Hèctor Navarro / Actor y director de doblaje
El gran poder de la voz, la capacidad para mostrar un enorme abanico de emociones o sentimientos. Hèctor Navarro (Alcàsser, 27-enero-1966), brillante actor y director de doblaje, nos cuenta cuál es la magia de esta profesión, “aquella que hace que te olvides de todo” y qué siente cuando interpreta, un trabajo mucho más artesanal de lo que pensamos.
Centrado en el doblaje
Con un registro vocal extremadamente singular, se inició doblando películas para adultos, pasando después por un sinfín de personajes animados -sobre todo de malo o bufón- y hasta anuncios para juguetes (visibles todos ellos en tv a día de hoy). “Estoy en el mejor momento de mi carrera profesional”, asevera. Es la voz en valenciano de, entre otros, Liam Neeson, John Malkovich o Forest Whitaker.
“El doblaje se fundamenta en la mecanización; en tener un buen rodaje”, confiesa. Asimismo, da clases de doblaje y ha participado en diversas obras de teatro o películas, aunque reconoce que ahora mismo está plenamente centrado en el doblaje, “donde tengo un nombre y estoy muy bien reconocido”. No descarta, no obstante, volver a subirse al escenario, donde ya triunfó: “querría volver, pero el teatro tiene otros códigos, no todos sirven”.
¿Dónde te inicias en la profesión?
Estaba desorientado y no sabía hacía dónde tirar, después de haber hecho trabajos de todo tipo. Hasta que mi hermano mayor Juan me preguntó ‘¿a ti qué te gusta?’, a lo que contesté que era un fan de la radio.
Me apunté entonces, con dieciocho años, a un curso de radio y lo primero que me obligaron a hacer fue locutar una carrera de caracoles, quedándome bloqueado. Pese a todo me cogieron una temporada para que hiciera las crónicas del Mestalla.
«En un mismo día doblaba películas porno y hacía un personaje de dibujos animados»
¿Te fue bien?
No del todo y tuve que esperar unos años, hasta la creación de Canal 9. Me enteré que se hacían cursos de doblaje y radio y ahí que fui, con la gran Xesca Guillén como profesora.
Acabé el curso de radio, seguía siendo muy tímido -me faltaba rodaje- y todos me dijeron que se me daba muy bien, que tenía una voz singular. Me incorporé seguidamente a un curso exclusivamente de doblaje, en el que había un apartado de interpretación dirigido por Juan Mandli.
¿Tuviste ya las primeras ofertas?
Mandli me recomendó a varios grupos de teatro y llegué a participar en alguna obra, siempre con un papel secundario. Al mismo tiempo quería introducirme en el mundo del doblaje, que era muy difícil: tenías que picar a muchas puertas, hacer numerosas pruebas…
De hecho, algunas empresas ni siquiera te hacían pruebas hasta que en una me dijeron que tenía mucho talento y el futuro asegurado.
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Había un producto que se estaba poniendo de moda, de la mano de Canal Plus, que eran las películas pornográficas y estuve durante un tiempo doblando este tipo de films (ríe).
Era curioso, porque en ese estudio hacía cosas para Canal 9, principalmente dibujos animados. Es decir, el mismo día doblaba porno y hacía algún ‘take’ (frase) de un personaje infantil.
¿Qué magia tiene el doblaje?
Cuando me pongo a doblar el resto del mundo desaparece: me introduzco en una ‘burbuja’ y si tienes problemas, se te olvidan, porque estás tan clavado en el personaje que interpretas y éste está en una emoción tan diferente a la tuya…
Además, cada día eres un personaje distinto, es interpretación pura y dura. No es solo poner la voz, va mucho más allá; se trata de un esfuerzo mental, aprendiendo el texto, ver los ojos del actor, saber qué gesto está haciendo y lo que representa.
«Cada día eres una persona diferente: es interpretación pura y dura, no solo poner la voz»
¿Doblas también en castellano?
Sí, comencé con el doblaje en castellano a partir del cierre de Canal 9, reclamados por las empresas de Madrid y Barcelona. Allí tenían mucho trabajo y nos ofrecían papeles, pero a un menor precio, se aprovecharon de la situación. Ahora ya confían un poco más.
¿Cuáles son tus funciones como director?
Primero recibo la película, serie o capítulos de dibujos, la visiono y comienzo a buscar el elenco de voces que necesita para doblarla.
Para ello debes conocer a la gente, saber cómo trabaja y sus mejores virtudes, porque no es únicamente la voz, sino los matices dependiendo de si se trata de una película de comedia o drama.
¿Hay mucha competencia?
Muchísima, sobre todo porque no hay trabajo para todos, y pronto habrá menos, cuando llegué de verdad la Inteligencia Artificial, porque supondrá que muchos actores de doblaje dejarán de ejercer esta labor.
El doblaje no va a morir, pero sí se va reducir mucho, evidentemente.