Entrevista > Begoña Espín / Restaurante Quintín (San Juan, 1985)
No es posible pensar en Sant Joan d’Alacant y que no te venga la imagen del ‘Quintín’ a la cabeza. A punto de cumplir los cuarenta años desde su apertura, este restaurante familiar se ha convertido en un icono de la ciudad. Hoy, que vivimos en lo efímero, en lo rápido, cobra mayor importancia si cabe la historia de un negocio tan duradero. Claro reflejo del esfuerzo y tesón que durante cuatro décadas han puesto a Sant Joan en boca de muchos comensales.
Con el tiempo y contando con el relevo generacional, esta familia ha conseguido perpetuarse como un local de referencia, que es frecuentado tanto por los lugareños como por gente de otras poblaciones, así como por personalidades relevantes de la cultura y política.
Aquel negocio familiar por el que Quintín y Encarnación apostaron en 1985, y que se caracterizaba fundamentalmente por su comida casera y de calidad, ha ido dando varias vueltas, siendo en la actualidad una de las marisquerías con producto más fresco de la zona. Esto es gracias a Roberto, Juan Antonio, Mª José y Begoña, hijos y nuera de los iniciadores, que han conseguido mantener y continuar con el legado que sus padres comenzaron.
«No tenemos ni temporada alta ni baja, así que decidimos nosotros cuándo cerramos»
¿Cómo comenzó esta aventura familiar?
Nuestro padre era carpintero. A principios de los años 80 se vivió una crisis económica que afectó a su actividad laboral. Tras mucho pensar, decidió dejar de lado la idea que él tenía de montar su propia carpintería y decidió por apostar por la restauración.
Al principio era un bar pequeño, dedicado a comidas caseras y de menú, donde nuestra madre cocinaba platos para la gente del pueblo. Nosotros adoptamos esta misma fórmula, pero nos dimos cuenta de que el perfil de comensales había cambiado, y adaptamos nuestra carta a los gustos y demanda de nuestros clientes. Antes sólo teníamos marisco a partir del jueves, por ejemplo, y ahora contamos con él a diario.
Después de tantos años, ¿cómo habéis conseguido mantener el equilibrio en el binomio familia-trabajo?
El restaurante lo llevamos en la sangre desde pequeños, todos hemos estado aquí desde jóvenes. Cuando sientes que algo forma tan parte de ti, lo único que quieres es que todo salga lo mejor posible y ofrecer y trasladar a nuestros clientes el mejor producto con las mayores ganas y energías. Para nosotros es mucho más que un restaurante, es el alma de nuestros padres y siempre tuvimos claro que queríamos continuar su labor.
Somos conscientes de lo delicado de compartir familia y negocio, pero sabemos diferenciar y disociar para ser lo más profesionales posibles y no llevarnos los problemas o quebraderos de cabeza a casa.
«Mi padre era un manitas, se montó el sólo el restaurante»
¿Cuál creéis que es el secreto de vuestro éxito?
Bajo mi punto de vista hay varios factores. Por un lado y el más importante, la calidad del producto. Nosotros nos nutrimos del producto local y eso se nota. Todos los días contamos con pescado fresco, marisco del día y las verduras de nuestra tierra.
Además, por lo que nos trasladan nuestros clientes, el ambiente que hay en el restaurante siempre es muy bueno, la gente está a gusto, pasa un rato agradable y siempre quieren repetir. Creo que conseguimos transmitir el amor que le tenemos a la gente que entra por nuestra puerta. Por otro lado, intentamos mantener un precio justo y equilibrado y el cliente lo agradece
¿Sentís que formáis parte del corazón de Sant Joan?
Sí, por supuesto. Tenemos clientes de toda la vida que nos han visto crecer. Siempre ha sido un punto de reunión de los sanjuaneros y nos consta que el pueblo está contento con nosotros, con nuestra gestión y, especialmente, está sirviendo para dar imagen a San Juan.
Desde que reformamos el local hace unos años y nos focalizamos más en el marisco, hay que llamar siempre para reservar. Viene gente de todas las poblaciones de alrededor, de Alicante e incluso de fuera, recomendados por el boca a boca.
«Remamos juntos en la misma dirección y vivimos plenamente nuestro negocio»
En 2015 cumpliréis los cuarenta años, ¿tenéis pensado celebrarlo?
La verdad es que no hemos tenido mucho tiempo de pensar en qué hacer, pero, sí, algo haremos por supuesto. No se nos ocurre una mejor manera de celebrarlo que estar haciendo lo que más nos gusta, en lo que creemos y que la gente pueda disfrutarlo.
¿Cuáles son vuestros planes de futuro?
Seguir haciendo las cosas como hasta ahora y, si se puede, mejorar más. Es gratificante ver cómo al público le gusta lo que hacemos y cómo lo hacemos, así que seguiremos igual.
Otra cosa es el relevo generacional, que ya está más complicado. Todos nuestros hijos están estudiando y, de momento, no parece que esté en sus planes.