Yennis Molina Alfonso / Escritora
Cuba es un referente en cuanto a la lectura de libros y Yennis Molina (Holguín, Cuba, 24-febrero-1973), como buena autóctona, siempre fue una gran aficionada, “ya de pequeña”. Sin embargo, como reconoce, lanzarse a la escritura resultó más tardío, “tenía la idea, pero no me atrevía”.
Llegó a Alicante con una beca para trabajar en la universidad, “hace muchos años, en 1999”. En principio para dos años, pero el amor se cruzó en su camino y acabó quedándose. “Regresé a Cuba para legalizar mi situación y poder regresar a la isla sin problemas, pues tenía clarísimo dónde estaba mi futuro”.
Iniciada en la literatura a través de pequeños relatos, nos presenta ‘Un tacón roto’, novela de fácil y rápida lectura, “sin excesivas descripciones” en la que se cuentan las vivencias de Lucía, en una historia sobre las segundas oportunidades.
¿Siempre te gustó escribir?
Leer, mucho, pero como licenciada en Químicas consideraba incompatible escribir.
¿Quiénes eran tus autores preferidos?
En Cuba la enseñanza -aunque muy completa- está muy relacionada con el régimen político. Eso tiene una vertiente mala, la de perderte muchísimos autores.
Imprescindible en el colegio es estudiar a José Martí, poeta, ensayista y periodista del siglo XIX. ‘Edad de oro’, una recopilación de diferentes géneros, era mi obra preferida.
Luego descubriste nuevos escritores.
Uno de los libros que más me impacto fue ‘La Divina Comedia’, de Dante Alighieri. Lo dimos igualmente en la escuela y recuerdo que hasta me aprendí estrofas, al ser completamente distinto a lo que conocía hasta entonces.
Leí mucho durante mi adolescencia y juventud. Hoy sigo haciéndolo.
«No me gusta incluir palabras rebuscadas, opto por una lectura rápida, directa, con muchos diálogos»
¿Considerabas escribir un salto al vacío?
Sin duda. Pero llegó el momento que quise hacer algo con todo lo que tenía escrito. Me formé -mediante cursos online de escritura creativa- y a lo largo de la pandemia tuve demasiado tiempo libre, igual que muchos otros. Ahí empecé a escribir la novela.
Ya ha participado en algunos concursos de microrrelatos y el primero que publiqué fue ‘Madrid, 9 de julio’, una antología de temática romántica.
¿Cuál es tu estilo?
Intento que sea natural, por decirlo de alguna manera. No me gusta incluir en mi escritura palabras rebuscadas, sino que sea una lectura rápida, directa, con muchos diálogos, para darle frescura.
¿‘Un tacón roto’ es también la historia de Lucía?
Exacto. Después de una serie de acontecimientos que le pasan, Lucía decide abandonar Madrid e instalarse en Alicante, rompiendo con el pasado. El libro habla de las segundas oportunidades, de cómo uno aprende a enfrentarse a los miedos y a la vida como tal.
Lucía, que cumple treinta años durante la novela, busca realizar sus sueños y en Alicante encuentra un hogar, gente que la apoya y la posibilidad de rehacer su vida.
¿Los tuyos son personajes con dudas?
Las dudas y los miedos nos hacen humanos, es parte de nuestra naturaleza. Me gustan, por lo tanto, los conflictos, que los personajes se pregunten cosas y que el lector empatice con ellos, halle puntos en común.
¿Es bueno que haya segundas oportunidades?
Soy una gran defensora de ello, de las personas que se atreven a empezar de cero. Se trata de un acto muy valiente, pues hay oportunidades que se presentan una sola vez en la vida.
Se deben, en ese instante, tomar decisiones que implican sacrificios y pérdidas, aunque si lo sabes encauzar bien te lleva a cumplir tus sueños.
¿Qué acogida está teniendo ‘Un tacón roto’?
Lanzado en junio, estoy contenta porque los lectores me indican que les ha gustado, por ser muy cercano y porque han podido empatizar, sobre todo con Lucía.
Una amiga me admitió que se había molestado con la historia, por cómo Lucía gestiona determinados aspectos. ¡Eso también es bueno!, porque un libro no se lee únicamente para entretenerte, sino para algo más.
«Tengo una idea de lo que deseo narrar, sin una escaleta detallada de todo lo que va a suceder»
Háblanos de tu metodología de trabajo.
Escribo menos de lo que debería, debido al trabajo y los numerosos impulsos externos que nos distraen, principalmente el móvil. Es preferible dejarlo apartado.
Suelo hacerlo por las tardes, es mi momento, aunque a veces éste me llega precisamente al acostarme. Debo levantarme, porque si no al día siguiente se olvida. De la misma forma, la inspiración es muy relativa.
¿Prefieres improvisar?
Siempre tengo una idea de aquello que deseo narrar y a dónde quiero llegar, sin una escaleta detallada de todo lo que va a suceder. Carezco de la disciplina y planificación que recomiendan.
Dejo descansar lo escrito una temporada, antes de retomarlo y volverlo a reescribir. También busco un segundo punto de vista, el de mi hija Tania -una lectora voraz- o el de alguna de mis compañeras.
¿Ya estás preparando tu siguiente novela?
Tengo diversos borradores a medias. Ahora prefiero disfrutar de la promoción de ‘Un tacón roto’.