Entrevista > María Vidal / Taekwondista (L’Alfàs del Pi, 2002)
El próximo día 20 de septiembre l’Alfàs del Pi celebrará una nueva edición de su Gala del Deporte, un evento en el que todo el municipio celebra la temporada y los resultados de sus equipos y deportistas más destacados. Como es habitual, la nómina de galardonados en esa noche tan especial se mantiene en secreto hasta el último momento, para no despejar la incógnita tanto entre los propios premiados como el público.
Acabe siendo una de las deportistas protagonistas o no de esa Gala del Deporte, lo que sí es seguro es que María Vidal ha hecho méritos más que suficientes como para, al menos, entrar en las quinielas de aspirantes a ello. A sus veintidós años lleva toda su vida dedicada al taekwondo, un deporte que comenzó a practicar a los cuatro años y que, como dice, ahora forma parte fundamental de su día a día.
Estudios y deporte
María, además, es el vivo ejemplo de dos realidades que, quizás durante demasiado tiempo, no parecieron compatibles: el deporte y los estudios. Ella, que sigue entrenando y compitiendo al más alto nivel, está a punto de acabar durante el curso que ahora empieza la carrera de Psicología, demostrando unas dotes de organización para las que, asegura, el deporte ha sido algo crucial.
El final de su etapa como estudiante llegará, si todo sale bien, en el mes de marzo; pero antes de eso, volverá a entrenar y a competir y, seguro, a soñar más de una noche con que su modalidad de taekwondo entre en el programa olímpico de Los Ángeles en 2028 y, con ello, pueda optar a ganarse una plaza para la gran cita a la que cualquier deportista aspira.
Llevas toda una vida dedicada a la práctica del taekwondo y ahora, a los veintidós años, comienzas ya a recoger los frutos de todo ese esfuerzo participando, por ejemplo, en los Juegos Europeos Universitarios que se celebraron en Hungría el pasado mes de julio. Ahí te quedaste a las puertas de pelear por las medallas, pero imagino que hasta llegar a este nivel hay muchísimo trabajo detrás.
Así es. Llevo desde los cuatro años haciendo taekwondo y ahora tengo veintidós. O sea, que llevo prácticamente toda mi vida y nunca lo he dejado. Como dices, aunque es un largo camino, siempre merece la pena. Si sigo en esta línea, estoy convencida de que voy a llegar a conseguir esas medallas que se me han escapado esta vez.
Más allá del palmarés deportivo, ¿quién es María Vidal?
Como te digo, soy una chica que lleva toda la vida haciendo taekwondo. Tengo medallas nacionales, he competido mucho fuera de España a nivel internacional. Y aparte de taekwondista, soy casi psicóloga, ya que estoy compaginando el deporte con los estudios.
«A nivel de salud mental, hacer deporte es importantísimo»
Eso es lo ‘más difícil todavía’.
Exacto. Pero bueno, todo se puede llevar. Si te organizas bien, todo puede salir.
Si me lo permites, te diré que a los que lleváis adelante una carrera deportiva de alto nivel y, además, los estudios, os admiro casi más por esa capacidad de organización y trabajo que por los propios resultados. ¿Cuántas horas semanales dedicas a entrenar cuando no has entrado en la fase final de preparación de un gran evento?
Entreno todos los días y en muchas ocasiones lo hago con doble sesión, porque aparte del entrenamiento específico de mi deporte, también tengo que trabajar cuestiones de gimnasio y tecnificación, para poder tener un cuerpo fuerte y luego poder realizar mi especialidad correctamente.
Entonces, hago un mínimo de hora y media. Si entreno dos veces, pues a lo mejor se me puede ir a tres horas y media. Eso es todos los días, insisto, como mínimo. Luego, en temporada de competición puedo estar entrenando hasta cuatro horas. Además de eso, en verano hacemos dos horas por la mañana y dos por la tarde, aprovechando que tenemos vacaciones.
Y luego hay que estudiar.
¡E ir a clase!
«Aparte de taekwondista, soy casi psicóloga, ya que estoy compaginando el deporte con los estudios»
Dormir es de cobardes.
Tengo ocho horitas justas para dormir.
No me salen las cuentas, pero si tú quieres convencerte de que duermes ocho horas, no seré yo quien te lleve la contraria.
(Ríe) ¡Al menos, es de lo que me quiero autoconvencer!
Además, en tu caso, entrenas y compites representando al club de Finestrat y, por lo tanto, aunque no es mucha distancia, hay que sumar a todas esas horas que me has dicho los desplazamientos de un pueblo a otro.
Efectivamente, veinte minutos de ida y otros tantos de vuelta no me los quita nadie.
«Entreno un mínimo de hora y media al día. Si entreno dos veces, pues a lo mejor se me puede ir a tres horas y media»
En el Club de Taekwondo de Finestrat habéis estado haciendo, como grupo, un gran papel durante los últimos años. ¿Qué hay en Finestrat con el taekwondo? ¿Por qué sois tan buenos?
Es una locura, ¿verdad? Ahora tenemos una clasificada para el Mundial en Hong Kong en la modalidad de ‘poomsae’ y dos clasificados para el Mundial en China, en este caso de la modalidad olímpica de combate. También para los Grand Prix. Tenemos campeones nacionales y de Europa… Ya hemos perdido la cuenta. Es una locura lo que están haciendo allí… o lo que estamos haciendo.
¿Quién tiene la ‘culpa’ de eso?
El entrenador. Él se lleva una gran parte de la ‘culpa’. El taekwondo es su pasión y eso lo demuestra en los entrenamientos y las competiciones apoyándonos y enseñándonos. Yo diría que Juanjo tiene gran ‘culpa’ de esto, de tantos éxitos.
