Enero está a la vuelta de la esquina y con el primer mes del año llega una tradición muy arraigada en la cultura valenciana y en la Safor: los porrats. Todos los ciudadanos del territorio han escuchado alguna vez la frase “dels porrats de gener, el de Beniopa és el primer”.
Este año, esa primera parada en la ruta tendrá lugar durante el fin de semana del 9 de enero. A partir de ese día, los ciudadanos de toda la comarca podrán disfrutar de numerosos mercados en diferentes ciudades y pueblos.
Oliva, Tavernes, Benirredrà, Ròtova, Xeresa, Daimús, Bellreguard, Potries, Ador… son muchos los municipios que se unen a esta tradición, un eco del pasado que forma parte del ADN valenciano y aporta una explosión de cultura, gastronomía y fiesta a toda una comunidad.
Historia de un legado centenario
La palabra ‘porrat’ lleva siendo una cuestión de debate muchos siglos. La primera explicación conocida aparece en 1611, cuando el lexicógrafo Sebastián de Covarrubias propone que proviene de ‘pro-rata’, término relacionando con el reparto equitativo de los gastos que hacían los cofrades después de los oficios religiosos.
Cien años después, el erudito Orellana rechaza esta teoría y plantea una nueva a partir de ‘pro reatus’, vinculándola a la expiación de culpas y a las indulgencias concedidas durante las festividades. El mismo autor también menciona otras hipótesis populares, como la que asocia el término con el de ‘porrades’, que se refiere a los empujones propios de las multitudes.
Ya en el siglo XIX surge otra propuesta que lo hace venir de ‘torrat’, por la presencia de frutos secos tostados en estas ferias. Esta última hipótesis situaría sus principios en la Edad Media, concretamente en su época musulmana, puesto que dichos alimentos se incluían en las festividades que llevaban a cabo nuestros antepasados en aquella época.
Lo que está claro es que estos mercados surgieron en un momento en el que los campesinos adoraban a sus santos para asegurar la salud de sus animales y cosechas. Se intuye, pues, que los pueblos aprovechaban este momento para montar una feria, hecho que acabó convirtiendo los ‘porrats’ en auténticos encuentros culturales entre vecinos y visitantes.
Las asociaciones culturales y locales tienen un gran papel en la organización
Asociaciones que hacen posible la fiesta
Las personas de antaño aprovechaban la ocasión para ganarse la vida, pero hoy en día son las asociaciones culturales y locales quienes organizan este tipo de citas. Pasa, por ejemplo, con las fallas, que asumen el rol de preparar parte de la fiesta.
Así lo explica la presidenta de la comisión de Beniopa, Lourdes Femenía. “Nosotros nos encargamos de lo principal: montar la hoguera para el sábado, que es la que se enciende cuando se acaba la misa, y repartir la mistela y los buñuelos. Lo típico es tomárselos cuando se termina el oficio”, comenta.
Insiste en que no son los únicos que trabajan y que, en cada caseta, venden una especialidad: pepitos, empanadillas, cocas, bocadillos, etc. Desde luego, las diferentes entidades llenan el aire de aromas y sabores. “Intentamos que no se pierdan esas tradiciones”, añade Femenía.
Ningún evento valenciano se entiende sin una banda de música
El alma del porrat
Otro elemento indispensable de esta costumbre es la música. Ningún evento valenciano se entiende sin ella. “Aquí las fiestas populares dependen de las bandas. Diría que si les quitas eso las dejas sin identidad”, señala el músico olivense, Fran Valls.
“Nos juntamos para todo y lo celebramos todo. Tenemos una tradición y una cohesión con las bandas que no se puede ni concebir en otros lugares”, expresa. No en vano vivimos en la región de España con más colectivos musicales del país.
“Creo que podemos estar orgullosos de que, a raíz de nuestras fiestas, hayamos podido sacar adelante varias generaciones. Es un ciclo: la fiesta hace al músico, pero el músico también hace a la fiesta”, afirma.
Cabe mencionar que, además de las bandas de música, los porrats suelen acoger la visita de ‘dolçainers’ y ‘tabaleters’, de nuevo instrumentos muy ligados a nuestros orígenes.
Se trata de espacios de aprendizaje y transmisión cultural
La ruta de la Safor
El recorrido de la comarca está formado, principalmente, por siete municipios: Gandia, Oliva, Potries, Ròtova, Benirredrà, lAlqueria de la Comtessa i Tavernes de la Valldigna. Este se puso en marcha hace ya unos años de la mano de la Mancomunitat de la Safor.
Tal y como explican en su página web, el objetivo es promover y coordinar las actividades y recursos que giran alrededor de esta costumbre tan típica del pueblo valenciano. Por esa razón, todas las localidades del territorio que los celebren pueden unirse.
Futuro basado en la tradición
Al final, los porrats no son solo diversión, son espacios de aprendizaje y transmisión cultural. Para los jóvenes, representan la oportunidad de conocer sus raíces mientras que, para los mayores, simbolizan un encuentro con la memoria viva de su hogar.
Preservarlos requiere compromiso. Adaptar ciertas actividades para atraer a las nuevas generaciones, fomentar la participación y promocionar estas fiestas son factores clave para asegurar su continuidad.
Hoy en día, estos son un testimonio vivo de la historia y cultura de la comarca. Cada hoguera encendida, cada buñuelo repartido y cada nota musical forman parte de un legado que conecta generaciones y refuerza el sentimiento de ‘germanor’.





















