Entrevista > Nico Terol / Director deportivo del Aspar Team (Alcoy, 27-septiembre-1988)
Nico Terol es toda una leyenda del motociclismo valenciano: además del brillante título logrado en 2011 en la categoría de 125 cc -precisamente el último de dos tiempos y antes del cambio de denominación a Moto3- finalizó en dos ocasiones más entre los tres primeros: 2009 (Julián Simón) y 2010 (Marc Márquez). Ahora, con el paso de los años, reflexiona y considera que pudo ganar algún Mundial más.
Por otro lado, siente como muy suyo el conseguido este 2024 por David Alonso, talentoso corredor hispano-colombiano. La diferencia con los demás, apunta, es que, tras una victoria, “el lunes David ya está pensando en los detalles que podía haber mejorado; está en continuo aprendizaje y demuestra que es un ganador”. La prueba de fuego llegará en 2025 con su llegada a Moto2.
El actual director deportivo del Aspar Team nos detallará también cómo fueron sus inicios -en la propia Alcoy-, su fuerte vinculación con Jorge Martínez ‘Aspar’, primero como referente, después como pupilo y ahora como su mano derecha, y quién es para él el mejor corredor de todos los tiempos. “Márquez, y si vuelve a ganar tras lo sufrido, mucho más”, matiza.
«Con once años Alonso siempre estaba en la puerta del box, deseoso de entrar en el Aspar Team»
Felicidades, ¡menudo campeonato!
Totalmente, estamos muy contentos con el triunfo de David, en una historia muy bonita que comenzó a finales de 2017. Se trata de una apuesta mía como encargado del Junior Team. Le dije entonces a Jorge que debíamos confiar en el chico, que además es una bellísima persona.
Recuerdo que con once años siempre lo teníamos en la puerta del box, deseoso de formar parte del Aspar Team. Eso me motivó a verle en pista, en su primer año en el Campeonato de España, siempre positivo, pese a que los resultados no acababan de acompañarle.
¿Cómo era entonces?
Le faltaba crecer, le dimos una oportunidad como compañero de Marco Morelli y en la primera carrera con nosotros ya ganó. Es cierto que luego pasó alguna crisis, en el Junior, pero jamás dudamos de su potencial, enorme.
¿Te esperabas tanta superioridad?
Antes de iniciar el campeonato sabía que David estaba en un nivel muy alto y que tanto a Dani Holgado como a Iván Ortolà les podía batir, como había hecho en categorías inferiores. Me liberé un peso cuando ganó el pasado año en Silverstone porque le había vaticinado algún triunfo en 2023.
Este año había presión porque los dos primeros (Jaume Masià y Ayumu Sasaki) habían subido a Moto2 y los Holgado, Ortolà, Collin Veijer y José Antonio Rueda estarían ahí. Confiaba plenamente en David, pero esa superioridad tampoco me la imaginaba.
«Este año confiaba mucho en el potencial de David, pero no me esperaba esta superioridad»
¿Pudo llegar Jorge a la celebración?
No suele ir a Japón, pero este año sí, y las energías fueron en la misma dirección. Llegó Jorge y Dani Villar, técnico de David desde Junior y una persona muy importante para él. Apenas lo sabíamos unos pocos del equipo, los teníamos escondidos en un hotel para que la sorpresa fuera mayor y aparecieron el domingo, al final.
¿Jorge es como el padrino de todos?
Lo que hace para mí es de admirar. Le tengo un respeto muy grande a mi jefe, ya desde 1999, cuando le veía como un superhéroe. Ahora, siendo director deportivo, aprecio la pasión que sigue teniendo. Nos trae siempre cosas buenas.
¿Cómo ves a Alonso en Moto2?
La diferencia respecto a Moto3 es muy grande y asciende con el mismo equipo que hasta ahora, que es como su familia. Está encantado y preparado, pero hay que darle tiempo, porque es la categoría más canalla, la viví en mis propias carnes.
Habrá que gestionar las crisis, como ha hecho, y pasará momentos complicados -que autoanalizará-, aunque irá rápido, eso seguro. Tiene un tamaño pequeño, al principio le cuesta, y vamos a ser cautos, quitándole presión. Sabemos de su nivel y del equipo que tiene detrás.
«Mi debut en Cheste 2004 fue un sueño hecho realidad; se me hizo todo muy grande»
¿Deberá llevar algo de lastre?
Algo sí, para llegar al peso mínimo, pero es una situación que no me preocupa. Tiene un pilotaje muy pulido, perfecto para Moto2, pues es buen frenador, prepara muy bien las salidas de curva, levanta muy bien la moto y sabe lo que necesita para ir más rápido en cada momento.
Será un año de aprendizaje, incluso de los malos resultados, sobre todo en un piloto como David, que nunca tira la toalla. Las diferencias entre Moto3 y Moto2, aparte del peso de la moto, están en las inercias (igualmente en las frenadas), la potencia y los cambios de dirección en velocidad. La clave es ser un reloj en todas las vueltas, no fallar.
¿Tanto nivel hay en Moto2?
Por supuesto, hay que ir siempre a cuchillo porque no te dejan ni respirar. Para mí es la más complicada, porque hay muchos que no pueden subir a MotoGP -se forma un embudo- y está compuesta de pilotos muy buenos.
Hagamos un viaje en el tiempo: ¿por qué quisiste ser piloto?
