Llegó septiembre. El refulgir que devoraba los colores de la vida va dando paso a un recolorido ideal para pintar, fotografiar, grabar. Sí, es también hora de reajustar presupuestos, del debe de las vacaciones pasadas más libros de texto y material escolar presente. Pero qué bien sientan los paseos a pie o en bicicleta. Es más barato y, aunque siga haciendo calor, las temperaturas se suavizan.
La vegetación muda mientras allá, por bosques y florestas, la fauna atesora reservas para el invierno. Y los habitantes de la Comunitat Valenciana nos encontramos con nuestras playas prácticamente, si no vacías, al menos mucho más relajadas, sin tanta aglomeración. Y si el tiempo acompaña, hasta puede tocar un bañito, aunque las aguas comiencen a enfriarse, paulatinamente o a lo bruto (mar cálido evaporando contra una corriente alta de aire frío, y ya tenemos inundación).
Sitios masivos
Se trata de retomar no solo playas o calas como las ya comentadas desde estas páginas, e incluso algunas otras de más esquinado acceso, que así todo hace tiempo que rebullen en turismo con ínfulas aventureras, como la de Cap Blanc (cabo Blanco) o Punta Estrella, en Teulada-Moraira (Marina Alta). También es hora de disfrutar algo más solitariamente las más masivas.
Hablo, por ejemplo, entre muchas otras, de las valencianas (en el área de influencia del ‘cap i casal’ y su área metropolitana) del Cabañal (Las Arenas), El Saler, Pinedo y la Malvarrosa; o de las alicantinas de la Granadella, en Xàbia, o la del Moraig, en el Poble Nou de Benitatxell (ambas en la Marina Alta), y la capitalina del Postiguet y la compartida, con El Campello, de San Juan-Muchavista (l’Alacantí).
Nos encontramos con nuestras playas, al menos, mucho más relajadas
Lluvias imprevistas
Pero queremos ahora algo peculiar, vaya, singularidades, siguiendo esa estela moderna de que no apreciamos ya una película con mensaje, sino que nos revelen tal cual el mensaje. Pues en paisaje eso no existe. Ya no hay espacio para ponerse el sombrero, el látigo y la cara de Harrison Ford y descubrir arcas perdidas llenas de efectos especiales. No obstante, lo suyo consiste en calzarse bien, a propósito, y recorrerse las principales serranías autóctonas.
Eso sí, teniendo en cuenta que en septiembre siempre te puede pillar, aunque cinco minutos antes esté raso, un chaparrón de esos imprevistos que no sepas qué hacer. Pasea en compañía y, si hay oportunidad, informa de por dónde piensas perderte (metafóricamente). La montaña no es que sea traicionera, como aseguran las consejas, que la naturaleza no atiende a eso, sino que conlleva sus lógicos peligros.
No olvides que por donde corrió el agua, volverá a hacerlo
Nacimiento fluvial
Imagina que te encuentras pateándote, por ejemplo, la ruta del Agua, por Chelva (Los Serranos), por el acueducto de Peña Cortada, y, tras cruzar el puente sin barandillas, antiguo canal elevado, sobre el vertiginoso barranco de la Cueva del Gato, treinta metros todos para abajo, recorres ahora los túneles cincelados en tiempos romanos, olvidándote, si escuchas tronar, de que por donde corrió el agua, volverá a hacerlo.
Pero si respetas, puedes disfrutar (teniendo en cuenta, claro, aquello de los imponderables de la vida) de saltos de agua escondidos, con sus pozas donde puedes nadar, aunque con los pinchazos del frío más avivados. Así, por los aledaños del visitable Molí l’Ombria, en Banyeres de Mariola (l’Alcoià), en pleno Parque Natural de la Sierra de Mariola, compartido oficialmente por las alicantinas Agres, Alcoy, Alfafara, Banyeres, Cocentaina y Muro de Alcoi, más la valenciana Bocairent.
Nuestras tierras son generosas en parajes especiales durante todo el año
Parajes del agua
Por allí nace el río Marchal, afluente principal del Vinalopó. Para otros, el verdadero nacimiento, aunque este comience a manar en Bocairent (Vall d’Albaida). No muy lejos, en coche, claro, Ontinyent, en la misma comarca, nos ofrece otro brote fluvial bañable, el Pou Clar. Durante el periodo vacacional, el aparcamiento está cerrado, por lo que hay que acercarse andando por el sendero del Alba, desde el polideportivo.
Señalábamos que aquí nace un río. En concreto, el Clariano, confluyente del Albaida, a su vez afluente del Xúquer. Está claro que hemos decidido este septiembre seguir disfrutando del agua. Pues vayámonos, sin dejar la montaña, al barranco del Barcal, al Paraje Natural Municipal (desde 2014) de Los Chorradores, en la localidad de Navarrés (Canal de Navarrés). Una sucesión de cascadas ideal para senderear a lo suave, pero también en plan resistente.
Parques naturales
El recorrido dura de hora y pico a dos horas y algo (hay aproximadamente unos tres kilómetros a ratos con cierta dificultad, alguna embarrada), con paciencia, que al final hay merendero para reponer fuerzas. Pero empezamos ya a no bañarnos, que comienza el levante a pegarnos alguna que otra tiritona, y el poniente se empeña en traer su carga de humedad.
Bien, nos queda dejarnos de lado aquellos rincones singulares, por ahora, y quizá pasearnos por los muchos parques naturales acuáticos, como la valenciana Albufera, la compartida Marjal de Pego-Oliva o el alicantino El Fondo. Y ya, si eso, esperarse a que allá por septiembre del año que viene toquen más viajes. Aunque, realmente, la Comunitat Valenciana es generosa en parajes especiales durante todo el año.