El Instituto Geológico y Minero de España (IGME), centro nacional del CSIC, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra el 5 de junio, alerta de la preocupante situación de las masas de agua subterránea del territorio nacional, de las cuales un 44% está en mala situación, según los últimos planes hidrológicos.
El IGME, en el que trabajan unas 50 personas especializadas en hidrogeología, lleva realizando un seguimiento del estado de estas aguas subterráneas desde la década de 1960 y colabora con la Dirección General del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y con los órganos de gobierno de las confederaciones hidrográficas para mejorar el conocimiento sobre su estado a la hora de tomar las decisiones oportunas. Para el instituto, este apoyo a las administraciones en la definición de estrategias de gestión eficientes y sostenibles es clave en el actual contexto de creciente escasez de recursos (un reciente artículo publicado en Nature Communications destaca que la escasez de agua potable a nivel mundial se ha multiplicado por tres debido a la contaminación por nitratos) en un escenario de cambio climático como el actual, en el que hay sequías cada vez más intensas.
David Pulido, director del Departamento de Aguas y Cambio Global del IGME, apunta que las aguas subterráneas, con más inercia que las superficiales, son un recurso estratégico para la gestión de sequías. Por otro lado, la sobreexplotación de las aguas subterráneas es una realidad en zonas como Doñana o el Alto Guadiana, afectando a humedales y espacios naturales, y señala que “hay acuíferos en España que han registrado descensos de hasta 10 metros al año, y que pueden tardar un siglo en recuperar su nivel, algo a lo que también afecta el cambio climático”. En este contexto están los resultados de una investigación desarrollada por el IGME, según los cuales, si se siguen incrementado las emisiones de CO2 como hasta ahora, para 2045 la recarga o entrada de agua a los acuíferos disminuirá, de media, un 11%, llegando a más de un 20% en más del 10% del territorio peninsular.
La situación es especialmente alarmante en las zonas costeras, según han constatado las investigaciones del IGME, donde al bajar el nivel de los acuíferos se producen entradas de aguas salinas en el sistema, situaciones que tienen muy complicada solución.
Protección del patrimonio
Miguel Mejías, jefe del Área de Hidrogeología Aplicada, recuerda que el mantenimiento de las aguas subterráneas “es fundamental para el suministro a la población y para el desarrollo económico” y recuerda que gracias a las redes de control que están distribuidas por todas las demarcaciones hidrográficas es posible conocer el estado, en cantidad y calidad, de cada acuífero.
Mejías asegura que es un conocimiento en el que se ha avanzado mucho, en cuya mejora continua se trabaja, gracias a nuevas tecnologías como es la instrumentación de piezómetros (sensores en sondeos), capaces de transmitir datos en tiempo real, y a las nuevas posibilidades que ofrece la inteligencia artificial. También ha supuesto un importante avance el Plan de Acción de Aguas Subterráneas, aprobado en 2023 por el Gobierno de España, en cuya puesta en marcha también asesoró el IGME; y la revisión de los planes hidrológicos de cada demarcación hidrográfica.