Este sábado, 12 de febrero, se cumplieron 62 años desde que el pleno del Ayuntamiento de Elche aprobó, en el año 1960, la denominación de la “Plaza de Crevillente”, dándose cuenta y lectura ante nuestro pleno de la carta recibida, cuyo tenor es el siguiente:
“Tengo el honor de poner en conocimiento de Vuestra Señoría que este Excelentísimo Ayuntamiento Pleno, en sesión celebrada el día 12 del actual, considerando los lazos de afecto y amistad que nos unen ese pueblo, que deben patentizarse públicamente, acordó por unanimidad, aprobando moción de esta Alcaldía, rotular con el nombre de Plaza de Crevillente, a la formada por la reciente urbanización de la carretera de Alicante-Murcia, a su entrada a Elche más próxima a ese pueblo. Lo que me es grato participar a Vuestra Señoría.”
En esta misma sesión, se acordó formar una comisión para remitir en mano este acuerdo, acudiendo personalmente al Ayuntamiento ilicitano a modo de agradecimiento.
Esta plaza de Crevillente se creó en un espacio donde sólo había una finca con árboles y cultivos y hoy, limita por el norte con la calle Antonio Machado, por el este con la calle Concepción Arenal y Torres Quevedo y por el sur con la calle Fra Jaume Torre y Fernanda Santamaría. Forma un vértice con la rotonda de l’Aljub, núcleo de distribución del tráfico rodado de la ciudad en una de las zonas más pobladas y dinámicas, y tiene el porcentaje de densidad de población más alto de la ciudad, después del barrio de Carrús Oeste.
Desde el punto de vista histórico, Crevillent ha estado unida a Elche durante siglos, concretamente, desde que la reina Isabel I, la Católica, hiciera donación en 1481 de ambos lugares a su maestresala, D. Gutiérre de Cárdenas, en agradecimiento por su labor a favor de su matrimonio con su primo Fernando de Aragón, con quien contrajo matrimonio el 19 de octubre de 1469, iniciando la etapa señorial de Crevillent, bajo la casa del ducado de Cárdenas, que se prolongará durante cuatro siglos, hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX.