Entrevista > Amàlia Garrigós / Periodista (Alcoy, 5-mayo-1965)
Si Amàlia Garrigós echa la vista atrás solo puede sentir orgullo y satisfacción de sus casi cuatro décadas como periodista. Estudió en Bellaterra (Barcelona), mientras hacía interpretación en una escuela privada de la propia capital catalana.
Se inició profesionalmente en TVE, en Sant Cugat, pero tras la apertura de la Radio Televisión Pública Valenciana (RTVV), en 1989, decidió volver. De un día para otro entró en Ràdio 9, donde desarrolló longevos programas, igual que en Canal 9. “El mío era un periodismo de la tierra”.
En el paro tras el cierre de la cadena, estuvo un tiempo reivindicando su posición, antes de reinventarse -como tantos otros-, en su caso como pionera en pódcast. Regresó a Alcoy hace tres años, para cuidar de su madre porque “jamás le devolveré el amor que me dio durante tanto tiempo”.
¿Hacerte comunicadora fue vocacional?
Pienso que sí. De adolescente tenía una necesidad imperiosa de comunicarme y expresarme. Por un lado, lo hacía a través de la danza, el baile -mediante mi vertiente interpretativa, ejercía incluso de coreógrafa- y, por otro me fascinaba escribir; sentía mucha curiosidad, no paraba de hacer preguntas.
«Quería presenciar el estreno de Ràdio 9, el 2 de octubre de 1989, una semana antes que Canal 9»
¿Por eso quisiste estudiar periodismo?
Carrera llamada entonces Ciencias de la Información, cinco años en Bellaterra. Opté por la rama de periodismo y pronto hice prácticas en Cadena Ser, Radio Nacional y TVE.
En televisión estuve un año, colaborando en el programa ‘48 horas’, de Andrés Aberasturi, y realizando entrevistas a artistas de la talla de George Moustaki, cantautor franco-egipcio; Monserrat Caballé, célebre soprano, o Xavier Mariscal, autor de Cobi, la mascota olímpica.
¿Cuándo quisiste regresar?
Realmente estaba muy adaptada y me sentía valorada en Cataluña, pero en 1989, mientras preparaban el lanzamiento de Canal 9 y Ràdio 9, mi compañero y amigo Salvador Enguix -delegado de ‘La Vanguardia’ en la Comunitat Valenciana- me indicó que buscaban periodistas de mi perfil.
Recuerdo que fui un viernes, me pasé toda la jornada haciendo pruebas en radio y por la noche la directora, Rosa Solbes, me llamó para decirme que empezaba el lunes.
¿Te lo esperabas?
Fue un auténtico shock. Debía decidir en poco tiempo, pues necesitaban profesionales. Mis padres me recomendaron regresar, para estar más cerca de Alcoy.
Además quería presenciar el momento de la inauguración, un hecho histórico: la radio se estrenó el 2 de octubre de 1989, una semana antes que la televisión. Para mí iba a estar un breve periodo, pero acabó siendo toda la vida.
«Monté ‘El Mural’, uno de los primeros pódcast en valenciano, sobre la necesidad de tener una radio pública»
¿Cuáles fueron tus programas más destacados?
‘Passatge a la nit’, nocturno, de llamadas telefónicas, teniendo en cuenta que a principios de los noventa no existía Internet ni teléfonos móviles. Se planteaba un tema para que los oyentes dieran su opinión.
También fundamental resultó el magacín ‘El jardí de les delicies’, dando visibilidad a todas las comarcas, circunstancia que me interesaba muchísimo. Contábamos con una sección de cine y otra de música, en la que artistas tocaban temas en directo.
¿Hiciste también televisión?
Algo menos, pero sí, varios años, compaginándolo con la radio. Participé en programas como ‘Carta blanca’, ‘Sexe i…’, ‘Deixa el teu missatge’ o ‘El jui del cas Alcàsser’.
Con el cierre de RTVV, ¿de qué modo te afectó?
Durante los años previos la plantilla se infló. Además, había muchos contratos a productoras externas, todos carísimos, con el consiguiente despilfarro, y el medio perdió credibilidad.
No obstante, veíamos inviable la desaparición. Sí suponíamos que se produciría un ERE, pero no que sería arbitrario ni a gente con un currículo impecable. Fui de las primeras afectadas.
«El periodismo puro es el filtro para destruir tanto bulo; si no estamos perdidos como democracia»
Tuviste que reinventarte.
Por un tiempo prolongado hice activismo para recuperar los medios de comunicación valencianos. Colaboré en diversos libros, acudía a las charlas que me requerían…
Seguidamente hice un programa, en realidad uno de los primeros pódcast en valenciano, llamado ‘El Mural’, evidenciando la necesidad de tener una radio pública. Realizado de una forma casi artesanal, se emitía en treinta emisoras locales de todo el territorio. Ganó el premio al Mejor Programa de Innovación en 2015.
¿Te reenganchaste con ‘À Punt’?
Estuve, de hecho, en el primer equipo de À Punt Ràdio, en noviembre de 2017. Ideé ‘Territori sonor’, un espacio musical que buscaba la diversidad estilística, comarcal y la presencia femenina. Le siguió ‘Les cinc llunes’, dedicado a las artes escénicas, mi último trabajo periodístico.
¿Lo echas de menos?
Me pongo prioridades, y la mayor ahora es cuidar de mi madre, estoy en el sitio que quiero estar. Sí hago algún pódcast, grabo páginas webs y siempre que me llaman presento galas.
Por otro lado, estamos en un bulo constante, en el que es tan fácil mentir y después tan complicado desmentirlo. El periodismo puro es el filtro necesario para destruir tanto bulo, porque si no estamos perdidos como democracia.





















