Entrevista > Fernando Giner / Exfutbolista y presidente de Asoc. Jugadores Valencia CF (Alboraia, 31-diciembre-1964)
Fernando Giner es, desde hace algo más de una década, el presidente de la Asociación de Jugadores del Valencia CF, entidad independiente que se encarga de ayudar en diferentes ámbitos a los jugadores veteranos del club.
Sin embargo, los aficionados más longevos le recuerdan como uno de los mejores zagueros de la historia del club, debutando con apenas diecisiete años, en diciembre de 1982. Su consolidación en el equipo se produjo unas campañas más tarde, a partir de la 1986-87, inicialmente con el Valencia en Segunda.
Sus buenas actuaciones con el ‘5’ le llevaron a ser un fijo en el once valencianista y, tiempo después, a la selección española, donde participó en once compromisos y se quedó a las puertas de disputar el Mundial de Estados Unidos’94. “Jamás me dio explicaciones el bueno de Javier Clemente, ni se las pedí”, reconoce.
‘El Chufa’
Nos contará detalles de su etapa como jugador -donde era conocido como El Chufa, por su origen alboraier-, la complicada situación que vive el club, tanto deportiva como institucional, “posiblemente la peor de la historia”, y de qué forma han padecido la trágica Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) del 29 de octubre, “que podría ser un acicate para todos”.
“Mi deseo era seguir en el Valencia, pero todo cambió a raíz de perder la final de Copa de 1995”, la que se alargó al día siguiente por el gran aguacero que cayó en Madrid. Giner nos confesará que tenía ofertas previas del Madrid y el Barça, que “renuncié para seguir en mi club”.
Tras pasar dos satisfactorios años en el Sporting de Gijón y uno más en el Hércules, finalizó su etapa deportiva en el Levante, cumpliendo el deseo de competir en los dos clubes de la ciudad y “poder retirarme en mi tierra”.
«Era un jugador duro, pero noble, además de muy trabajador, dando todo en el campo por el equipo»
¿Cómo piensas que te recuerdan los aficionados?
Por lo que me dice la gente mayor o los de mi generación, como un jugador duro, aunque al mismo tiempo noble dentro del terreno de juego, trabajador, un defensa tradicional y que luchó siempre por el bien del equipo.
Debuté muy joven, un 5 de diciembre de 1982 -por eso siempre llevé el 5-, y para mí fue lo máximo. Lo hacía en un momento complicado del club, que poco después bajó a Segunda.
Ese año, ¿cómo fue?
Contábamos con grandes jugadores, muchos de la cantera, y en apenas un año regresamos a Primera. Pero no fue sencillo, porque esa temporada, a pesar de ser campeones, tuvimos que jugar un play-off de ascenso, superando por tres puntos al Logroñés.
El Valencia ¿podría volver a bajar?
Peligra, porque la situación no es buena, aunque por supuesto que podemos salir de ella. El aspecto psicológico y mental en el fútbol afecta mucho, no solo en el jugador, sino en todo lo que se crea alrededor. Es una evidencia, pero la motivación no es la misma -tampoco la del público- cuando vas a jugar contra el Real Madrid o el Barcelona. ¡Cambia totalmente!
Además, los futbolistas son personas, no máquinas, y al jugar frente a equipos punteros parece que se perdonan más los aspectos, se anima más, y eso se transmite en el campo.
«No es buena la situación deportiva y peligra el descenso, aunque claro que podemos salir de ella»
¿También al contrario?
Exacto, por muy profesional que seas, por muy preparado que estés, afecta de la misma forma. Por eso, esta desgracia que los jugadores han visto en primera persona podría servirles de acicate, a ellos y al club.
¡Puede ayudar! Pero el fútbol, al final, es ganar. Si el siguiente partido vences, ese punto de inflexión puede aparecer. Creo mucho en las energías, tanto positivas como negativas, porque un entorno a gusto hace que renazcas, y viceversa.
¿Una solución inmediata sería fichar veteranos?
Tenemos futbolistas de calidad para jugar en Primera División, una circunstancia buenísima a medio plazo, pero precisan de apoyo, el que dan aquellos veteranos que proporcionan estabilidad en el campo.
Nosotros mismos, al bajar a Segunda, mantuvimos un eje vertebral, formado por José Manuel Sempere, Ricardo Arias, Xavier Subirats y Miguel Ángel Bossio. Ellos eran los veteranos, mientras que el resto comenzábamos, con muchísima ilusión. La combinación de las dos permite que un chaval joven, en un momento complicado, tenga el soporte de los más expertos.
¿Cuáles son los principales males del club?
El ambiente que se ha creado alrededor de algo que no está en nuestras manos. Se está en el peor momento institucional de la historia: la separación entre afición y club es muy grande.
Pero esta problemática viene de muy lejos; cuando debuté recuerdo que ya se debía mucho dinero. Se pudo recomponer mínimamente gracias al Mundial’82, echando mano de un Plan de Emergencias que facilitó la Federación Española de Fútbol.
«Creo mucho en las dinámicas y en las energías dentro del campo, tanto positivas como negativas»
Regresemos a tu época como jugador, a tus mejores recuerdos.
Primeramente, el debut en el club de mi vida. También haber jugado con compañeros que lo han sido todo a nivel mundial, y haber representado al Valencia en la Selección Española, en un periodo en el que no era sencillo acudir al combinado nacional. ¡Había muchísimo nivel!
¿Qué faltó para que disputaras el Mundial’94?
