Entrevista > Inés Carballo / Fundadora de Aitana Espirulina (Madrid, 1-julio-1982)
Cada año el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación reconoce a proyectos surgidos en entornos rurales e impulsados por mujeres a través de los Premios de Excelencia a la Innovación. En esta edición, cuyo acto de entrega tendrá lugar el 15 de octubre, el primer premio en actividades acuícolas o pesqueras se lo ha llevado la iniciativa alicantina Aitana Espirulina.
Detrás de este proyecto se encuentra Inés Carballo, originaria de Madrid pero afincada en nuestra provincia desde hace años. Se licenció en Biología Marina por la Universidad de Alicante y trabajó en una empresa sanvicentera de fabricación de biodiesel mediante microalgas. Actualmente reside en el Castell de Guadalest, donde ha fundado su granja dedicada al cultivo de la espirulina. Un alimento que no es demasiado conocido pero cuenta con multitud de propiedades nutritivas.
¿Cómo te surgió la idea de abrir una granja de espirulina?
Pasando unas vacaciones en Francia, me topé de pronto con una pequeña granja de espirulina en mitad de una zona montañosa. Ya había trabajado con microalgas, pero siempre de manera industrial a gran escala. Así que me llamó muchísimo la atención que algo así se pudiera realizar también en petit comité, sin grandes maquinarias biotecnológicas ni ingenieros. Simplemente eran unos chiquillos franceses que ni siquiera sabían muy bien lo que estaban haciendo (risas).
Entonces me propuse trabajar allí durante algún tiempo, pero llegó la pandemia. Así que sin posibilidad de ir a ningún sitio, me compré un pequeño invernadero, cogí cepas y las amansé un par de veces. Mientras tanto fui informándome sobre cómo montar una empresa.
¿Y por qué precisamente en Guadalest?
Porque aquí vivo desde hace años, en una casa de campo con un olivar. Antes de realizar este proyecto trabajaba de camarera en Benidorm, pero realmente lo que me apetecía era quedarme arriba en la montaña cultivando microalgas… que para eso soy bióloga marina.
Así que me puse con el emprendimiento. Al principio fue muy duro porque esto no va solo de biología marina; sino también de muchos aspectos como construir una granja con su particular fontanería, desarrollar una página web, manejar el marketing, llevar la contabilidad fiscal… Un montón de cosas que me tocó aprenderlas. Todo eso lo hice sola, con ahorros que tenía y con un crédito ICO que me concedieron.
«He aprendido que también se puede cultivar microalgas a pequeña escala y en medio de montañas»
Explícanos a quienes no somos biólogos… ¿qué es exactamente la espirulina?
Es una microalga, que en realidad es una bacteria microscópica. Su mayor interés es que se trata de un súper alimento. De hecho, no se conoce ningún otro producto que tenga más nutrientes concentrados. Para que te hagas una idea, diez gramos de espirulina concentrada equivale a una cesta de frutas y verduras en cuanto a vitaminas y minerales. Además, contiene muchas proteínas, hacía un 70% mientras que la carne tiene un 25-30%.
Por si todo esto fuera poco, la espirulina tiene un montón de compuestos medicinales tipo antioxidante. Esto tiene propiedades antinflamatorias, de refuerzo del sistema inmune e incluso energéticas porque contiene grandes cantidades de hierro.
¿Cómo se cultiva la espirulina? Aun siendo originaria de los trópicos, ¿se adapta a nuestro clima?
Sí, la cultivo de mayo a octubre mediante invernaderos en unas balsas poco profundas y con un agua un poco especial. Luego la cosecho filtrándola y deshidratándola a una temperatura muy baja de unos 40 grados, a diferencia de la que se encuentra habitualmente en el supermercado, para que conserve mejor todos sus nutrientes. Y durante el resto del año me dedico al mantenimiento de la granja y reparar cosas que hayan podido romperse.
«En diez gramos de espirulina hay los mismos nutrientes que en una cesta de frutas y verduras»
¿Normalmente cómo se consume este producto?
La espirulina que yo produzco tiene un formato crujiente que se pone como un topping encima de cualquier comida como una tostada, un batido, una ensalada, el muesli, etc. Lo suyo es tomar una cucharada al día.
¿Cuánta espirulina produces al año?
Entre 100 y 120 kilos, que es bastante poco. Una granja industrial saca sobre una tonelada al día. Es difícil competir con esto, y más teniendo en cuenta que mis márgenes son bastante reducidos. Es como si yo hiciera jamón de Jabugo, que evidentemente es más caro de producir que el chóped (risas). Por eso no puedo decirle a una cadena como por ejemplo Carrefour que venda mis productos.
«Los consumidores cada vez piden más productos que sean ecológicos»
Enhorabuena por el premio de ‘Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales’. ¿Por qué crees que el Ministerio se ha fijado en tu pequeña granja?
Quizás porque la actividad y el producto son muy novedosos. Además, ahora estoy haciendo visitas guiadas a la granja e incluso formaciones para enseñar a cultivar espirulina en casa. Estoy combinando algo innovador con acercarlo al público de forma directa.
Normalmente la gente se sorprende mucho cuando ven la espirulina al microscopio porque tiene forma de espiral y esas manchas de azul verdoso tan características. En realidad, es un organismo muy antiguo que está ligado al mismísimo origen de La Tierra, y las personas suelen quedar bastante fascinadas con su historia y todo el universo que hay alrededor.
Aunque el sector primario está en declive, parece que cada vez hay más emprendedores que apuestan por la agricultura ecológica… ¿no?
Sí, cada vez lo veo más en la provincia de Alicante. E incluso percibo que los propios consumidores están apostando en mayor medida por productos ecológicos.
En el caso concreto de la espirulina, al ser una bacteria no precisa ningún tipo de pesticida y requiere mucha menos agua que la mayoría de los cultivos agrícolas. Por eso desde la Unión Europea se está fomentando mucho el cultivo de microalgas.