El pasado octubre varios cascotes de la fachada del ayuntamiento de Alicante se desprendieron hacia la plaza. Afortunadamente no hubo que lamentar ninguna víctima humana de aquel suceso, si bien nadie libró de un buen susto a todos los viandantes que en aquel momento pasaban por allí.
Éste no ha sido sino el último accidentado episodio de un edificio que cuenta ya con varios siglos en sus cimientos y que ha vivido grandes momentos históricos, pero que también ha sufrido unos cuantos percances. Ésta es la historia de la casa de todos los alicantinos.
El primer Ayuntamiento
En la Edad Media las reuniones entre los hombres que ejercían el poder en la ciudad se celebraban en la iglesia (hoy concatedral) de San Nicolás. En aquella época las decisiones políticas municipales eran tomadas por funcionarios reales, militares e incluso autoridades eclesiásticas locales.
Fue en 1541 cuando se aprobó la construcción de un edificio consistorial en la entonces llamada plaza del Mar (en aquella época el nivel del mar llegaba hasta aquí, cubriendo toda la Explanada). Las obras fueron bastante caóticas, con muchos parones por falta de fondos económicos, y duraron más de un siglo hasta que por fin culminaron en 1668.
Antiguamente las reuniones municipales se celebraban en la iglesia de San Nicolás
Segundo Ayuntamiento
¿Entonces es este edificio del siglo XVI el que hoy en día sigue siendo sede de nuestro ayuntamiento? La respuesta es no. Ocurrió que en 1691 Alicante se vio sometida a un terrible bombardeo naval, por parte de la armada francesa, que duró ocho largos días.
Aún así la ciudad resistió. Los alicantinos aguantaron heroicamente el ataque impidiendo que los franceses desembarcaran… pero a un alto precio. Además de la gran pérdida de vidas humanas, se calcula que el 90% de los inmuebles sufrieron daños. Y el ayuntamiento no fue precisamente una excepción, acabando totalmente destruido.
Por tanto, hubo que reconstruir el consistorio. Se decidió ubicarlo en el mismo solar, pero con un diseño nuevo. Para no perder la costumbre, las obras se volvieron a eternizar y no culminaron hasta 1780.
La ‘visita’ de Napoleón
La historia se repitió otra vez… por culpa de Napoleón. En 1812 las tropas francesas volvieron a asediar Alicante, en esta ocasión llegando por tierra. La película fue la misma: Un intenso bombardeo sobre la ciudad, sin premio dado que los soldados españoles una vez más aguantaron sus posiciones tras las murallas.
Afortunadamente este bombardeo solo duró un día, y los daños generados fueron menores. Aún así varios proyectiles alcanzaron el ayuntamiento ocasionando graves daños, pero no fue necesario reconstruir el edificio entero.
Un bombardeo francés destruyó el ayuntamiento original
El Salón Azul
Tiempo después, en 1858, la reina Isabel II anunció una visita a Alicante para el viaje inaugural del tren procedente de Madrid (primera línea ferroviaria entre dos capitales provinciales en la historia de España).
A raíz de eso se decidió acondicionar una cámara en el ayuntamiento que estuviera al nivel de la elegancia de Su Majestad. Así fue como nació el Salón Azul, quizás la estancia más célebre de este edificio, que en su origen era de color burdeos.
Otro hito histórico para el inmueble ocurrió en 1874, cuando se determinó que Alicante sería a partir de entonces la ‘cota cero’ usada como referencia para medir todas las altitudes de España. El punto exacto se ubicó en el primer peldaño de la escalera del palacio consistorial.
Evolución de la plaza
De igual forma la antigua plaza del Mar fue evolucionando con el paso de los años. Al ganarse terreno al mar se urbanizó completamente construyéndose los demás edificios que rodean el ayuntamiento, como el antiguo Consulado del Mar (ahora Audiencia Provincial). En algunas épocas incluso sirvió como improvisado lugar para celebrar corridas taurinas, hasta que fue edificada la actual Plaza de Toros.
Como el mar ya no llegaba hasta aquí, la plaza también ha ido cambiando de nombre según los momentos políticos vividos en España. A finales del siglo XIX se renombró como plaza de Alfonso XII.
Irónicamente el lugar donde fue declarada la Segunda República en Alicante fue justo aquí, cuando varios concejales republicanos entraron en el ayuntamiento el 14 de abril de 1931 para quitar la bandera monárquica del balcón e izar la tricolor. Una de las primeras decisiones tomadas por el nuevo gobierno municipal fue denominarla como plaza de la República.
La plaza ha sido llamada ‘Alfonso XII’, ‘de la República’, ’18 de Julio’ y ‘del Ayuntamiento’
La última guerra
Durante la Guerra Civil el edificio sirvió de refugio para muchos alicantinos que venían aquí a resguardarse cuando la ciudad sufría bombardeos aéreos. El inmueble sufrió algunos daños, pero en general aguantó razonablemente bien las bombas.
El 30 de marzo de 1939, cuando una división italiana del ejército sublevado se dirigía hacia Alicante para tomar la ciudad, varios alicantinos subieron al balcón para cambiar una vez más la bandera quitando la tricolor e izando la monárquica.
El nuevo régimen franquista volvió a cambiar el nombre de la plaza, y desde entonces pasó a llamarse ’18 de Julio’ en conmemoración a la fecha en la que se había producido el golpe de estado militar que empezó la guerra. Algunas décadas después, ya en la democracia, obtuvo su nombre actual de plaza del Ayuntamiento.
Mucha historia a cuestas
En definitiva, hablamos de un edificio histórico que ha sido testigo directo de cuantas guerras y cambios políticos han afectado a Alicante. Aunque en esta última ocasión ha sido simplemente el paso del tiempo lo que ha provocado el desprendimiento de parte de su fachada.
Las obras de reparación culminaron el pasado enero, y ya se puede pasear por la plaza con normalidad. Aunque probablemente este viejo inmueble vaya necesitando de una buena reforma integral para que no nos vuelva a dar otro susto.