En plena canícula, incrustadas en el mes más vacacional del año y en el corazón de uno de los destinos turísticos más cotizados de todo el litoral Mediterráneo español, las fiestas de l’Albir son, en muchos sentidos, el inicio de una despedida y el arranque de una bienvenida.
Con la llegada de ese fin de semana en el que la familia festera alfasina se reúne en el parque de los Eucaliptos, en cierta medida, se comienza a decir adiós al verano y hola al otoño. Se empiezan a dejar las vacaciones atrás y a pensar en el arranque del curso escolar o la vuelta a la oficina.
Y, sobre todo, se termina de decirle adiós al paseo que hasta ese momento ha supuesto el camino hacia los días grandes del mes de noviembre, y se abraza, ya sin remedio, el arranque de la carrera frenética hacia las Fiestas del Jubileo y del Santísimo Cristo del Buen Acierto. Esas por las que todo festero que se precie de serlo vive los doce meses del año.
Hedonismo estival
Pero ese razonamiento tan filosófico del asunto es, quizás, excesivo para unos días festivos pensados por y para el disfrute de las familias. Porque, en realidad, a las fiestas, sean las de l’Albir o cualquier otra, no hay que darles tantas vueltas. Las fiestas, sobre todo las estivales, son puro hedonismo. Puro disfrute. En definitiva, son pasarlo bien por el mero hecho de pasarlo bien.
Las fiestas de l’Albir son, por resumirlo de una forma sencilla, una celebración del verano, del estilo de vida mediterráneo, de la amistad y del hermanamiento de todo el colectivo ‘fester’ de l’Alfàs; y sí, claro, ese otear el horizonte donde ya asoman los días grandes de noviembre.
Cada año la familia de las fiestas alfasinas organiza actividades aptas para todas las edades y públicos
Protagonismo de las peñas
Íntimamente ligadas a sus ‘hermanas mayores’, las del Jubileo y del Santísimo Cristo, las fiestas de l’Albir están protagonizadas por las propias peñas alfasinas, que cada mes de agosto cambian, aunque sólo sea por unos días, sus tradicionales ubicaciones del casco histórico por la zona costera, ese otro gran centro urbano que ya es l’Albir, convirtiendo el parque de los Eucaliptos y sus alrededores en, precisamente, eso: una fiesta.
Unas fiestas que, además, suponen algo de reencuentro. Porque el verano, con sus vacaciones escolares y laborales para los que las disfrutan y, por supuesto, el de los horarios imposibles para los que se dedican al turismo, implica también la pausa en la vida y en el verse día a día. Por ello, todo el que puede, exprime esos dos días de convivencia para ponerse al día con los más cercanos.
La celebración de las fiestas de l’Albir marca el inicio de la cuenta atrás para los días grandes de noviembre
Abierto a todos
La concejalía de Fiestas y la Associació de Penyes Santíssim Crist del Bon Encert han vuelto a poner en marcha su maquinaria y ultiman ya los preparativos para un fin de semana que no tendrá más objetivo que el de transmitir alegría y disfrute a peñistas y visitantes, llenando con mucha música, pasacalles, aperitivos populares, atracciones acuáticas para los niños, mascletás y un largo etcétera las calles de l’Albir.
Y aunque las Fiestas del Jubileo y del Santísimo Cristo se caracterizan por dar cabida a todo aquel que quiere participar en ellas, no es menos cierto que las de l’Albir, las del verano (quizás porque se celebran al aire libre o porque esta estación del calor invita más a ello), tienen un carácter mucho más abierto y participativo.
En la última edición se calcula que alrededor de 2.500 personas disfrutaron del fin de semana festero
Tres días de pura fiesta
Las peñas, las grandes protagonistas del evento, montan sus carpas y sedes temporales en el parque de los Eucaliptos y no en el interior de sus locales, lo que hace que esa vertiente de compartir con los demás, festeros o no, las actividades propias y ajenas se agudice todavía más en la cita veraniega.
Todo ello quedará patente un año más, entre los días 16 y 18 de agosto, cuando dicho parque se quede literalmente pequeño para dar cabida a los centenares de personas, miembros de las peñas, invitados de estas o, simplemente, vecinos y turistas que quieren contagiarse de la alegría de los que hacen posible estas fiestas; que se concentran entre sus paredes y a la sombra de los árboles que le dan nombre.
Miles de participantes
En la última edición celebrada, la de 2023, se calcula que más de ochocientas personas pasaron cada uno de los tres días por el parque, elevando, por lo tanto, la cifra final de participantes al entorno de las 2.500 almas.
En definitiva, las de esos días 16, 17 y 18 de agosto no son las del ‘mitg any fester’, porque ese llega en mayo; tampoco son las patronales, que tendrán que esperar a noviembre; ni siquiera son las fiestas del ‘barrio’ de l’Albir, porque, en realidad, no tienen ese carácter de forma oficial… pero sí son las fiestas más esperadas y las más disfrutadas del verano.