La historia se repite. Ya ocurrió en 2010 con la TDT, cuando el apagón analógico obligó a todos los hogares, si querían ver la televisión, a comprar una nueva o en su lugar adquirir un decodificador.
Baliza cuestionable
Ahora ocurre con el invento de la baliza. Es cierto que en caso de avería bajarse a colocar unos triángulos es un riesgo de atropello. Pero este sustituto, que se ve menos que las propias luces de emergencia del coche, no está claro que sea la solución. Y desde luego no lo es en una curva, un cambio de rasante o en otra multitud de ocasiones.
En cambio sí es un gasto obligado más para las doloridas y difíciles economías familiares que, a pesar de lo bien que va la macroeconomía, sienten en sus bolsillos que esa fortaleza solo está sirviendo para más desigualdad. Y es que el dinero no desaparece, si no está en unas manos es que se acumula en otras.
Esta brecha va acabando con la clase media, habiendo unos pocos mucho más ricos, y en cambio una mayoría mucho más pobre. No en vano las grandes fortunas de España son unos 900 millonarios, el doble que una década antes, y solo los 100 primeros ya suman casi 260.000 millones de euros. El 10% más adinerado concentra el 54% de la riqueza de todo el País.
Picaresca
Se habla mucho de la picaresca de los españoles, pero no se hace sobre quienes toman las decisiones importantes. Por ejemplo, en noviembre de este año pasado -hace 2 meses- Hacienda decidió cambiar las normas y los porcentajes de retención (IRPF).
Pero no lo hace ya pensando en su aplicación en 2026, sino en una recaudación con carácter retroactivo obligatoria para todo el año 2025, de enero a diciembre. Es como si pasas un día por una calle a 50 km/h y una semana después la ponen como obligatoria a máximo 30 km/h, y te multan por lo que has hecho antes de esa norma.
Los trabajadores por cuenta propia, que son muchos, se están viendo constantemente agredidos, y podemos estar dinamitando una de las piezas claves de nuestro sistema productivo, en donde precisamente no existe el absentismo que tanto daño está haciendo.
Para estos trabajadores las normas son cada vez más duras, con imposición de cuotas a la Seguridad Social más altas y obligaciones, como el Verifactu, finalmente aplazado un año su entrada en vigor, que significa tener que contratar servicios externos con los costes que conllevan.
Extremoduro
Son muchos los factores que están llevando a algo que se veía como evidente, que llevamos diciendo en estas mismas líneas de la editorial desde hace mucho tiempo, y que ahora ya ha quedado evidenciado.
No me refiero al rock del grupo de música, sino a las elecciones celebradas este pasado mes de diciembre en la comunidad autónoma de Extremadura, en donde han salido claramente vencedores los extremos, tanto a la derecha como a la izquierda.
Cuando esto ocurre significa que la sociedad está harta y quiere cambios radicales, sin más. Y también significa la polarización de la que hablaba el mes pasado, que al final se transforma en un problema de convivencia.
El PP, aun siendo un ganador incuestionable en un feudo históricamente progresista, no ha avanzado y ha desaprovechado una oportunidad de oro para sus intereses. La torpeza, una vez más, le ha supuesto no llegar donde pretendía.
Entre otras cosas no asistir al debate en TVE unos días antes, en donde el resto de los partidos pudieron despacharse a gusto; denunciar el asalto a la democracia por un robo de delincuentes comunes de 124 papeletas o no demostrar unidad y fuerza con la falta de su líder, Feijóo en el final de campaña.
El CIS y sus vaticinios
Por su parte lo del PSOE era algo cantado, con un candidato imputado y aferrándose a la tabla de salvación del aforamiento, y con el apoyo del partido nacional que actualmente se encuentra rodeado de casos de corrupción, acoso, etc.
Una vez más el CIS falló con el vaticinio sobre los socialistas. Tezanos parece ese espejito mágico en el que se mira el presidente Sánchez: “espejito, espejito, ¿quién es el mejor?”. Lo que sería hasta simpático si no lo estuviéramos pagando con dinero público y deteriorando una de las instituciones que tenían más credibilidad.
Las encuestas de este organismo oficial daban al Partido Socialista, en una amplia horquilla, entre 19 y 22 escaños. Al final ha sido 18 el resultado, 10 menos que en las anteriores elecciones. Esto supone una nueva caída. Ya fue enorme la pérdida del PSOE en las últimas elecciones municipales coincidentes con una gran parte de las autonomías en 2023.
Por aquel entonces las elecciones locales se celebraron en clave nacional, lo que supuso la injusticia para muchos alcaldes y candidatos, y el desplome del partido socialista en autonomías y municipios fue total. Para parar las críticas, justo el día después de celebrarse Pedro Sánchez anunciaba elecciones nacionales.
Dificultades para gobernar
Las elecciones nacionales tampoco fueron mejor. El PP fue el más votado y Pedro Sánchez necesito pactar hasta con el ‘conserje’ para poder presidir el gobierno, aunque tan condicionado que lo de gobernar lo tiene más complicado, tanto para sacar las leyes más importantes, como para presentar la fundamental y que figura en la Constitución: los Presupuestos Generales del Estado.
Se sigue gobernando con unos presupuestos de 2023, que era incluso otra legislatura y otro Parlamento. Y se hace cediendo en todo, incluso en lo más cuestionable como indultos, por ejemplo, ante los extremistas independentistas de Junts, para los que España es un intruso en su territorio y a la que van dinamitando poco a poco desde dentro.
En esa incongruencia se gobierna con los radicales y se critica a otros partidos por pactar con quienes necesitan de sus votos. Lo deseable: partidos constitucionales no extremistas, fuertes y dialogantes.
Feliz año nuevo a todos.



















