Cuando uno visita el Castillo de la Atalaya en Villena puede escuchar la historia de la Virgen de las Nieves, una figura divina que estuvo ligada a la familia Manuel, en un ámbito restringido a la fortaleza. Allí se señala que hubo una capilla en el propio patio de armas, cuyo emplazamiento exacto, aún hoy, no está del todo claro para los investigadores.
Esta misteriosa imagen permaneció en el castillo hasta el primer tercio del siglo XIX, cuando fue trasladada a la Iglesia de Santiago. La pequeña imagen, que algunos consideraron “patrona más antigua de la ciudad”, permaneció en un altar junto a la entrada principal de Santiago hasta 1936.
Un antiguo culto
Según cuenta la tradición oral, a mitad del siglo IV un noble patricio romano sin descendencia decidió dejar a la Virgen como heredera de todos sus bienes, rogándole le manifestase en qué acción debería emplearlos. Durante una noche de agosto del año 352, la Virgen se apareció por separado en los sueños del patricio y su esposa para expresar su voluntad de levantar un templo en el monte Esquilino, cuyo plano de la construcción encontrarían señalado con trazos de nieve, pese a estar en verano.
El Papa Liberio había tenido un sueño similar y en el lugar marcado se levantó la que habría de ser la basílica de Santa María la Mayor de Roma, uno de los primeros templos de la cristiandad. Dicha advocación se mezcló después con las de la Virgen Blanca o Virgen de las Nieves, imagen a la que se advino el Papa Gregorio para implorar el cese de la peste en Italia.
Esta imagen fue importada de Italia, donde se le atribuye ayuda divina contra la peste que asoló el país en el siglo IV
Veneración importada
Con motivo de la grave epidemia de peste que se declaró en Alicante en 1648, se sacaron en procesión dos imágenes en la ciudad, la Santa Faz y una pequeña imagen de la Virgen de las Nieves. Esta virgen, venerada en San Nicolás desde tiempos muy antiguos, comenzó a ser invocada como Virgen del Remedio cuando cesó el contagio de la enfermedad en Alicante.
Este severo brote de peste bubónica tuvo su foco en Orihuela, la capital más sureña del entonces Reino de Valencia, a causa del transporte de mercancías. Ayuntamiento e Iglesia decidieron en Alicante construir un cementerio alejado de la ciudad, donde poder dar sepultura al gran número de cadáveres que dejó la enfermedad, eligiéndose unos bancales a las espaldas de la actual fábrica de tabacos.
Aún hoy se desconoce la ubicación exacta de la ermita de la Virgen de las Nieves en el Castillo de la Atalaya
Localización desconocida
En Villena hay constancia de la existencia de la iglesia de la Virgen del Castillo o Virgen de las Nieves durante varios siglos, a intramuros de la gran fortaleza del castillo. Lo que no consiguen atestiguar los historiadores es la ubicación exacta de esta construcción, que según algunas teorías pudo levantarse en el ángulo nordeste del patio de armas, en cuyo muro septentrional se conservan unas viejas hornacinas.
Otras investigaciones señalan que, sobre la plataforma del aljibe adosado al muro sur, pudo existir una especie de altar delante de la puerta de la torre. Este supuesto altar presenta unos espacios rectangulares a sus espaldas que carecen de mampostería, en los cuales se pudieron encajar unos retablos de madera. Una ranura inclinada en la argamasa de la torre hace indicar que este espacio pudo disponer de techumbre.
Permaneció en la fortaleza hasta el siglo XIX, cuando fue trasladada a la Iglesia de Santiago hasta 1936
La disputa de las corridas
Durante el siglo XVIII había una ordenanza en la ciudad en referencia a las corridas de toros que se celebraban con motivo de la Fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, cuya recaudación cubría los gastos de la cofradía. En 1757 el ayuntamiento sorprende con la decisión de destinar lo obtenido con las tres corridas de ese año a las funciones religiosas y a confeccionar un vestido a Nuestra Señora de las Virtudes.
El hecho no pasó por alto, ya que en 1784 el denominado “Clavario de la Cofradía de la Gran Reina de los Ángeles María Santísima de las Nieves, patrona más antigua de esta ciudad”, pide que se le autorice en su nombre a la celebración de las tres corridas de ese año. Llama la atención, además de la denominación de “patrona más antigua de esta ciudad”, un privilegio no contrastado, que las ganancias por las corridas volvieran a destinarse a la Virgen de las Virtudes, al igual que en 1795 y 1801.
Cambio de patrona
La aparición de la Virgen de las Virtudes en Villena se produjo en 1474, cuando la devoción a la Virgen de las Nieves tenía más de un siglo de existencia en la ciudad, principalmente en torno a los señores del Marquesado. “No hay ningún dato que nos indique ninguna devoción a la Virgen de las Nieves fuera del recinto del castillo”, según nos indica Ginés Pardo, sacerdote y delegado del diálogo Fe-Cultura en Villena.
Según atestigua la historia, la Virgen de las Virtudes fue la primera patrona de la ciudad de Villena, tal como señala Pardo. “Villena buscó sus propios caminos más allá de la nobleza”. “Se cambió el nombre de la Virgen María, sustituyendo de las Nieves, mucho más nobiliario, por Las Virtudes, con quien el pueblo compartía más sus circunstancias y sus aspiraciones”, subraya Pardo.