Empezaste en esto a los cuatro años. ¿Fue por voluntad propia o porque en tu familia había tradición y te lo inculcaron?
¡Qué va, si yo hacía ballet! Un día vi taekwondo y le dije a mi madre que lo quería probar, que el ballet, en realidad, no me gustaba. Desde ahí, pues hasta ahora. El taekwondo me ha marcado y nunca lo he dejado. Lo elegí yo.
«Un día vi taekwondo y le dije a mi madre que lo quería probar, que el ballet, en realidad, no me gustaba»
Compites en ‘poomsae’, la modalidad que no es olímpica. ¿Nunca has pensado en cambiarte a combate y así poder soñar con estar, por ejemplo, en Los Ángeles 2028?
Obviamente, me encantaría vivir esa experiencia. Además, quizás en Los Ángeles mi disciplina sí entre en el programa olímpico, así que a lo mejor no me hace falta ni cambiarme. Pero empecé con esta especialidad, y al final ya tienes una edad y un nivel en una disciplina que no tiene absolutamente nada que ver con la otra.
Veo muy complicado un cambio y, al final, a mí lo que me enamoró de este deporte es el ‘poomsae’. Creo que llega un momento en el que practicas un deporte no por ganar, sino porque lo disfrutas. Si no, no llegas a nada.
Este verano estuviste en los Juegos Universitarios de Hungría. ¿Cómo fue la experiencia?
¡Guau! Increíble. Son cosas que sólo te da el deporte. Aunque a veces sea duro, esas experiencias no las puedes vivir de otra manera: irte de viaje con tus compañeros, conocer gente nueva de muchísimos países, poder enfrentarte a gente de tantos sitios distintos… es una experiencia increíble que se la recomiendo a todo el mundo. Si pueden llegar a estos niveles, que sigan y que la vivan, porque te hace crecer mucho como persona también.
El deporte: casi como un pasaporte para viajar y también para vivir experiencias y la vida.
Sí, si consigues llegar a cierto nivel puedes viajar mucho.
«El estrés es la pandemia silenciosa del siglo XXI y hacer deporte, y más uno de contacto, te ayuda a aprender a regularte a ti mismo»
Me has dicho antes que estás estudiando Psicología. ¿En qué curso estás?
Estoy en cuarto. Sólo que me quedarían las prácticas y el Trabajo de Fin de Grado (TFG). Espero dejarlo todo cerrado en marzo.
Ahora que empieza el curso escolar y que muchos padres están pensando en las posibles extraescolares de sus hijos, te pregunto como psicóloga y deportista con tantos años de taekwondo a tus espaldas, ¿qué puede ofrecer tu deporte, más allá de la mera actividad física, al crecimiento de un niño?
Pues aquí podría tirarme hablando horas…
No tenemos tanto espacio.
(Ríe) Resumiendo un poco, a nivel de salud mental, hacer deporte es importantísimo. Luego el taekwondo lo que te va a enseñar es muchísima disciplina. También a organizarte bien para poder compaginar los estudios con el deporte, que es algo que, la verdad, valoro mucho. Agradezco que mis padres me apuntaran ya desde pequeña, porque ahora eso me sale innato. Veo a muchos compañeros que van superlocos sólo estudiando la carrera y a mí, como al final estoy acostumbrada a hacer tanto, me sale solo.
Sucede lo mismo con el estrés, es la pandemia silenciosa del siglo XXI. Todo el mundo está estresado. Hacer deporte, y más un deporte de contacto, te ayuda a aprender a regularte a ti mismo, a bajar esos niveles de estrés para poder afrontar mejor la vida.
Los retos que te ofrece el deporte son muy similares a los retos que vas a encontrar en tu día a día. Si desde pequeño estás trabajando en esos aspectos, cuando seas una persona adulta vas a poder afrontar todo mucho mejor, vas a ser más maduro.
«Recomiendo que los padres hagan un huequito en la agenda de sus hijos para el deporte. Y lo más importante: el que ellos quieran»
Por lo que dices, el deporte forma parte fundamental de tu vida.
Es algo imprescindible en la vida tanto de niños como de adultos. Recomiendo que los padres hagan un huequito en la agenda de sus hijos para apuntarles. Y lo más importante: al deporte que ellos quieran.
Evitar que se apunte a los niños para que triunfen en el deporte en el que nosotros fracasamos.
Eso es primordial. Si metes a tu hijo a un deporte porque tú lo has hecho toda la vida, el niño no lo va a disfrutar y va a acabar odiándolo… ese deporte y todos. Por lo tanto, se acabaría convirtiendo en algo contraproducente.
Dicho eso, supongo que en tu evolución como deportista, ha sido esencial el apoyo de tu familia que, por ejemplo, habrá hecho una burrada de kilómetros llevándote a entrenamientos y competiciones.
Sí, totalmente. Cuando eres niño, no hay otra. Como no te lleven, no puedes hacer nada. Además, cuando eres adulto, ya más que la dependencia física de que te lleven o no, aparece la cuestión del apoyo psicológico. Cuando estás a tan alto rendimiento, se hace muy duro y vas a tener muchos días cuesta arriba. Poder llamar a algún familiar, o llegar a casa y que tus padres te puedan apoyar o aconsejar, es clave.
También es muy importante tener un buen entorno social. No sólo hablo de la familia, sino también de la gente del club, del entrenador. Al final, paso más tiempo con ellos que con mis familiares; se han convertido en mi segunda familia. Ese apoyo también es imprescindible.