Entrevista > Maribel Peñalver Vicea / Docente (Orihuela)
Alma inquieta, deseosa siempre de conocer, Maribel Peñalver es la nueva directora de la Cátedra Arzobispo Loazes – Sede Universitaria de Orihuela. Sustituye a Gregorio Canales, ya jubilado, que estuvo en el cargo casi tres décadas, y lo hace con una impronta y estilo propio, como nos expondrá. “Es un gran reto”, confiesa.
Catedrática de la Universidad de Alicante, Peñalver es doctora en Filología por la Universidad de Murcia y especialista en lingüística francesa, con una relevante trayectoria académica e investigadora. Asimismo, ha coordinado el área de docencia del Centro de Estudios de la Mujer.
Entre otros méritos, es autora de un sinfín de publicaciones y ha participado en más de ochenta congresos internacionales. También es Caballero en la Orden de las Palmas Académicas del Ministerio de Educación e Investigación de la República Francesa.
¿Qué persigue la Cátedra Loazes?
Además de cátedra sobre todo es sede universitaria, creada en 1998. Pretende crear sinergias entre el mundo universitario y nuestro tejido social (ciudad y comarca), es decir, estrechar lazos culturales. Se llevan a cabo numerosas actividades, por ejemplo, ciclos de conferencia o entrevistas.
Deseo extender este conocimiento a los colegios e institutos de la zona, porque desde primaria es importante saber educar al alumnado.
¿Hasta qué punto amas Orihuela?
Por encima de cualquier cosa. De hecho, podría haberme trasladado a vivir a Alicante, donde trabajé 28 años, pero jamás quise abandonar mi pueblo. Son mis raíces, tengo un fuerte arraigo por Orihuela.
Debido a mi trabajo he viajado muchísimo, especialmente a Estados Unidos, Inglaterra y Francia, gustándome sobremanera, pese a mi miedo a volar. Sin embargo, regresaba después a mi pueblo, donde de verdad soy feliz.
«Deseo extender este conocimiento a colegios e institutos, porque desde primaria es importante saber educar»
¿Cuáles son los lugares imprescindibles de la ciudad?
El primero que deberíamos visitar es el Colegio de Santo Domingo, monumento renacentista, seguido de la Iglesia de Santiago, casi anexa a la de Monserrate. No podemos olvidarnos de la Catedral, el Palacio de Tudemir -que incluía la antigua biblioteca, hoy un hotel-, la casa-museo de Miguel Hernández y el Casino.
Más allá de los monumentos, ¿qué le hace ser única?
Todo el patrimonio histórico, redundante con lo dicho, y la idiosincrasia de sus gentes y la lengua. Orihuela, remarquemos, es el último pueblo de la Comunitat Valenciana que, pese a no hablar el valenciano -una pena-, mantiene numerosos rasgos de esta lengua.
Hubiera deseado hablar mejor el valenciano o catalán, que es el mismo idioma, pero no tuve oportunidad. Me decanté más por el francés.
¿Ser directora de la Cátedra Loazes qué representa?
Un gran reto, porque mi predecesor (Gregorio Canales) ha hecho una extraordinaria labor durante veintiocho años. Dejó el listón muy alto y quiero, como mínimo, igualarlo. Él expandió e implementó su ámbito de trabajo, la geografía, en un trabajo tan bonito como interesante.
«Anhelo indagar aspectos que puedan interesar a los oriolanos, como ciclos sobre el cambio climático»
¿Quisiste asumir ese reto al instante?
En un primer momento dije no, o al menos que debía pensármelo, pues me apasiona la investigación y dirigir la cátedra sabía que me ocuparía mucho tiempo.
¿Quién te convenció entonces?
La rectora, Amparo Navarro, que pasados unos meses me volvió a llamar. Le expuse las particularidades e idiosincrasia de Orihuela, a lo que me contestó que precisamente hacía año y medio que había aprobado la oposición a catedrática, tras tantos lustros focalizada en diversas investigaciones.
¿Te decía que era tu momento?
¡Exacto! Y resaltó el hecho de ser mujer, que era el momento de un cambio, centrado en una mujer oriolana, que vive en Orihuela. Mi respuesta fue “voy a probar y si estoy cómoda, seguiré”.
¿Vas a marcar un estilo opuesto al de Gregorio?
Cada persona tiene una impronta y subjetividad, respecto a temas sobre los que dar su punto de vista. Sí bien él fomentó la geografía, como indiqué, no haré lo propio con la filología.
Anhelo indagar aspectos que puedan interesar a los oriolanos, como varios ciclos sobre el género, la mujer y el cambio climático. Sabemos la vulnerabilidad de Orihuela y toda la Vega Baja, evidente en la dana de 2019.
«Mi idea es estar unos años, porque considero que los puestos no pueden ser eternos, se deben renovar»
¿Puedes avanzar quién participó en esas charlas?
Destacados catedráticos, todos compañeros, como Jorge Olcina o Alberto Lorrio. Es la ventaja de haber pasado tantos años trabajando en este ámbito universitario.
¿Cómo recuerdas la propia toma de posesión?
Fue un acto entrañable, celebrado en el Ayuntamiento de Orihuela. Además del propio alcalde, José Vegara Durá, acudió la rectora, el secretario general de la universidad, Pep Ochoa, y la vicerrectora de extensión universitaria, Catalina Iliescu.
¿Qué indicaste durante tu discurso?
Di las gracias y puse de relieve lo que suponía para mí asumir este cargo, una cátedra tan vinculada a la Universidad de Alicante. Mi idea es estar unos años, hasta que finalice el periplo de la rectora, pues considero que los puestos no pueden ser eternos, se deben renovar.


















