ENTREVISTA > Lydia Na / Comunicadora y activista (Alicante, 21-julio-1967)
Con un libro en el equipaje, ‘Mis reglas, mi cuerpo’ (2024), que recopilaba artículos escritos entre 2021 y 2024, más una incansable labor al frente del programa ‘Entendemos’ (en YOU! TV), organizando el Festival de Cine NosGusTrans o a cargo de la asociación Entendemos, la activista trans Lydia Na presenta ahora nuevo libro, ‘Fiat Lux’. Desde el ensayo, la antropología, un estudio de la transexualidad a través de la historia, confrontando hechos y leyendas.
‘Fiat Lux’, “hágase la luz”. ¿Un nuevo empezar, el comienzo?
La idea surgió a partir de un artículo que iba a escribir para el anterior y que no iba a constar de más de diez páginas. Quería un texto sobre historia trans, pero en cuanto empecé a investigar me di cuenta de que el campo era inmenso, había mucho material y éste podía ser el punto de partida de un libro totalmente distinto, incluso a otros libros sobre el tema.
Generalmente al tratar la historia de las identidades de género no normativas lo hacen desde el punto de vista biográfico, con personajes como el emperador romano Heliogábalo, la soldado Catalina de Erauso, el cirujano Heleno de Céspedes. Se tratan las condiciones de vida de estas personas, su marginación social y legal a través de las distintas épocas, y se suele realizar una mezcolanza entre transexualidad y travestismo.
«Se suele realizar una mezcolanza entre transexualidad y travestismo»
¿Y en cuanto a la actualidad?
Ya en el siglo XX, sobre todo biografías de activistas y gente del espectáculo, un punto de vista quizá demasiado superficial que no entra precisamente en el que para mí es el meollo de la cuestión: ¿cómo han vivido interiormente estas personas la autopercepción y el conflicto de ser quienes son a lo largo de las distintas épocas y culturas?
¿Bajo qué expresiones se materializaría esta dicotomía simbiosis-oposición entre nuestros dos lados masculino y femenino en sociedades que fomentaban la autorrepresión de estas pulsiones por otro lado totalmente naturales? Me propuse rastrear una serie de filosofías, escuelas de pensamiento, leyendas y cultos religiosos que expresaban estos temas a nivel espiritual.
«Me propuse rastrear filosofías, leyendas y cultos religiosos»
¿Cultos religiosos?
Me refiero al orfismo, al hermetismo, mitos griegos como el de Hermafrodito y Salmacis, cultos como el de Cibeles o la misma alquimia paracelsista, una vertiente espiritual de esta antigua ciencia cuyo fin no era la transmutación de los metales, sino la trascendencia espiritual del propio alquimista, su transmutación interior en un ser superior mitad masculino mitad femenino, el llamado Opus Magnum o Rebis alquímico.
Quiero también dejar claro que las personas trans no somos simplemente esa serie de procesos hormonales y quirúrgicos que utilizamos para cambiar nuestro aspecto exterior, tan triste y burdamente explotado en los ‘mass media’. La Sagrada Búsqueda de la integración de nuestros dos lados masculino y femenino, de la que nosotras somos la encarnación más actual, se halla inmersa en la búsqueda para conseguir ese siempre ansiado equilibrio interior.
«Presentaban a los diablos como seres dotados de los dos sexos»
¿Ha sido siempre la misma mirada hacia lo trans?
Es múltiple a lo largo de la historia, caleidoscópica, dependiendo de lugares, épocas y culturas. A lo largo de la historia y la geografía hemos sido adoradas como deidades y también perseguidas como demonios, tanto las personas con una identidad de género no normativa como las mismas personas intersexuales a las que a veces, como en el mismo imperio romano, nada más nacer se las sacrificaba inmediatamente.
Más tarde, en la Edad Media, las personas intersexuales fueron durante un tiempo consideradas como una muestra más de la diversidad de la creación de Dios, para más tarde mutarlas en abominaciones del diablo. En la satanización del sexo no procreativo del cristianismo, se presentaba también la curiosa dicotomía de representar a los diablos como seres corpóreos dotados de los dos sexos y a los ángeles como seres espirituales dotados de una ambigua asexualidad.
¿Qué ocurre con los lamentos ‘woke’ (de ‘wake’, despertar) en el tema de la identidad de género?, ¿ayudaron o embarraron?
A mí me encanta la palabra ‘woke’; en una sociedad con unas anteojeras del tamaño de las que aún tenemos, se hace urgente forzar a despertar y a encarar la realidad a una gran parte de población que todavía no quiere ver. Vivimos en una época en la que conviven los conocimientos y éticas más avanzadas con repugnantes atavismos que se resisten a morir, aunque sean nocivos para nuestra calidad de vida y nuestra salud mental.
La ola de regresión cultural que estamos viviendo en estos momentos es el último estertor del cambio de era que acompaña los balbuceos de otra nueva que el trabajo de muchos de nosotros está ya ayudando a alumbrar. Toda ideología nociva pasará, las ultraderechas pasarán, los feminismos antihumanos pasarán, las religiones exóticas y medievales pasarán y las identidades de género y orientaciones sexuales no normativas seguiremos estando aquí como desde el principio. Gracias al Universo, esto ya no tiene vuelta atrás.