Entrevista > Luca Espinosa / Soprano (Crevillent, 11-septiembre-1978)
Existen dos momentos que a Luca Espinosa le fascinan al finalizar su actuación sobre un escenario. El primero se produce cuando el entusiasmo del público arranca, de inmediato, con una fuerte ovación. El segundo es más profundo, “porque se quedan unos segundos paralizados, ante lo que acaban de escuchar”, para seguidamente no parar de aplaudir.
La soprano, pianista y actriz de doblaje, entre otras cosas, se encuentra en un excelente momento de su carrera, con diversos proyectos en varios ámbitos, “como así prefiero”. Otros, más locales, de su Crevillent natal, todavía no los puede desvelar, “son sorpresa”.
Su referente siempre ha sido María Callas, soprano grecoamericana, considerada la cantante de ópera más eminente del siglo XX. “Me ponía sus grabaciones, cantaba sobre su voz cuando todavía no sabía e intentaba asemejarme a su técnica y su forma de implicarse”, confiesa.
¿Naciste artista?
Se puede decir que sí, aunque me gusta decir que nací bichillo. Incluso mi padre me llamaba ‘rabito de lagartija’, porque no paraba quieta, haciendo siempre cosas artísticas.
Empecé con la gimnasia rítmica y más tarde me picó el gusanillo de la música. Recuerdo que con apenas seis años les dije a mis padres que quería ser pianista y cantante. Ellos no podían pensar que me refería a la vertiente clásica.
«Enfrentarte a tu público es muy satisfactorio: es el culmen a todo el trabajo realizado»
¿Y qué pasó?
Me compraron un teclado pequeño, que rechacé, porque quería un piano de cola blanco. Fue entonces cuando comencé a chapurrear mis primeras melodías. Al mes se dieron cuenta de que tocaba la música de los dibujos animados.
¿Cuándo descubres que tienes una voz singular?
Mis padres me apuntaron seguidamente a una academia, en la que estudiaba piano y solfeo. Al poco tiempo entré a formar parte de su coro, el Orfeo Euterpe. Sentía que quería cantar esos solos que mis compañeras interpretaban, pese a mi corta edad. Solos que, al final, acabé cantándolos.
¿Qué sensaciones tienes sobre un escenario?
Ante todo, felicidad, porque se trata de un proceso muy largo. Es muy satisfactorio enfrentarse a tu público: es el culmen de todo el trabajo realizado durante mucho tiempo.
«Tras dieciséis años con ‘La Fura dels Baus’, opté por pasar página y sentirme viva en otros ámbitos»
¿En qué momento profesional estás?
Me gusta hacer de todo y, aunque dicen que el que mucho abarca, poco aprieta, soy feliz haciendo lo que hago y de este modo. Soy pianista, cantante, deportista, tengo un máster en locución y doblaje, también en marcha otro, de maquillaje y caracterización… Toco muchas vertientes y en todas me siento sumamente realizada, por eso lo hago. Nunca me he centrado únicamente en el canto, porque el resto de cosas contribuyen a mi felicidad.
Por ejemplo, estuve dieciséis años con un espectáculo de ‘La Fura dels Baus’ y lo dejé el pasado verano, en parte porque no quería encasillarme. ¡Quería sentirme viva en otros ámbitos!, porque las giras son extenuantes.
Precisamente, ¿en qué estás trabajando ahora?
Estoy preparando unos ‘Carmina Burana’ que vamos a interpretar los días 24 y 25 de mayo (Crevillent y Almoradí). De igual modo, estoy en contacto con el compositor crevillentino Marcos Galvany, con el que hemos grabado un videoclip de una pieza que pertenece a su obra, ya estrenada, ‘Oh, my son’.
¿Cuál es tu registro?
Soy soprano lírico ligera. Mi voz tiene las características de poseer una extensión bastante amplia, con un color y timbre claro, redondo y aterciopelado.
«Mi voz precisa mucho mimo, por eso evito las corrientes e incluso las pipas, que ¡me chiflan!»
A veces has dicho que te gustaría tener otra voz.
Me considero una mujer con mucho carácter y los papeles de lírico ligera cuando empezaba -que mi voz era más clara, de niña- eran como de ‘mojigatas’ (inocentes). Anhelaba ser mezzo para interpretar a una mujer potente.
Pero esta idea cambió con el tiempo. Dan mucho más juego los personajes que interpreto, por el doble sentido que le puedo dar.
¿Qué ejercicios realizas para cuidarla y modularla?
Los cuidados entre los cantantes suelen ser bastante parecidos, sobre todo entre las sopranos. Hablamos de un rango de tesitura que, por las características vocales, precisa un mimo más consciente que una voz grave, por ejemplo.
Evito las corrientes o las bebidas muy frías o muy calientes. En definitiva, todo lo que pueda irritar las cuerdas vocales. Para modularla debemos hacer ejercicios de calentamiento y estiramiento, como cualquier otro músculo.
Los sacrificios son enormes. ¿Te has perdido mucho?
Evidentemente. Se pierde el salir de fiesta con los amigos, estar en reuniones sociales -en las que hablas fuerte y hay excesos- o el simple hecho de tomarme un helado o unas pipas, que ¡me chiflan!
Pero ganamos en otras muchas cosas, que nos apasionan y nos llenan. La recompensa te la da el público, cuando sientes que todo tu esfuerzo ha valido la pena.