La iglesia de San Bartolomé, una de las joyas monumentales más importantes que tenemos en Petrer, esconde a la vista del paseante unos singulares y curiosos elementos. Entre arte eclesial, oraciones, fe, y redobles de campana, los muros interiores de sus dos torres ocultan unos grafitis que fueron realizados desde mediados del siglo XVIII hasta fechas recientes.
A diferencia de las otras inscripciones de este tipo que fueron hechas por los presos que se encontraban en el antiguo calabozo del castillo entre los siglos XIV y XVI (ver reportaje en Aquí en Petrer de septiembre de 2023), el origen y motivaciones de los dibujos existentes en el templo religioso son bien distintas.
Jornadas del Patrimonio Petrerense
En la actualidad, la subida a las torres para contemplarlos está muy restringida y en contadísimas ocasiones se pueden visitar. Una de ellas es durante las Jornadas del Patrimonio Petrerense, que durante un fin de semana de septiembre se celebran en la localidad. Este año alcanzan su XVIII edición y tendrán lugar el 13 y 14 de este mes.
Una buena ocasión que permitirá disfrutar de algunos de los principales monumentos de la ciudad, entre ellos espacios que normalmente permanecen ocultos a la vista del público, desde una perspectiva diferente y con actividades y visitas guiadas.
Fueron realizados desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad
Apuntando hacia el cielo
Las torres de la iglesia de San Bartolomé se componen de tres cuerpos remarcados al exterior, mediante molduras a modo de cornisa que los individualiza, más el campanil, y a ellas se accede por sendas puertas situadas en el interior de la iglesia: a la derecha del altar de San Juan Bautista se sitúa el acceso de la torre de la derecha y a la izquierda del altar de la Virgen del Pilar se encuentra la puerta de la torre izquierda.
Los grafitis se localizan en las paredes interiores de las escaleras, salas y campanario de las dos torres del edificio religioso, aunque es en la torre derecha donde mayormente se concentran.
Fueron realizados de forma espontánea por los propios monaguillos, campaneros, trabajadores del edificio o, simplemente, por gentes que, como forma de diversión, gustaban de subir por estas estrechas y angostas salas para disfrutar de unas magníficas vistas y utilizaban las paredes como lienzo para dejar grabados nombres propios, fechas, o representaciones de muy diversa naturaleza.
El mayor número de inscripciones se concentra en la torre derecha
Expresiones variadas
Los de la torre derecha, según miramos desde el exterior, tienen como soporte el enlucido del yeso de las paredes y se han realizado utilizando varias técnicas como la pintura, el lápiz de carbón -los más numerosos-, o la incisión. En muchos casos, las inscripciones están realizadas de forma muy esquemática, dificultando con ello su posible interpretación así como la identidad de los autores, y se han documentado desde mediados del siglo XIX hasta épocas más actuales.
Según su clasificación, se pueden encontrar representaciones de varios tipos: antropomórfico, en las que hay dibujadas figuras humanas tanto masculinas como femeninas; epigráficos, que proporcionan información sobre los autores y en la mayoría de los casos de la fecha en que fueron escritos, correspondiéndose muchas de estas inscripciones a cartelas realizadas por monaguillos que subían a tocar las campanas.
Simbólicos, dentro de cuyo grupo se pueden situar las cruces, las armas, o las figuras de angelitos como el registrado en la pared norte de la sala; zoomorfos, no muy numerosos, y entre los que destacan figuras de cuadrúpedos, bovinos y aves de plumaje; y finalmente, representaciones arquitectónicas, como escaleras o torres, donde, de manera más significativa, se incluye el dibujo esquemático hecho a lápiz de la fachada principal de la propia iglesia de San Bartolomé.
Se pueden visitar durante las Jornadas del Patrimonio los días 13 y 14 de septiembre
Torre izquierda
Por su parte, la torre de la izquierda tiene localizados diversos grafitis en sus muros interiores, así como en la plataforma del campanario propiamente dicho, en cuyas paredes se pueden ver numerosos dibujos realizados con pintura de color negro o siena, y en una sala situada sobre la capilla de la comunión, al lado izquierdo de la parte trasera del camarín de la Virgen del Remedio.
Las representaciones gráficas de esta torre tienen como soporte el yeso enlucido de las paredes, y están realizadas mediante incisión y pigmentación. En cuanto a su cronología, se han situado entre el último cuarto del siglo XVIII, hasta fechas recientes.
Según sus motivos, se pueden clasificar en: cartelas epigráficas, las más numerosas, y que nos informan de diversos acontecimientos en las que aparecen nombres, fechas o alguna leyenda; antropomorfos, como una en la que se puede ver una gran figura humana de 140 centímetros de altura; figurativos; geométricos; numéricos; y simbólicos, como son los casos de una estrella de David o un candelabro de dos brazos con sendos velones encendidos.
Interés histórico
Sin llegar a constituir una representación artística de primer nivel, los grafitis que se conservan en la iglesia de San Bartolomé vienen a enriquecer el tesoro patrimonial que el templo religioso custodia entre sus paredes y son, por tanto, un interesante documento histórico que nos ayuda a comprender una particular forma de expresión de las personas que visitaron el edificio y dejaron allí su testimonio.