su primera exposición se remonta a 1990- ahora acaba de presentar con éxito la muestra ‘Mírame’ en los Salones Princesa de Elda, “un pequeño ejemplo de lo que hago”, con el reto de que surjan a partir de ahí nuevos encargos.
¿De dónde procede tu talento artístico?
Mi padre ya era pintor, de brocha industrial, pero tenía numerosas habilidades para dibujar, como nos mostraba en casa. Cierta parte de mi talento procede de él, aunque siempre fui una chica muy ‘vivaracha’: me gustaba cantar, tenía mi autonomía… Era muy atrevida.
¿En qué momento te diste cuenta de que lo hacías bien?
Me vino de una forma fortuita, porque tuve que guardar reposo en el embarazo de mi hija Sonia, y me regalaron unas pinturas. Así comencé, sin ningún tipo de formación.
Era el año 1977 y fueron obviamente la familia y los amigos los que me fueron diciendo que les gustaban mis obras. A partir de ahí me lo empecé a tomar en serio.
«Parte de mi talento procede de mi padre, al que le gustaba mucho dibujar y pintar»
Desde entonces no has parado.
Exacto, he pintado mucho, pero realmente mi trabajo era aparadora (de muestras), es decir, cosía los zapatos y unía las partes para que entraran a la horma.
¿Cuál es tu estilo?
El realismo figurativo, al óleo, acuarela o cualquier medio. No confundir con el hiperrealismo, que es más fotográfico; siempre he querido que mis cuadros sean retratos pintados.
¿También te defines como multidisciplinar?
Sí, porque he hecho mucha cerámica pintada y murales en la calle, todo ello tras incorporarme a la Asociación de Minusválidos Físicos Intercomarcal (AMFI), debido a mi minusvalía en el oído.
De hecho, trabajé en esta entidad como profesora de pintura durante seis años -hasta la jubilación-, participando asimismo en un proyecto para hacer los nombres de las placas de las calles en cerámica.
«Mi estilo es el de realismo figurativo; siempre quiero que mis obras sean retratos pintados»
¿Qué intentas expresar en tus obras?
Por ejemplo, en la exposición que acabo de presentar, titulada ‘Mírame’, intento captar -por medio de la mirada- la personalidad del retratado.
Es muy importante esa mirada, porque refleja la actitud y su forma de ser. Además, posteriormente me sirve para que esa persona se identifique a sí misma, se reconozca.
¿Pintas desde el corazón?
Lo primero que me fijo cuando uno observa uno de mis cuadros es en su mirada, que me dice si le ha gustado o no.
Sin duda, para mí pintar es un sentimiento, una forma de expresar lo que veo y siento. Hasta ahora, todos los que me han encargado un trabajo han quedado muy satisfechos.
¿La exposición tuvo una buena acogida?
Sí, vino mucha gente. Los que me decían que les agradó también me dijeron por qué les gustó. La exposición tuvo lugar durante ocho días en los Salones Princesa de nuestra localidad.
Se trata de retratos de familia, especialmente de mi hija, nieto o marido, y mi idea es mostrarla también en Alicante, junto a otras dos pintoras.
«En mis cuadros es muy importante la mirada, porque refleja la actitud y la forma de ser»
¿Tu arte está valorado?
Lo entienden, porque son obras de sencilla comprensión: te gusta o no. Pero no se valora suficientemente.
Después de una larga trayectoria, ¿piensas que del arte se puede vivir?
En España, rotundamente no. Son muy pocos los que lo hacen, los números uno. La salida más habitual de los que estudian Bellas Artes es la docencia, en institutos, centros o colegios privados.
Ciertamente somos muchos pintores y son pocos los espacios que existen. Tampoco son excesivos los compradores.
¿Cuál es la solución entonces?
Tiene que haber una galería que se interese por ti, por tu obra y tu arte. Igualmente hay mucha política e intereses mezclados.
Particularmente he estado condicionada a mi familia, que la he antepuesto a mi pasión por la pintura. No obstante, me siento muy realizada con la vida que he tenido.