Entrevista > José Ignacio Baeza / Músico (Sant Joan, 15-septiembre-1975)
La pasión de José Ignacio Baeza por la música procede de la infancia, por las numerosas influencias paternas, “todo un genio de la trompa”, resalta. Se incorporó pronto a la banda municipal de Sant Joan, con apenas nueve años, también porque el director de entonces, Antonio Climent, era su tío.
“Cogí la trompa porque era el instrumento de ambos”, confiesa ahora, cuatro décadas después. Pasó primero por el Conservatorio de Mutxamel, donde cursó el Elemental, antes de trasladarse al de Alicante, “finalizando en este centro mis estudios musicales, el Profesional y el Superior”.
Han sido varias las escuelas en las que ha impartido clases, estando su plaza en la Región de Murcia desde hace dieciséis años. Nos contará el nivel de los jóvenes músicos de Lorca, donde actualmente comparte sus conocimientos: “ha crecido notablemente, e intentamos que vayan a más”, expresa.
«Para mí la trompa es uno de los instrumentos que ofrece un sonido más dulce, empastando con todos los demás»
¿Tu vida estaba predestinada?
Sin duda, la música se vivía muy intensamente en mi casa, gracias principalmente a mi padre. Pero a mí igualmente me fascinaba y tuve muy claro desde joven que iba a ser músico, como mi hermano menor Jorge.
Además, la carrera de Magisterio Musical comenzó con mi generación, aunque rechacé hacerla porque estaba focalizado en el conservatorio. Fue una lástima, pues todos aprobaron las oposiciones, al ser la primera remesa.
¿La trompa siempre fue tu primera opción?
Veía a mi padre, cómo tocaba en la banda y disfrutaba… Ni me lo pensé: es uno de los instrumentos más dulces, con un sonido realmente bonito -empastando con todos los demás-, pero de los más complicados para empezar.
Si hablamos de una orquesta, la trompa sirve de enlace entre la cuerda y el viento, así como en la banda, entre los instrumentos de madera y metal.
¿Por qué es tan difícil?
Tiene las notas armónicas muy juntas y, al principio, soplas y no sabes del todo la que va a salir, a diferencia de la trompeta, por ejemplo. Me sucede mucho con los alumnos, les pido tocar un Fa y suena un Do, circunstancia que les frustra.
Se mejora a base de esfuerzo y horas de estudio, porque una vez descubres cómo tocar la trompa es una maravilla, te atrapa.
«A mi mujer ya le anuncié cuando nos conocimos que la música lo es todo, y me comprende perfectamente»
¿Dónde has impartido clases?
En varias escuelas de bandas, algunas coincidiendo en el tiempo, como las de Alicante, Sant Joan, Villajoyosa -durante más de veinte años, también con la juvenil-, Cartagena, Murcia y Lorca.
Actualmente estás en el Conservatorio de Lorca.
Desde 2009 soy interino en la Región de Murcia y voy rotando, antes estuve en los de Cartagena y Murcia. Resido en Sant Joan y me desplazo todas las semanas hasta Lorca.
Toco también, junto a mi hermano, en la banda de Villafranqueza, barrio de Alicante muy próximo a San Vicente.
¿Cómo es el nivel de los lorquinos?
No es comparable al de la Comunitat Valenciana, donde sabemos hay mucho más arraigo y tradición, pero en Lorca y Murcia en general se está trabajando muchísimo para acortar las distancias.
Son numerosos los jóvenes entusiastas de la música -muchos procedentes de la zona de Almería-, y poco a poco se irá apreciando esta optimización.
«Hace tres meses que no puedo tocar, por estar de baja médica, y estoy sufriendo horrores, lo paso fatal»
¿La música qué representa para ti?
¡Lo es todo! Hace tres meses que no puedo tocar, por estar de baja médica, es muchísimo tiempo, al menos así lo siento, y estoy sufriendo horrores, lo paso fatal. El que lleva la banda o un grupo de música dentro sabe que no solo es dar clases, es mucho más, tocar en los desfiles, fiestas, estar con tus compañeros, que son otra familia…
Insisto, es fundamental en mi vida. Llevo en la banda desde los nueve años, mi mujer (Macu) me conoció así y ya le anuncié que no iba a cambiar, que la música es mi vida, solo la familia está por delante. Por fortuna lo entiende perfectamente.
¿Te imaginas una vida sin tocar?
En absoluto, porque la música es fundamental no únicamente para el que la interpreta, sino para el que la escucha. Son emociones que te transportan a un sinfín de sentimientos, desde la tristeza más grande a la mayor de las alegrías, porque se trata de una ayuda para la vida.
¿También compones?
Eventualmente. Elaboré varios pasodobles para las Hogueras de Alicante, una marcha para una comparsa de San Vicente y dos más dedicadas a las procesiones de Sema Santa de Sant Joan, ‘Santa mujer Verónica’ (1998) y ‘La Virgen de la Caridad’ (2000), ésta última en honor a la cofradía de mi mujer.