Donald Trump ha revolucionado el orden mundial en todos los sentidos, siempre mirando la parte económica que es lo único que le interesa.
Pero como en toda crisis es ahí en donde nacen las oportunidades, solo hay que saber aprovecharlas para salir mucho más reforzado.
Ejército europeo
Por un lado está el tema militar. Sinceramente no creo en el peligro de Rusia ni que tenga como finalidad atacar a Europa. Esta inmerso en lo que para ellos es una guerra civil, con la que por cierto llevan décadas, no es nuevo, y las probabilidades de una escalada bélica son muy bajas.
No obstante Trump, con su política de todo por la pasta, amenaza con salirse de la OTAN, nos obliga a gastar en armamento del que curiosamente son ellos el principal fabricante, y tiene como objetivo sacar rentabilidad de las ‘tierras raras’ que hay en Ucrania.
Europa debe de ser fuerte y no depender de aliados. Tenemos que tener capacidad organizativa y armamentística, como tenemos en otros ámbitos, para tomar decisiones propias. Y no solo ante una guerra, sino por la agresión o invasión de cualquier tipo.
Hoy se le va la ‘pinza’ a los EEUU y mañana puede ser Corea del Norte, Marruecos, Rusia… Estamos en un mundo cambiante y lo que no es lógico es que un territorio como la Unión Europea (UE) no tenga sus propias defensas activadas.
Oportunidad comercial
El otro lado del cambio de orden mundial provocado por Trump es el comercial. Sus famosos aranceles, presentados como a él le gusta en un show retransmitido en directo, es algo que principalmente afectará a la economía de los Estados Unidos.
Aunque es un ‘deporte’ muy español, no hay que ser catastrofistas que eso sí puede generar una crisis general. Con esta imposición el país americano recaudará unos impuestos añadidos de unos productos que luego se tendrán que vender más caros a sus ciudadanos o empresas.
Pretende el mandatario estadounidense que eso haga que se fabrique allí todo, lo que es una ilusión óptica como la de un oasis en un desierto. Ni se montan fábricas, explotaciones agrícolas o ganaderas, etc. en un breve periodo, ni quiere decir que se quieran instalar allí para luego no poder vender al resto del mundo.
Contra sus propios ciudadanos
Con esos aranceles lo que conseguirá es un aumento de precios en la gran mayoría de los productos que se venden en su país, ya que incluso los que se fabrican allí necesitan piezas que vienen de otros países y que ahora les costarán más caras.
Y nos toca responder, como ha hecho China, sin complejo alguno, ese que le sale a Europa siempre cuando hay problemas y que nos está dejando fuera de todo, como si fuéramos el ‘pardillo de la clase’. Solo hay que ver que defendemos a Ucrania por ser un país que está en Europa, invertimos cientos de miles de millones en ello, y nos conformamos quedándonos fuera y dejando que Trump nos ningunee tanto en las negociaciones, como quedándose lo valioso (económicamente) de ese territorio.
Si respondemos con los mismos aranceles nuestro problema es que los productos provenientes de los EEUU nos saldrán más caros, y los tendremos que comprar procedentes de otros países que, además, son realmente quienes los fabrican para que luego los norteamericanos pongan su sello.
Aceite de oliva
Respecto a nuestras exportaciones al país americano hay algunos sectores que pueden resentirse, como en cualquier crisis, y quizás es el momento de dividir los ‘huevos’ de la cesta y no ponerlos todos juntos en el mismo sitio, algo que es un principio básico de economía.
Algunos de esos productos, como el más perjudicado que será el aceite de oliva, aquí nos lo estaban vendiendo a ‘precio de oro’ porque la demanda existente era mayor que la oferta. Muchos han hecho su ‘agosto’ con esto y los ciudadanos nos hemos tenido que vaciar los bolsillos.
El problema que le genera al agricultor de este tipo de producto, en lo que se estabilizan las ventas que puedan seguir haciendo al consumidor estadounidense y encuentra nuevos mercados, es que tendrá que vender aquí a mejor precio.
Plantar cara al agresor
Donald Trump insulta a Europa, lo hace constantemente llamándonos lo equivalente a garrapatas, queriéndose quedar con territorios que pertenecen a países europeos (véase Groenlandia)… y es difícil entender que podamos mantenernos con un aliado así. Si permaneces con quien te menosprecia normalizas ese menosprecio, y eso suele acabar mal.
Llevado a la vida sería como el maltrato, el bullying, etc. Lo peor que puede ocurrir es que la persona agredida se quede aceptando las agresiones, en una parálisis, disculpando esos excesos. Esto no conduce nunca a un final feliz.
Banco de España
Puesto que el ser positivo no esta de moda, voy a dar datos que ya no son mi opinión. El Banco de España advierte que el impacto principal de todo este sinsentido será en negativo para la economía de los Estados Unidos.
Así, el gobernador de esta entidad, José Luis Escrivá, comentaba que “esta hostilidad de Estados Unidos hacia Europa tiene potencial para acelerar procesos de unión”.
El cálculo del impacto arancelario en nuestra economía el Banco de España lo preveía con un incremento de la inflación de 0,07 puntos en el promedio de tres años.
Los fríos datos
España generó en 2024 un PIB total de 1,6 billones de euros. Exportó productos por un valor de 384.465 millones de los cuáles el 61,8% fue a parar a países de la UE. Nuestras exportaciones al país norteamericano fueron de 18.179 millones, es decir un 4,7% del total de exportaciones y un 0,0000012% del PIB.
El principal producto afectado es el aceite de oliva, que exportó 1.013 millones de euros a los EEUU y que ahora deberá ajustarse mejor al mercado nacional y buscar nuevos destinos, al margen de seguir vendiendo allí a quienes puedan o quieran pagar el nuevo precio.