Entrevista > Zaira Robles Parodi / Responsable comercial (Alicante, 25-diciembre-2003)
Los habituales de nuestro municipio conocen bien el grito de ¡viajes a Tabarca!, que tanto resuena en los meses estivales. En la actualidad la oferta es amplia: seis empresas realizan el trayecto -ida y vuelta- al bonito islote, principalmente a pasar el día, disfrutar de sus dos bellas playas perfectas para el buceo, y degustar algún majar en sus numerosos restaurantes.
Creada en 1975, Tabarkeras fue una de las pioneras en fomentar un negocio ya sumamente extendido. Charlamos con Zaira Robles, responsable comercial y nieta del fundador, Tomás Parodi Ruso, quien nos contará cómo es el día a día de un capitán de barco, en ese caso su tío, y sorprendentes anécdotas. “Una vez se nos murió un pasajero, fue una desgracia”, relata.
Una de las mayores preocupaciones de los clientes es si son puntuales, “mucho”, nos confirma Zaira. “Además, por ejemplo, el que sale a las 10 horas de Santa Pola debe partir a las 10.40 desde Tabarca”, remarca. Sí se retrasa un poco, dos o tres minutos, el último del día para no perder a nadie en la isla, “pero muchas veces hay despistados”.
«Contamos con numerosos horarios; es uno de nuestros fuertes, sobre todo en verano»
¿Cómo captáis la atención de los clientes?
Todo es puro marketing: intentamos vender el producto -los pasajes- llamando a la gente, preguntándoles si van para Tabarca. Contamos con muchísimos horarios, especialmente en los meses de verano, que es otro de nuestros puntos fuertes.
¿Qué incluyen vuestros servicios?
El billete de ida y vuelta a la isla, unos veinticinco minutos cada trayecto, por un precio de diez euros (rebajado a nueve en la web). Anteriormente el ticket costaba quince euros, pero ante tanta competencia tuvimos que reducirlo.
Dentro del barco se ofrecen bebidas frías y disponemos de un toldo para que puedan protegerse, debido a que muchos pasajeros están subidos entre quince y veinte minutos antes de zarpar.
¿También hacéis bodas a bordo?
¡Claro!, en alguno de nuestros tres barcos. Se trata de un servicio que debe contratarse aparte; y no únicamente se celebran bodas singulares, en alta mar, sino también cenas (tipo cóctel), eventos, conciertos, fiestas… Todo depende del presupuesto de cada uno, porque los llevamos donde deseen.
«Anécdotas nos han sucedido miles, incluso la desgracia de sufrir un fallecimiento a bordo»
En cuanto a los horarios, ¿son muy estrictos?
Intentamos que sí, actualizándolos siempre en el portal web, como decía antes ampliados en verano. Funcionamos de marzo a octubre, aunque los meses más fuertes son junio, julio, agosto y septiembre. En invierno, al ser tantas empresas y haber tan poca demanda…
¿El capitán quién es?
Mi tío Tomás Parodi, también patrón, armador de barco y máximo responsable de la empresa. Se encarga asimismo de los horarios y todas las llamadas y reservas, que antes de llegar a mí pasan por él.
Su día a día es muy duro, comenzando por la limpieza del barco, que realiza junto al resto de tripulantes. Seguidamente lo amarran y, previo a la primera salida -unos treinta minutos-, empiezan a embarcar a la gente.
Os habrán pasado muchísimas anécdotas.
¡Por supuesto! Aparte de lo habitual, que son personas que pierden el último trayecto y deben quedarse en Tabarca a pasar la noche, nos ha sucedido de todo. Todavía no trabajaba en la empresa, pero mi madre me contó que una vez falleció un pasajero a bordo: era un señor mayor al que le dio un ataque al corazón. El barco regresó a tierra firme lo más rápido posible, pero no se pudo salvar su vida y fue una auténtica pena.
Otro día se tiró un hombre al mar cuando estábamos cerca de llegar al puerto; muchos en la isla se evaden, beben más de la cuenta y a la vuelta todavía no se les ha ‘pasado’.
«La pandemia apenas nos afectó, más bien al contrario ya que no se podía viajar al extranjero»
Por cierto, ¿el último barco avisa de una forma especial?
Lo único que hace es esperar tres o cuatro minutos más -20:45 horas en verano-, pero muchas veces ni así, siempre hay despistados o personas que ‘siguen’ la fiesta, se han olvidado por completo del último pasaje y se quedan allí, en alguno de los siete-ocho hoteles que existen.
¿Los restaurantes de la propia Tabarca son caros?
Todo depende de la calidad que busques. Sí es cierto que son algo más caros que los locales de Santa Pola, por estar en una isla, pero no es excesivo, quizás unos diez euros más por persona.
¿La pandemia os afectó mucho?
No, al contrario, porque como se cerraron las fronteras y no se podía volar a otros países muchos decidían ir a pasar el día a Tabarca. Así que se puede decir incluso que nos fue bien: se estableció entonces bajar el precio, de quince a diez euros.