Las fallas son la fiesta más valenciana de todas. Cada 19 de marzo, puntuales a su cita, centenares de monumentos, que han sido diseñados y construidos con todo el esmero por reconocidísimos artistas, arden pasto del fuego purificador no sólo en el ‘Cap i Casal’, sino en muchos pueblos y ciudades de la provincia vecina.
Pero, como no podía ser de otra manera, las fallas también desembarcaron en Benidorm y forman ya parte del calendario festero de la capital turística. Lo hicieron a principios de los años ochenta y acumulan ya casi medio siglo de historia. Sobreviven tres comisiones que a mediados de este mes y por unos días plantarán sus monumentos falleros en sus puntos tradicionales: Rincón de Loix, Centro y Els Tolls.
Casi cincuenta años de historia
Como tantas otras tradiciones que ya han entrado a formar parte de la vida asociativa de la capital turística de la Comunitat Valenciana, la celebración de las fallas también es una costumbre importada en la ciudad.
En concreto, fue a principios de los años ochenta, hace ya más de cuatro décadas, cuando un grupo de valencianos llegados a Benidorm atraídos por la prosperidad del turismo -como tantas gentes de todos los puntos de España y Europa-, decidieron hacerle un guiño a su cultura y a su casa con la celebración fallera.
La Falla Centro fue entonces la primera que se creó, fue la pionera, pero poco después se unieron dos comisiones más: las del Rincón de Loix y El Centro. Todas ellas, con sus más y sus menos, debido a las distintas crisis económicas que se han ido sucediendo desde entonces, han sobrevivido hasta nuestros días, algo de lo que no pueden presumir, por ejemplo, las Hogueras de San Juan, de las que sólo queda una.
Las fallas llegaron a Benidorm a principios de los años ochenta gracias a un grupo de valencianos que se asentaron en la ciudad
Junta Local Fallera
En Benidorm, como en València, las fallas se organizan alrededor de una Junta Local Fallera, pero son las tres comisiones las que se encargan de realizar el amplio programa de actividades que, durante unos días, llenan de arte, luz y, sobre todo, ruido y olor a pólvora, omnipresente en cualquier celebración en la ‘terreta’, algunas de las principales vías de la ciudad.
Así, durante varios días los castillos de fuegos artificiales, las ‘mascletaes’ y los propios monumentos falleros serán los grandes protagonistas en una ciudad en la que, como decía aquel dicho acuñado también a finales del pasado siglo con cierta malicia, ‘se cae una peseta y se hace fiesta’, en referencia, claro está, a las muchas celebraciones que se han venido importando por parte de aquellos que se establecieron en Benidorm procedentes de otros lugares.
La primera comisión que se creó fue la Falla Centro, a la que siguieron Rincón de Loix y Els Tolls
Fiesta efímera
Se trata, en cualquier caso, de una fiesta efímera, que arrancará el día 15 de marzo con la ‘plantà’ y que finalizará alrededor de la medianoche del día 19, cuando los tres monumentos falleros de Benidorm queden reducidos a cenizas para que sólo unas horas después, con el amanecer y tras el trabajo de las brigadas de limpieza, en el asfalto que antes ocupaban no quede ni rastro de ellos.
Además de contemplar las obras creadas por los maestros falleros, los amantes de las fallas tienen muchas propuestas de actividades entre las que elegir. Así, el mismo día en el que se procede a la ‘plantà’, se realiza también una ofrenda de flores y un desfile de carrozas.
Desde la ‘plantà’ del día 15 hasta la ‘cremà’ del 19 se prepara cada año un variado programa festivo
Variada programación
Durante estos días, la ciudad se viste de fiesta y, como en toda celebración valenciana que se precie, el olor a pólvora es uno de los grandes protagonistas, especialmente con las siempre vistosas y, sobre todo, sonoras ‘despertàs’ -desfile matutino por las calles con bandas de música y petardos- y las grandes ‘mascletaes’, ese espectáculo en el que, al contrario de lo que sucede con los castillos de fuegos artificiales, la gracia del asunto está en el sonido.
Y todo ello, acompañado de los ‘porrats’ de cada una de las comisiones, distintos pasacalles musicales y, con suerte, alguna degustación de productos de la gastronomía más típica valenciana en alguno de los tres casales, que se erigen a la sombra de los monumentos falleros.
Llegada de la primavera
La ‘cremà’ de las fallas, tanto de las mayores como de las infantiles, suele hacerse de forma progresiva para que el que lo desee pueda asistir a todas las que quiera, algo que, dada la corta distancia que hay entre las tres comisiones, es fácil de conseguir en Benidorm.
Es la fiesta introductoria de la primavera y es, a su vez, una manera muy cálida de acercar las costumbres valencianas a los turistas que se encuentran en la ciudad.