Entrevista > Álvaro Guija / Artista fallero (Alfafar, 25-junio-1987)
Álvaro Guija tuvo siempre claro a qué deseaba dedicarse de mayor, nada más ver las Fallas por primera vez, “aquello tan grande”. Oficialmente empezó con este arte a los diecinueve años, porque sí, son una auténtica obra de arte, Patrimonio de la Humanidad.
“Quizás el que no las vea así es el propio fallero, tan acostumbrado”, expresa; sin embargo, el foráneo “se echa las manos a la cabeza”. Por esa razón, Guija desea “reivindicar la tradición y cultura de las Fallas, además del ocio y diversión de la propia fiesta”.
Después de unas Fallas 2024 excepcionales, en las que construyó un total de trece, está ya plenamente enfocado en las del próximo año, donde le han encargado once. Respecto a cuál de sus fallas salvaría de la quema, por estar más orgulloso, afirma que la del Parque Alcosa de Alfafar 2017, “sobre la locura, un proyecto redondo, muy bien compuesta”.
«De todas mis fallas me quedo con la del Parque Alcosa de Alfafar en 2017, un proyecto redondo»
¿Cuándo empieza a gustarte este tipo de arte?
Las Fallas me gustan desde bien pequeño. Mis padres son manchegos, de El Bonillo (Albacete), aunque sus hijos ya nacimos en València. No lo hicimos en el seno de una familia fallera, pero les gustaba mucho las Fallas y desde siempre nos llevaban a verlas.
Es ahí cuando me enamoré de este arte y me dije a mí mismo que quería dedicarme a esto. Seguidamente empecé a ‘hacer fallas’ en mi casa, con juguetes y plastilina.
¿Quiénes eran tus referentes?, ¿de quién aprendes?
Han sido muchas las personas de las que me he ido nutriendo, como por ejemplo Sergio Amar, Vicente Almela, Vicente Lorenzo -especialmente en fallas infantiles-, mientras que en grandes Julio Monterrubio fue el que realmente me enganchó. Es un gran maestro.
¿Cuáles son las principales dificultades?
Se trata de un oficio muy complicado, que tiene muchas especialidades, véase carpintería, escultura y pintura, que van de la mano. Yo las hago todas, aunque delego por el enorme volumen de trabajo que tenemos.
La nuestra es una labor totalmente vocacional, artística, y muchas veces se nos menosprecia. Se piensa que lo hacemos porque nos gusta, que no cuesta muchísimo trabajo, cuando es todo lo contrario.
«La nuestra es una labor complicada, vocacional y artística; en ciertos momentos se nos menosprecia»
Al elaborar una falla, ¿te dicen primero el motivo?
No, habitualmente una falla me indica el presupuesto que tienen para gastarse. Si me han llamado es porque les gusta mi trabajo, cómo lo hago y me dan plena libertad, marcándoles unas pautas respecto a años anteriores. Estudio al cliente y, a partir de ahí, elaboro mediante un motivo u otro.
¿En qué te inspiras?
Soy una persona muy curiosa, a la que le gusta escuchar la radio, música (podcasts) y la cultura en general. Para las fallas grandes intento estar ‘al loro’ de temas actuales -política-, para luego plasmarlos, porque las Fallas son sobre todo crítica y sátira.
¿No te da pena cuando queman?
Uf, es un cóctel de sentimientos, porque al quemarse la falla, también lo hace todo el ejercicio de un año, que ha sido durísimo. En el taller tenemos de todo, días buenos, malos, de reír y de llorar.
No me da pena que se quemen, pues estamos plenamente concienciados de cuál es su final, pero cuando la ves arder te viene todo a la cabeza: el esfuerzo de las personas, momentos y la incertidumbre de después, de si gustarán las del siguiente año…
«Cuando queman las fallas es un cóctel de sentimientos, por el esfuerzo que hacemos todo el año»
Ya estás enfocado en las Fallas 2025, ¿qué nos puedes avanzar?
Sí, plantaremos fallas en Manises y Silla, mientras que el resto estarán repartidas por la ciudad de València. Estamos trabajando en temáticas que pienso van a agradar; apuesto mucho por el ingenio y la gracia, haciendo siempre fallas que no tienen un presupuesto muy elevado.
Anécdotas te habrán pasado mil.
Ciertamente me gustan poco los imprevistos. Los aspectos curiosos suelen ser más con los clientes festeros. Muchas veces ignoran cómo se hacen, debido a que jamás han pasado por un taller de fallas y presuponen que están hechas de materiales erróneos. Te dicen barbaridades y te das cuenta de que no conocen ni el producto.
Me quedo más con la ilusión con la que miran las fallas los chiquillos, también cuando te regalan detalles de su año, como una foto con la Fallera Mayor.
¿Estás en uno de tus mejores momentos?
Sé que en uno malo no, eso seguro. Lo nuestro es un trabajo de trayectoria y considero que estoy en una madurez artística: ahora llega la Plantà y no me pongo tan nervioso como los primeros años, puedo elegir con quién trabajar, confío totalmente en mi equipo, estoy en el taller y cuando hay algún problema, lo reflexiono…