Los alcoyanos que visionamos la película ‘Marco’ recordamos nuevamente la figura de Paco Aura Boronat, un icono al ser el último superviviente de la Comunitat Valenciana en Mauthausen, campo de concentración nazi durante la II Guerra Mundial.
Paco Blay y Àngel Beneito, historiados locales que mantuvieron una relación con Aura, nos relatan cómo era Paco y varias de las penalidades que sufrió en su reclusión; además, el legado que dejó, con el deseo de contar -finalizado el franquismo- lo vivido y honrar a sus compañeros.
Había nacido en diciembre de 1918, en plena epidemia de la gripe, en una familia sin recursos, pero implicada en la dignidad de las personas. A temprana edad (ocho) comenzó a trabajar como recadero de la zapatería ‘La Pilarica’, para que su hermano sí pudiera estudiar.
Guerra Civil
Al inicio de la Guerra Civil -julio de 1936- Paco se presentó como voluntario, pese a todavía no haber cumplido los dieciocho años. Le admitieron, no a la primera, sino la segunda, tras instruirse con el fusil.
Marchó entonces a Madrid para luchar en pro de la República en el conocido ‘No pasarán’. Le hirieron en tres ocasiones, ninguna de gravedad, y seguidamente le destinaron al frente del Ebro, momento que aprovechó para huir a Francia.
Allí, en campos de acogida, “feliz por haber sobrevivido”, le trataron primero pacíficamente, hasta que el gobierno galo le dio diversas opciones, siendo una de ellas colaborar en la Línea Maginot. Con la invasión alemana, Paco y muchos otros intentaron llegar a Suiza, que había cerrado fronteras, y fue capturado en Belfort.
En plena Guerra Civil huyó a Francia, trabajando seguidamente en la construcción de la Línea Maginot
Preso 4.208
Le condujeron a Mauthausen, cerca de Linz, en un tren de ganado y el propio trayecto -de tres días- fue una pesadilla. “El primer día se respetaban las formas, pero acabó siendo una mezcla insoportable de excrementos y orina”, explicaba el propio Aura.
A la llegada al campo de concentración les estaba esperando un batallón con perros. Bajaron rápidamente y formaron, camino al interior. “El que caía a tierra, los de mayor edad, por ejemplo, le pegaban una descarga de balas”.
En Mauthausen, como preso 4.208, permaneció un total de cuatro años y nueve días, haciendo trabajos forzados en una cantera. Su fuerte constitución le salvó en muchas ocasiones, pues al no tener oficio padecía la constante degradación de las SS.
Pasó un total de cuatro años y nueve días en Mauthausen, sufriendo vejaciones y numerosos castigos
Liberación
El 5 de mayo de 1945 los prisioneros del campo fueron liberados por los americanos -los soviéticos estaban al otro lado del Danubio-, pero Paco no pudo regresar a España. Siempre contaba que empezaron a venir autobuses para llevarse a franceses, húngaros o de otros países, “pero a los españoles no nos quería nadie”.
Tiempo antes, Hitler había preguntado qué hacía con los presos españoles, a lo que el Ministro del Interior Ramón Serrano Suñer declaró que “ésos no lo eran”. Paco recaló de nuevo en Francia, inicialmente a París -para recuperarse- y después al sur, donde le dieron una pequeña pensión y logró trabajo en una mina.
Finalizado el Franquismo quiso explicar todo lo vivido, y fue uno de los líderes del famoso ‘Nunca más’
Regreso a Alcoy
Francisco Franco quiso a principios de los cincuenta lavar su imagen frente a los americanos y aceptó el regreso de los deportados, siempre que les avalaran como no peligrosos. Paco finalmente pudo regresar a Alcoy en 1953, sabiendo como repitió miles de veces que “las guerras son la degradación del ser humano”.
Montó una empresa textil, formó una familia, pero seguía vigilado por la policía de la dictadura, por si participaba en reuniones o cosas raras. Simpatizante de la CNT, se vio obligado a vivir un segundo encierro, un exilio interior.
Muerto el dictador, Paco y muchos otros se vieron con la necesidad de contar al detalle lo sufrido en el campo de concentración; se hizo activista y lideró como el que más aquello del ‘Nunca más’, para que jamás volviera a suceder nada similar.
Su legado
“El legado de Paco es incuestionable, hizo una actividad didáctica impagable, es nuestro Primo Levi”, expresan ambos historiadores. Se convirtió en un icono del País Valenciano, visitando entidades, asociaciones, escuelas y a todos los que le solicitaban, “nunca tenía un no para nadie”.
Todos quedaban embobados con su relato, centrado en los castigos, la nula solidaridad o la crueldad de los propios presos, especialmente los ‘capos’, a los que detestaba. Asimismo, también se indignaba cuando veía una pintada pronazi, “se desesperaba”.
Paco jamás fue de estrella, simplemente dio voz a todos los deportados, sin querer tener protagonismo. Tampoco lo quiso cuando el Ayuntamiento de Alcoy le dedicó un puente, el que une Viaducto con Zona Norte. Aceptó porque también se honraba a sus compañeros. Falleció el 27 de noviembre de 2018, a un mes de los cien.