Con sus 53 plantas repartidas a lo largo (y ancho, aunque en este caso eso es lo de menos) de sus 186 metros de altura, el Gran Hotel Bali, cuya azotea dominó durante años el ‘skyline’ de Benidorm hasta la aparición de los 202 metros del Intempo, fue desde su inauguración el 17 de mayo de 2002 el edificio más alto de España durante cuatro años, hasta la apertura de la Torre Espacio de Madrid.
Hoy en día sigue siendo el hotel más alto de Europa y para aquellos con fobia a los ascensores o, sencillamente, aquellos huéspedes preocupados por alcanzar la meta diaria impuesta por los cada vez más omnipresentes relojes medidores de pasos, los escalones que separan el suelo con la última de sus plantas son, exactamente, 924.
Ideas de bombero
Ese casi millar de escalones son, además, el escenario sobre el que anualmente, llegado el mes de abril, se disputa la subida al hotel Bali, una de las pruebas más destacadas del calendario internacional de las carreras verticales y a la que acuden, llamados tanto por la propia dificultad del reto como por los indudables encantos turísticos de la ciudad, decenas de atletas de todas las partes del globo.
La cita deportiva, que este año tendrá lugar el sábado, 27 de abril, tiene su origen en el ámbito de los bomberos. Son ellos los que han puesto de moda un tipo de competición que deriva directamente de su labor diaria, sobre todo, en lugares en los que, como es el caso de Benidorm, los rascacielos son el tipo de construcción habitual.
Los competidores deben salvar los 924 escalones que separan el suelo de la azotea del hotel
El circuito más elitista
Hoy en día la subida al hotel Bali forma parte del Towerrunning World Tour, un elitista calendario con pruebas en Indonesia, México, Estonia, Estados Unidos, Francia, Polonia, China, Australia, Alemania, China, Austria, Eslovaquia, Chequia y Macao, y de la que la subida benidormense es la única puntuable en suelo patrio.
El sistema de competición es, en realidad, muy sencillo. Los corredores, como sucede en las más conocidas etapas contrarreloj en ciclismo, toman la salida de uno en uno y buscan subir esos 924 escalones (con una altura de 0,17 metros por peldaño) en el menor tiempo posible. Para ello, sólo pueden valerse de la fuerza de sus piernas, si bien el reglamento permite agarrarse o apoyarse en la barandilla las veces que haga falta.
Por su parte, los bomberos afrontan la carrera con los treinta kilos de peso extra de su equipación profesional
Adelantamientos en carrera
Los corredores toman la salida, como se ha indicado, de manera individual y con una separación de quince segundos entre cada participante, por lo que no es infrecuente que los competidores consigan dar alcance a quienes los preceden. Si se da ese caso, la normativa marca que el atleta que va a ser adelantado permita esa maniobra por parte del rival que, a su vez, debe de anunciar sus intenciones al grito de ‘¡paso!’.
En cualquier caso, y esta es otra de las ventajas que presenta la subida al hotel Bali en comparación con otras pruebas de ese Towerrunning World Tour, la escalera del establecimiento benidormense tiene una anchura de 1,20 metros, por lo que no resulta complicado para los participantes facilitar esas maniobras de adelantamiento.
De manera individual los participantes toman la salida separados por únicamente quince segundos
Estrategias de todo tipo
La manera en la que se afronta una prueba de escaleras es personal e intransferible. No hay dos modos iguales. La estrategia para no desfallecer antes de tiempo y optimizar el paso por cada descansillo son claves.
Así, hay muchos corredores que suben los escalones a saltitos, tocando en todos; otros de dos en dos, bajando la frecuencia, y también los hay que se ayudan de la barandilla para repartir el trabajo muscular. En cualquier caso, todos los intrépidos que se lanzan a participar alcanzan sus límites pulmonares y cardíacos. Al cruzar la meta no queda nada dentro, sólo ganas de tirarse al suelo y recuperar las pulsaciones.
Treinta kilos de peso extra
Habiendo nacido en el universo de la extinción de incendios llevado al ámbito competitivo, el programa de actividades del evento se abre con la modalidad de bomberos equipados. Compiten entre sí profesionales del sector, quienes, equipados con su atuendo de intervención, que supera los treinta kilos de peso (traje ignífugo, casco, botella de oxígeno, botas, etc.), realizan la subida en unos parciales que se sitúan entre los siete y los ocho minutos.
Después de que los profesionales hayan hecho su parte, llega el turno para los competidores amateur o los atletas semiprofesionales que, como es el caso de Ángel López (alteano campeón de España de la modalidad), asumen el mismo reto, pero sin la carga de esos treinta kilos de ‘mochila’ que sí deben soportar los bomberos.