Entrevista > Marina Monzó / Soprano (Quart de Poblet, 18-agosto-1994)
En ocasiones parece increíble cómo una persona puede influirnos tanto, como es el caso de Isabel Rey, profesora de canto, sobre la soprano lírica ligera Marina Monzó. “Contaba con diecisiete años y no dudé en desplazarme a Las Palmas para aprender de ella”, reflexiona ahora, mucho tiempo después.
También fue gracias a los consejos de Enedina Lloris, la gran soprano valenciana. El resultado es la extraordinaria voz de Monzó, habitual en los papeles protagonistas de ‘Il viaggio a Reims’, de Rossini, o Gilda en ‘Rigoletto’, de Verdi. Destaca asimismo su participación en la Rossini Opera Festival, centrada en el compositor transalpino.
La artista nos detallará su vida actual, plenamente entregada a este arte, pasando apenas un mes al año en casa, y la importancia de los descansos, “duermo todo lo que mi cuerpo me pida”, además de sus inicios en la Agrupación Musical L’ Amistat de Quart de Poblet. “Empecé tan joven que no conservo ningún recuerdo de mi vida sin música”, confiesa la reconocida Mejor Joven Cantante y Mejor Artista Joven de 2022.
¿Cuándo descubres tu talento?
Empecé a estudiar piano con apenas cuatro años, con una profesora llamada Araceli Parra. También me apunté muy joven a la coral de mi pueblo, Quart de Poblet, cantando en coros de niños y participando en diversas óperas del Palau de les Arts, como ‘1984’, de Lorin Maazel.
Seguidamente, con doce-trece años entré en el conservatorio -combinando flauta travesera y canto-, poco después ya tuve claro que deseaba dedicarme a la música.
«Empecé tan pronto, con cuatro años, que no tengo ningún recuerdo de mi vida sin música»
Se cruzó entonces en tu vida Isabel Rey, ¿qué representó?
Todo. La conocí porque vino a hacer una master class a València, a escucharnos. Recuerdo que en ese momento estaba un poco perdida, cambiando cada año de profesor de canto, y todavía no había encontrado a esa persona que influyera de verdad sobre mí. Hasta que contacté con Isabel.
¿Cuál fue el siguiente paso?
Ella me ofreció ir a Las Palmas, pues, aunque ella es valenciana, su marido es el director de la ópera local. Yo todavía era menor de edad y fui con mis padres unas tres semanas a estudiar con Isabel, a quien le debo toda mi base del canto.
Un año antes, además, había conocido a Enedina Lloris, cuando me estaba planteando estudiar magisterio, igual que mis padres y mi hermana. Fue ella la que me dijo que me dedicara al canto, que mi futuro estaba claro.
«De la profesora Isabel Rey aprendí muchísimo, y sin duda le debo toda mi base de canto»
2016 fue un año importante al debutar en la ópera de Bilbao.
Exacto, con ‘La sonnambula’. Me estrené muy pronto, es cierto, pero muchos desconocen todo el esfuerzo y viajes que hubo previamente. Conocí en una master class de Madrid al maestro Alberto Zedda, fallecido en 2017, popular por ser el que más ha difundido la música de Rossini y el director del festival de Rossini más importante del mundo, que tiene lugar en Pesaro.
Me ofreció la posibilidad de acceder a la Academia de Rossini, muy selecta. Fui a Italia, hice las pruebas, me cogieron y fue un trampolín en mi carrera, porque tiene muchísima visibilidad. Al año siguiente ya fui al certamen, donde acuden los cantantes profesionales, y desde entonces mantengo una relación muy estrecha tanto con la academia como con el festival.
¿Todavía te quedan aspectos por mejorar?
¡Claro! Hace dos semanas, por ejemplo, estaba con Isabel estudiando ‘La traviata’, ópera de Verdi con la que debutaré en La Fenice en noviembre. Siempre se puede mejorar.
Estoy orgullosa, no obstante, de la carrera que estoy desarrollando. Rossini me ha abierto muchas puertas y he cantado sus óperas hasta en Omán, país al sur de la península arábiga. ‘Gilda’ es otro de los papeles que más he interpretado.
«Rossini me ha abierto muchísimas puertas y he cantado sus óperas hasta en Omán, en Arabia»
¿La vida de soprano es tan exigente?
En mi caso, sin duda. Vivo por y para la música: paro en mi casa muy poco, quizás dos veces al año (un mes en total), trabajando por diferentes ciudades de España o en otros países. Todo ello hace que sea complicado no solo la técnica y preparación, sino también a nivel personal.
Viajo mucho, a numerosos países, pero ni mucho menos puedo visitar lo que quisiera. Ensayamos mañana y tarde y después lo único que deseas es descansar, pero es la vida que he elegido, la que me gusta.
¿Nos puedes contar cuál es tu próximo reto?
‘Marina’, ópera de Emilio Arrieta en el Teatro de la Zarzuela, donde interpreto el papel principal, que me va perfecto (ríe). Debutaré también en Venecia, con ‘La traviata’, y en el Festival Erl, en el Tirol austriaco, con ‘I Puritani’.