Uno de los tesoros de Alicante es el Cabo de las Huertas, entre la playa de la Albufereta y la de San Juan, con la opción además de poder realizar una ruta sencilla, ideal para completarla en todas las épocas del año y a cualquier hora del día.
Se ubica totalmente junto al mar, así que, si se hace en los meses de verano, se puede dar un refrescante baño en el mar. Del mismo modo, al atardecer o a primera hora de la mañana apreciarán una luz espectacular, la que brinda la cala Cantalar.
Nosotros les proponemos un camino llano, sin apenas dificultad, que empieza en la Albufereta y finaliza en la playa de San Juan. La ida, por la costa, será de cinco kilómetros, mientras la vuelta, recortando por las calles urbanas, de tres.
Un barrio nuevo
El Cabo de las Huertas, coloquialmente conocido en la ciudad como ‘el Cabo’, es un barrio que se ha urbanizado totalmente en las últimas tres décadas: no hace tanto abundaban allí solares vacíos y calles de tierra con bloques de apartamentos veraniegos o aislados chalets.
La huerta que le da nombre fue abandonada y desapareció hace muchos años. Ahora supermercados, bares, restaurantes y oficinas conforman su paisaje, en un barrio que tiene en la zona de costa a su principal atractivo.
En el caso de únicamente querer recorrer el cabo, empieza la ruta en la calle Mare Nostrum -frente a los apartamentos Bahía de los Pinos- y termina en el propio faro, al final de la calle Camino del Faro. Son tres kilómetros, igualmente recomendables.
Empieza en la Albufereta y finaliza en la playa de San Juan, tras recorrer cinco kilómetros
Inicio
La preciosa senda, llena de calas, apenas presenta complicaciones, como indicábamos anteriormente, aunque no está adaptada a personas con movilidad reducida ni tampoco para ir con carritos de bebé. También hay tramos en los que se debe tener cuidado de no caer en las rocas, por lo que aconsejamos ir con calzado cómodo y llevar en la mochila escarpines para las calitas.
Empezamos en la Albufereta, una playa de arena fina de unos cuatrocientos metros situada en lo que fue un antiguo puerto romano, próximo a la extinta ciudad de Lucentum. La atravesamos y pasamos junto al Club Náutico Costa Blanca, antes de alcanzar la playa de la Almadraba, de arena más gruesa y con pequeños barquitos en el mar.
Superada la Almadraba y separado por un espigón, nos encontramos con una planicie, lo que iba a ser el puerto deportivo Puerto Amor.
Ofrece preciosas vistas de la bahía de Alicante, el Castillo de Santa Bárbara y Tabarca
Cala de los Judíos
Tras un pequeño camino entre rocas y matorrales, siempre junto a la costa, bajamos unas escaleras y nos topamos con la pequeña Calita o cala de los Judíos, casi siempre sin gente y con unas excelentes vistas a la bahía de Alicante.
El avance del mar ha provocado que su ancho ahora sea mínimo, aunque en los laterales de la cala sobresalen rocas donde extender la toalla. Precisamente en verano se retiran unas algas -perennes todo el invierno- que evidencian la buena salud del agua.
Alcanzamos la punta de la cala, otro buen lugar para un chapuzón, y proseguimos hasta la cala Cantalar, anexa al pequeño paseo marítimo de las Oceánidas.
En los meses de más calor, una excelente opción es parar y darse un baño refrescante
Cala Cantalar
Reserva Natural, la cala Cantalar es una pequeña playa de arena oscura y rocas. Su mar, zona protegida, consta de flora y fauna de gran valor ecológico.
Nos alejamos entonces ligeramente de la costa, por el primer camino hacia la derecha; ascendemos y podremos ver de nuevo toda la bahía, con el Castillo de Santa Bárbara, el cabo de Santa Pola y la isla de Tabarca enfrente.
Antes de llegar a los chalets, descendemos por un barranco hasta otra pequeña cala, cuyo camino no está indicado, pero vale la pena conocerla y disfrutar del paisaje marino.
Final de la ruta
Nos encontramos ya en la cala de la Palmera, que igualmente se puede acceder en coche. El kilómetro que falta hasta el faro está lleno para dejar nuevamente la toalla y darse un baño, aunque el mar es profundo y no haces pie.
En la punta más al norte divisamos la playa de San Juan y sus altos edificios. El faro, construido donde antiguamente estaba la torre vigía de l’Alcobre, queda en la parte de arriba.
Por el espigón, siempre repleto de pescadores, llegamos a la parte sur de la playa y paseando sobre la arena estamos en el tramo conocido como el recodo de la playa de San Juan. Un poco más allá comienza el largo paseo marítimo.
El regreso es mucho más corto, en línea recta por las avenidas Costablanca y La Goleta, junto a las vías del tranvía.