Me vino de familia: mi padre hacía trial y mi tío, su hermano, participaba en carreras de velocidad. De pequeño siempre andaba encima de una bici y la disfrutaba tanto que me inventé ponerle una bolsa de agua, que ataba y agujereaba mínimamente para simular que era el depósito de gasolina. Tenía mucha imaginación.
Mi tío le compró una moto a mi primo Inda, que le gustaba, pero no tanto como a mí. Solo quería ir a su casa para poder practicar. ¡Hasta le recogía sacos de bellota al tío para que me la dejara!
«Cuando ganas una carrera estás en una nube: no eres consciente de lo que has conseguido»
¿Cómo recuerdas el debut, en 2004?
Un sueño hecho realidad, que no acababa de creerme. Veía a todos esos grandes corredores, en Cheste; se me hacía todo muy grande: salí a pista, iba rápido, pero los demás mucho más. Había también muchas más diferencias entre las motos.
Fue bonito porque entré en el equipo de Gino Borsoi y coincidió que mi primera carrera era su última. Y después, tiempo después, su relevo en la dirección deportiva del Aspar Team también fui yo.
¿Tu ídolo era Aspar?
No, Jorge fue un gran referente. Como piloto me gustaba especialmente Àlex Crivillé, su estilo sobre la moto Repsol y las luchas que tuvo con Michael Doohan, míticas.
¿2008 fue el año de tu consolidación?
Efectivamente, un momento clave, tras tres años difíciles en Derbi, moto española, pero mecánicos italianos, y no estuve a gusto del todo. En 2008 exploté, creyendo en el potencial que tenía. Gané mi primera carrera, en Indianápolis.
«Àlex Crivillé fue mi ídolo y pienso que Marc Márquez es el mejor piloto de la historia»
¿Qué siente uno al ganar una carrera?
Estás en una nube y no eres consciente de lo que has conseguido. Recuerdo mi primer triunfo -que tanto había soñado- y al fin se hacía realidad. Es una sensación de adrenalina y felicidad, viendo a tu gente eufórica. ¡Es algo inexplicable, hay que vivirlo!
¿Prefieres ganar de una forma sencilla o en la última curva?
Es mejor vencer al final. Yo era más de escaparme, pero saborearlo en el último momento; tener ese punto de estrategia y habilidad crea todavía más adrenalina, por la mayor incertidumbre. Este año lo hemos vivido en Moto3 desde el box con Jorge y el resto del equipo, y hemos disfrutado mucho las victorias de David.
Regresaste con Aspar y el resultado fue campeón del mundo.
Así es, me proclamé campeón de 125 cc, el último ganador en dos tiempos. El año anterior disputé el Mundial a Marc Márquez, quedé subcampeón frente al mejor de la historia, y en 2011 obtuve muchas victorias. Ganaba y pensaba en la siguiente para seguir mejorando, detalle a detalle. Todo dependía de mí, de estar concentrado en cada carrera y entrenamiento.
«Aspar es un referente para mí, aprendo tanto, me da tanta confianza. Lo doy todo por él»
¿Has dicho que Márquez es el mejor de siempre?
Pienso que sí, y si vuelve a ganar con Ducati en los próximos años, después de lo mal que lo ha pasado, es para quitarse el sombrero.
¿Tu salto a Moto2 fue duro?
Es lo que mencionaba anteriormente, es la categoría más canalla. Resultó un año muy complicado ese 2012, porque notaba muchas diferencias y me costó acoplarme. Me sirvió como aprendizaje.
¿Piensas que podrías haber ganado algún título más?
Sí, en Moto3, aunque las cosas vienen como vienen. Luego en Moto2 gané tres carreras; se me complicó el último año, no me encontré bien y me perdí mentalmente, lo reconozco.
El título que no gané deportivamente lo he hecho ahora, en mi segundo año como director deportivo, reinventándome como persona y de la mano de David, que para mí es como un hermano pequeño, pues se ha criado a nivel de motociclismo conmigo desde 2018.
Tu vinculación con Jorge es muy especial. ¿Qué has aprendido de él?
Uf, muchísimas cosas. Me gustan los consejos que da. Cada año aprendes aspectos nuevos, porque lo suyo es tan vocacional que siempre tiene unas palabras bonitas para decirte y entender mejor el mundo del motociclismo.
En momentos de mucho estrés -porque llevar un equipo así lo requiere- sabe transmitirme calma, ser jefe en los momentos que hace falta y, sobre todo, darme esa tranquilidad. Jorge confía mucho en su gente y cuando un superior lo hace de esta forma, me desvivo por él. Esa confianza la ve reflejada en el trabajo que hago. Me hace dar un extra, pues es mi pasión, te lo agradece continuamente y tiene unas frases siempre acertadas, demostrando que en los malos instantes hay que seguir hacia adelante.
Hablemos un poco del resto de pilotos.
Joel Esteban (Moto3) comenzó muy bien, mejor de lo esperado, y ahora estamos pasando un bache, porque el Mundial es complicado, más si tienes unas expectativas altas y no sale. Confío mucho, es una apuesta personal -fichado cuando estaba en la Talent- y estoy seguro de que mejorará.
Ya en Moto2, insisto, la categoría más difícil, Jake Dixon logró varios podios y dos victorias, estando ahora en otro bache; e Izan Guevara, que cambia de equipo, ha dado un gran paso.
¿Cuáles van a ser vuestros pilotos el próximo año?
Se han anunciado únicamente los de Moto2, que serán David Alonso y Dani Holgado, al que hemos fichado. En Moto3 Joel tiene contrato y el otro piloto todavía no se sabe. Estamos mirando opciones.