Nada. Me sentí totalmente satisfecho y, al mismo tiempo, roto por no haber entrado en esa lista definitiva. Jugué toda la fase preliminar, con partidos que se tenían que ganar sí o sí, como el disputado a domicilio frente al Eire (1-3) o ante Dinamarca (1-0).
Ese encuentro, en Sevilla, lo ganamos con un gol de cabeza de Fernando Hierro y tras la expulsión de Andoni Zubizarreta a los diez u once minutos de juego. No fue nada sencillo.
¿Clemente te dio alguna explicación?
No. Después he hablado muchas veces con él, sobre todo durante mi etapa como presidente de la Asociación de Futbolistas Internacional. Sigo teniendo relación con él, pero nunca hemos hablado del tema. No le he preguntado ni lo haré, pienso que no soluciono nada. Tendría sus razones.
«En 1995 tuve ofertas del Real Madrid y del Barcelona, pero las rechacé por el deseo de seguir en el Valencia»
Había buena selección ese año.
Por supuesto. El punto de inflexión lo teníamos en los cuartos de final, tan fatídicos. Fueron detalles frente a Italia (2-1), como también pasó en el Mundial que ganamos, que se vencieron partidos por pequeñas cosas o errores del contrario. Sin ir más lejos, el penalti que paró Iker Casillas ante Paraguay -a Óscar Cardozo-, o el mano a mano en la final ante Arjen Robben.
¿Tu intención era seguir en el Valencia?
Mi renovación estaba sobre la mesa hasta la final de Copa en 1995, perdida ante el Depor (2-1). Tres meses antes había renunciado a fichar por equipos como el Barcelona o el Real Madrid para continuar en el Valencia. Al señor presidente de ese momento (Paco Roig) se le cruzaron los cables y me quedé con una mano delante y otra detrás.
Me di cuenta, como otros muchos compañeros, que cuando tienes una oportunidad, hay que cogerla, porque los sentimientos están muy bien, pero tu vida prosigue. Sí lo hicieron en años posteriores Gaizka Mendieta, David Silva, David Villa, Juan Mata…
Marchaste a Gijón, una buena zona.
Siempre le estaré muy agradecido al Sporting, porque, insisto, de hoy para mañana me quedé sin equipo. Apostaron por mí, me fui para Asturias, donde estuve muy a gusto: es una tierra donde se vive y se come muy bien. Los objetivos eran diferentes, mantener la categoría, y las dos temporadas se cumplieron.
«Estoy muy orgulloso de mi paso por la Selección, donde disputé once partidos a las órdenes de Javi Clemente»
¿Cómo fue tu etapa final, en el Hércules y el Levante?
En Alicante, con el Hércules, que había bajado a Segunda División, estuve un año, junto a Quique Hernández. De ahí fiché por el Levante: anhelaba regresar a mi tierra y el equipo -que estaba en Segunda B- preguntó por mí.
Mi ilusión era retirarme en un club de mi ciudad y haber jugado en los dos equipos de València. Curiosamente, la primera vez que vi un partido profesional fue en el campo del Levante, muy próximo a mi casa.
¿La retirada en sí fue traumática?
Para nada, fue secuencial. Supe manejar los tiempos, haciéndome a la idea de que finalizaba mi carrera profesional. Los dos años que jugué en el Levante -logrando el ascenso a Segunda y cerca del de Primera- estuve como segundo entrenador y delegado.
Esas dos campañas me permitieron no separarme del fútbol de una forma abrupta, seguir en contacto con el deporte y vivirlo desde otra perspectiva.
Seguidamente no has parado: junta directiva, presidente interino, concejal en Alboraia…
Aproveché la nueva etapa para adquirir conocimientos de otras materias, y ser concejal de mi localidad me sirvió para conocer la parte política y administrativa desde dentro, qué supone trabajar para un pueblo.
Aprendí mucho y me ayudó de cara al futuro, cuando me hice cargo de la Asociación de Jugadores del Valencia CF y después de la Selección Española, posición que abandoné hace unos meses.
«El Valencia ha dejado de ser una entidad puramente deportiva: se ha convertido en un negocio»
¿Cuáles son tus funciones exactas?
Cuidar y ayudar a entrenadores, directivos y, sobre todo, futbolistas que han defendido la camiseta del Valencia y están en una situación delicada, ya sea a nivel psicológico, económico o de salud. Un ejemplo evidente es la desgracia que ha sucedido recientemente en València.
Asimismo, que nuestra historia perdure en el tiempo y defender el escudo de la mejor manera, siendo siempre independientes. Obviamente la asociación tiene que estar vinculada al club, porque si no, no tiene sentido.
¿El Valencia debería cuidar mejor a sus antiguas leyendas?
Tendría que ser así, en un entorno y una gestión normal, como club y entidad deportiva. Pero ya no lo es; ha pasado a ser un negocio. Tenemos, no obstante, que equilibrar las cosas, como en el caso de Mario Alberto Kempes, al que se le expulsó como embajador del club por dar su opinión.
Kempes tiene su razón, le defendemos y para nosotros es un jugador emblema -está considerado el mejor jugador de la historia del Valencia-, pero también es verdad que hay que medir las palabras.
¿De qué forma ayudasteis tras la DANA?
A nivel individual, más de cincuenta compañeros socorrieron a los afectados a pie de calle. Ya como asociación, reunimos puntos de acopio de material para cuando fuera necesario y pudiera llegar a las personas que realmente lo necesitaban.