Entrevista > Toñi Cerdá Rodríguez / Directora de élite del Club Ciclista Crevillent (Crevillent, 14-junio-1979)
Toñi Cerdá es, desde hace tres años, la directora deportiva del Club Ciclista Crevillent. Lo es en las categorías de élite y masters del club, es decir, a partir de veinte años, y pese a no llegar a competir a nivel profesional, cuenta con unos amplios conocimientos de este sacrificado deporte.
Nos contará, de hecho, cómo llevan a cabo los entrenamientos, empleando ahora las máximas tecnologías, y la forma de empatizar con sus doce corredores, “a veces ejerciendo de su madre, antes, durante y después de las competiciones”.
La directora, que agradece muchísimo la labor que realizan los espónsores, “sin la cual nada de lo que hacemos sería posible”, también nos dará su punto de vista sobre el doping y la mancha que siempre deja detrás. “Algunos van escapados y al saber que hay controles, abandonan”, nos apunta.
¿Cómo entras en el mundo del ciclismo?
Mis preferencias estaban en correr (running), pero una lesión hizo que cogiera la bici -a la que mi marido es gran aficionado- y me gustó más. Comencé a hacer duatlones y lo que más disfrutaba eran los kilómetros en la bicicleta.
Además, a mi hijo Miguel Ángel le fascina todo lo relacionado con el deporte y especialmente el ciclismo. Una cosa me llevó a la otra, acabando en este apasionante deporte.
¿De qué forma te haces directora deportiva?
Después de que mi hijo empezara a competir, decantándose por la carretera -mucho más a gusto que en montaña-, hizo sus primeros ‘challenges’, y para estar cerca de él, hacía de mecánica -función que ejercí- o directora deportiva.
Eso me permitía sacar el coche, pues se trataba de circuitos circulares de 120 kilómetros, y proporcionarle avituallamiento o asistencia. Decidí entonces, en 2021, hacerme directora; era lo más viable para el equipo y los corredores.
«Todos llevan pinganillos en los entrenamientos, para hacer estrategias de equipo y conocerse mejor»
¿Cuáles son tus funciones exactas?
Como señalaba, al poder utilizar el coche en las carreras les brindo asistencia y avituallamiento. Soy como su madre, antes, durante y después. Al final de la competición les pregunto a todos; y si alguno se queda, miro cómo está, qué necesita.
Ahora hemos decidido hacer entrenos de equipo, conmigo detrás. Todos llevan pinganillos, para hacer estrategias de equipo y conocerse mejor, quién es más o menos escalador y de qué modo se pueden ayudar unos a otros.
¿Qué edades y niveles tienen tus corredores?
Los menores son un chico de veinte y mi hijo, que tiene tres más. El resto van de treinta a sesenta años. El nivel es muy dispar, porque realizamos tres tipos de carreras: Vuelta a La Marina, Interclub (en Alicante) y Vega Baja, con diferentes desniveles.
Contamos con destacados escaladores y también otros que prefieren el llano y los circuitos más ratoneros, urbanos. Estamos satisfechos, el nivel es aceptable.
¿Con opciones de ganar?
Este mismo año tuvimos un élite que quedó tercero en su categoría en la carrera de la Vega Baja, y un master 50 y otro 60 que finalizaron segundos.
«El doping debería estar regulado y más castigado; luchas, pero frente a ciertos corredores es imposible»
Hablemos de la alimentación, nutrición y masajes.
Cada corredor tiene su tipo específico de alimentación. Como curiosidad, alguno come muchísimo durante el fin de semana de competición y después va bien en carrera, ¡es asombroso! Respecto a los masajes, nosotros no les hacemos, sino que ellos van al fisio antes y/o después, cuando consideran que lo necesitan.
¿Cómo es la coordinación con el otro director deportivo?
Muy buena. Antonio está con los cadetes y, aunque sus competiciones son muy diferentes a las nuestras, si necesita uno del otro, acude al momento. Somos un equipo y, como muestra de ello, tenemos un chico (Daniel Pérez) que corre tanto en élite como en ciclocross.
¿Cuál es tu opinión sobre el doping?
No hace falta recurrir al doping para escalar una montaña. En nuestra categoría es muy complicado competir contra ciertos rivales, como se ve en carreras donde los escapados abandonan porque el director les anuncia que a la llegada hay un control antidoping.
Debería estar regulado y controlado, porque luchas y entrenas con unos valores, pero luego te das cuenta de que ante el doping poco puedes hacer, son trampas. ¡Y no me quiero dopar! También hay gente limpia; pero las sanciones tendrían que ser más duras.
«En una etapa de montaña unos sienten ansia, los disfrutones, mientras otros tienen mucha preocupación»
¿Les minimiza el cansancio?
Muchísimo. He visto a corredores competir dos exigentes días seguidos, y en ambos estar arriba. Pero después se enteran de que hay controles y se ‘pierden’ en la última vuelta.
¿Qué sienten los chicos ante una etapa montañosa?
Algunos tienen mucha ansia, son muy disfrutones, al tiempo que otros tienen miedo, ante esas rampas, ese calor… A más de uno les dan ‘pájaras’, pero se recuperan de inmediato, tras comer y beber algo.