Lom-C / Músico (Alicante, 25-agosto-1981)
Omar Silvestre Rico es, musicalmente hablando, Lom-C. Sus inicios en el ‘hip hop’ datan de 1996. Cinco años después pasó a formar parte del mítico grupo Arma Blanca, banda que se disolvió, y reapareció en la escena en 2019 con su nuevo trabajo, ‘Inmortales’, cuyos conciertos se vieron alterados por la pandemia.
Se trata de un referente del género en nuestro país. Un artista que ha maravillado, de igual forma, con sus trabajos en solitario, ‘El templo de las emociones’, ‘Psicomúsica’ o ‘Conversaciones con mi ego’, entre otros.
«Quería que quedara reflejado musicalmente haber coincidido en el tiempo con la pandemia»
Tú último trabajo, ‘Crónicas de un positivo’, ha surgido en el contexto de esta pandemia que atravesamos. ¿Cómo fue el proceso de realizarlo?
Fue un poco de casualidad. Tenía un disco a punto de publicar, del que iba a seleccionar una canción y a modo de ‘single’ lanzarla primero. Cuando me planteaba cuál, un día me faltó el olfato y me aislaron en casa diez días porque di positivo en una PCR.
David ‘The Lost Productions’ me empezó a pasar música, bases con piano que me gustaban, y nos juntamos con siete temas. Quería que quedara reflejado musicalmente haber coincidido en el tiempo con la pandemia. Lo viví de forma positiva, de ahí el doble sentido.
Precisamente, ¿cómo estás viviendo este tiempo de pandemia? ¿Nos está cambiando en algún sentido?
Nos está cambiando en las personalidades de la gente y la forma de actuar, y se verá con el tiempo. Yo he tenido muchos altibajos mentales; no de estados anímicos porque me he mantenido bien. En algunos momentos asustado, luego relajado, luego cansado de todo…
Todo tiene que ver con uno mismo, pero también con cómo lo viven mi madre, mi hijo, mi mujer, mi hermana, mis compañeros de trabajo. Hay muchas opiniones y ha habido una gran incertidumbre.
«Soy más consciente de lo efímero que puede ser todo»
¿Qué cosas positivas puedes sacar de todos estos cambios que estamos sufriendo?
He podido disfrutar de las cosas que me gusta hacer, de ocio alternativo y de mi familia. A nivel emocional, pues a valorar lo que tengo y saber que lo que crees seguro a veces no lo es, y de un día para otro cambia.
También por la edad, voy a cumplir cuarenta años dentro de poco, soy más realista, me hago consciente de lo efímero que es todo.
Tu último trabajo es la antesala del nuevo disco que verá la luz este verano. ¿Qué puedes adelantar del mismo?
Es un trabajo que tengo terminado, con quince temas compuestos y grabados. Me falta hacerles los arreglos. No tengo claro si los lanzaré independientemente, como parece que aconseja ahora la industria musical, o como un conjunto.
A partir de verano estarán concluidos y los iré sacando de aquí a Navidades. El disco se va a llamar ‘Desaprendiendo’ y reflejará mis sentimientos y sensaciones de varios años. No hay que dar nada por supuesto, hay que fluir hacia lo que uno siente que está bien. Tendrá temáticas muy variadas, con letras poéticas y melodías que sugieren paisajes.
«Empecé a leer para mejorar mis letras»
Tus letras son el reflejo de todo un universo poético. ¿En qué se inspiran?
No tengo una forma predeterminada de crearlas. La inercia de las cosas me lleva a ellas, haciendo lo que me gusta. Me inspiro mucho en el día a día y en lo que voy escuchando.
Desde los dieciséis años he consumido mucha literatura. Empecé a leer para mejorar mis letras. En mis orígenes en el rap, los valores eran de unir más que separar, y de aportar conocimientos de una forma culta o completa. La poesía es la vida misma contada por alguien que tiene mucha práctica, y que ha hecho muchos malabares con las palabras.
Con Arma Blanca publicasteis, el pasado año 2019, vuestro trabajo ‘Inmortales’, y la gira se vio afectada por la suspensión de conciertos. ¿Tenéis pensado retomarla?
Lo de Arma Blanca no fue un proyecto muy redactado sobre el papel ni sabiendo los pasos que íbamos a dar. Grabamos los temas, los clips, y estuvimos muy contentos de juntarnos. Nos llegaron ofertas de festivales, pero cada uno tenemos un trabajo fuera de la música.
Había bastantes cosas pero con la pandemia se pararon. Nos mantenemos a la expectativa, con idea de hacer más a nivel musical, pero en lo que atañe a conciertos estamos en esa tierra de nadie.
¿Cuál crees que es la salud de la industria musical en la actualidad? ¿Predomina lo ‘mainstream’?
Hay diferentes formas de entender la música, no solo introspectivamente para crecer como persona y desinhibirse. El consumo de nuestro arte está marcado por la demanda, pero lo que podamos ver más vacío no es lo peor. Cada uno tiene una oferta y elige.
Pasa lo mismo en el cine o en las series. Lo que más se consume lo dicta el reclamo que tenga. La industria musical la veo mejor que hace unos años, lleva una evolución coherente y está más accesible.
Elda es un referente del ‘hip hop’ en nuestro país. ¿Lo sigue siendo? ¿Cómo ves la escena en tu ciudad y en la provincia de Alicante?
Por cómo han fluido los tiempos, no estoy tan conectado con la esencia de la calle. Por vías digitales sí que consumo bastante, y hay muchos artistas creando con muy buena calidad dentro de la música urbana, que nace del rap. Antes, cuando todo estaba menos globalizado, sí que sacaban la cabeza ciudades como Alicante o Elda.
Alicante ha sido puntera en la escena, en los inicios del ‘hip hop’ en nuestro país, junto a Madrid, Barcelona, Zaragoza o Sevilla. Tuvo un ADN pirata y crápula, de poeta callejero. Cuando salió Nach, por ejemplo, salpicó a muchas poblaciones de la zona. Hoy en día todo el mundo tiene la posibilidad de posicionarse.